Capítulo 4

469 26 1
                                    

Mónica

- Of.... oficial, creo que esto definitivamente lo dejaremos hasta aquí, estoy cansada y esto no nos esta llevando a ninguna parte, si tienen más preguntas creo que las puedo responder mañana. – Estaba haciendo caso omiso de la presencia de Vanesa en la habitación, podía sentir su mirada sobre mí, pero no fui capaz de corresponderle, no tenía el valor para hacerlo. Sinceramente no sabía que la había traído hasta aquí, pensé en mi encuentro con Soledad, y claro, esto no podía ser simplemente una coincidencia. Cerré mis ojos muy fuerte, no me estaba sintiendo muy bien, y como no había comido nada en varias horas, sentía náuseas y estaba mareada.

- Esta bien, dentro de la mañana la llamaremos para que pueda ir a terminar su declaración y continuar con las preguntas, por precaución dejaremos una patrulla policial fuera del edificio, por si el sospechoso vuelve a aparecer.

- Si, gracias. – Solo pensar que el tipo podría volver a aparecer hizo que se me erizaran los pelos, no podía creer que esto realmente estuviera sucediendo. Continuaba con mareos así que tuve que volver a sentarme, e intentar respirar profundo, sentí que Vanesa caminaba hacia donde estaba, así que tuve que respirar profundo y levantar la vista para encontrarme con su mirada. Se veía asustada o preocupada, realmente no supe reconocer con exactitud su emoción, fue extraño porque en otro momento me bastaban un par de segundos para saber qué estaba pensando o cuáles eras sus intenciones, pero de eso ya había pasado mucho tiempo, ya nada quedaba, solo era un recuerdo.

- Mónica ¿te sientes bien? ¿Necesitas algo? – extendió la mano para tocar mi brazo, pero me retrocedí al instante, como si el contacto con su cuerpo me fuese a hacer daño. Pude ver como su expresión decayó. – yo... Soledad me contó lo que estaba pasando, no te enfades con ella, por favor, prácticamente no le dejé otra opción.

- Vanesa, no deberías estar aquí, yo estoy bien, quiero decir... lo voy a estar. Ya escuchaste, una patrulla quedara afuera del edificio.

- ¿Estas bien? Mónica hay un hombre acechándote y estas sola en el departamento, nada de esto está bien, y discúlpame, pero no tienes buena cara, estas muy pálida. Sentí que el sofá a mi lado se hundía y pude oler de cerca su perfume, seguía usando el mismo, pero no pude recordar su nombre.

- Ese ya no es tu problema, dejo de serlo hace más de dos años ¿Recuerdas? – definitivamente no quería ser tan dura con ella, pero no podía manejar estar cerca de ella nuevamente, toda esta situación me estaba superando. Intenté tomar fuerzas y pararme del sofá, pero en cuando me puse de pie, sentí que la habitación daba vueltas.

- Dios, Mónica ¿estas bien? ¿Qué sucede? Creo que deberíamos ir a un hospital o algo. – sentí que una de sus manos me sujetaba de la cintura y la otra la tenía en mi espalda, comenzó a hacer círculos en ella. Se sentían extrañas sus manos en mí nuevamente, hace un par de años sería difícil distinguir sus manos de las mías cuando me tocaba. Ella se había convertido en mi hogar por varios años, y ahora, ahora era una completa extraña.

- Solo necesito descansar, voy a estar bien, debe ser porque no he comido nada desde hace un par de horas – Sabía que la ginecóloga me había dicho que podría manifestar algún tipo de síntomas como mareos y nauseas, pero no las había tenido hasta ahora y estaba algo asustada. Así que decidí que mañana pediría una hora médica, para asegurarme de que todo estaba bien.

- ¿Hace cuánto no comes? – Vanesa me pregunto mientras me daba una mirada inquisitiva.

- No lo sé cuatro o cinco. A propósito, dejé las bolsas con la compra del supermercado en el ascensor – hice amago de levantarme del sofá, pero Vanesa se adelantó.

Imperfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora