Capítulo 24

727 35 5
                                    

Mónica

Desperté a las siete de la mañana con el sonido de la alarma, tuve que ingeniármelas para alcanzar el teléfono y apagarla porque tenía a Vanesa sobre mi pecho, estaba profundamente dormida y tenía su mano derecha sobre mi abdomen. Compartir una cama, dormir con alguien siempre me había parecido un gesto muy íntimo, y si bien no estaba incómoda por el contacto físico, si me parecía demasiado íntimo considerando el contexto de nuestra relación. Pero, también debía admitir me daba algo de miedo la comodidad que sentía a su alrededor, porque si cerraba los ojos y fingía que estos dos últimos años no habían pasado, parecía que nada había cambiado entre nosotras, solo era otro día despertando juntas y tal vez tomando desayuno, extrañaba tanto esos momentos, pero estaba demasiado asustada para hacer esa confesión en voz alta, así que por ahora solo la guardaría para mí. Sabía que en algún momento me debía levantar, no quería comenzar la vuelta al trabajo llegando atrasada, así que como pude alejé a Vanesa y sustituí mi cuerpo por una almohada para que la pudiese abrazar porque parecía un koala.

- ¿Qué hora es? – Escuché de pronto su voz adormilada.

- Son las siete de la mañana, vuelve a dormir, yo tengo que ir a trabajar así que me voy a dar una ducha.

- ¿Qué pasó? ¿Por qué estoy con tu pijama? ¿y en tu cama? Acaso nosotras...

- ¿Qué? no. – Me apresuré a decir. – Cuando salga de la ducha puedo responder a tus preguntas, por ahora solo intenta volver a dormir. – Entré a la ducha, no demoré demasiado así que cuando terminé pe puse crema, aceite para el cabello y me peiné. Pensé si debía salir con toalla o con bata, pero por precaución me incliné por la segunda opción, ya que no sabía si Vanesa estaba durmiendo y no quería crear más tensión de la necesaria. Cuando salí Vanesa estaba viendo su celular, así que busqué rápidamente la ropa para poder vestirme en el baño, me decidí por un jean deslavado, una camiseta blanca de tirantes, un suéter beige delgado y ropa interior. Al terminar Vanesa ya no estaba en la habitación y me la encontré en la cocina preparando el desayuno, me sorprendió verla tan bien, porque, después de lo del día anterior, me había imaginado un despertar mucho más complicado.

- Lo siento por invadir tu cocina, pero ya que me dejaste dormir aquí, creo que lo mínimo que puedo hacer es prepararles el desayuno. – dijo mirando mi abdomen. – ¿Algo que no le guste al bebé?

- No, ya se acabaron las náuseas. – dije sentándome en uno de los taburetes para verla preparar el desayuno.

- Que bueno, oye yo... sobre lo de anoche no recuerdo mucho, tal vez podrías ayudarme a rellenar los espacios ¿Qué pasó?

- Pasó que llegaste a mi casa drogada.

- ¡Qué!

- Tranquilízate, y déjame explicarte, resulta que cuando al terminar la entrevista con Carol te comiste unos brownies que eran de Henar. – Vanesa me miraba con atención dejando de lado la preparación de la comida. – Bueno, resulta que esos brownies tenían marihuana. Carol decidió traerte a mi departamento porque tenía miedo de que quedaras sola.

- Que hija de puta.

- Ey, no fue su culpa, ella pensó que Henar los había guardado porque ella ya se lo había advertido, además tú te los comiste sin preguntar nada.

- ¿Qué? ¿Ahora es mi culpa? – Me miraba con los ojos muy abiertos.

- No por supuesto que no lo es, no estoy diciendo eso. Solo... todo fue una confusión. ¿Cómo te sientes?

- Me duele un poco la cabeza y tengo mucha sed. Pero creo que estoy bien, para ser la primera vez que me drogo estoy bastante bien. – Dijo riéndose.

- Dios, Vane lo siento mucho, deberías comer algo y volver a dormir, si es que no tienes algo que hacer.

Imperfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora