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Espero que les guste~

John Dory no viaja con apuro, se toma su tiempo porque Branch parece fascinado con todo el entorno y se detiene solo para dejarlo disfrutar de todo aquello que quiera. Le saca fotos que se asegura de colgar en su muro de recuerdos, sintiendo una chispa de orgullo ante cada pequeña sonrisa que puede lograr dibujar en el rostro del menor.

Llegan a Vacay Island y Branch básicamente se tira de Rhonda para arrodillarse en la playa, apretando la arena, viéndola deslizarse entre sus dedos con ojos curiosos.

-¿Podemos hacer un castillo de arena juntos?- pregunta y John se ilumina. Su hermanito a estado mejorando mucho en los últimos día. A subido de peso, lo suficiente como para ya no ser preocupante, y luce menos enfermizo, con el color gris de su piel ligeramente más claro si lo miras con detenimiento, con menos pesadillas y más activo al poder dormir la mayor parte de la noche. Es un gran paso, solo espera no empeorarlo.

-¡Por supuesto que lo haremos!- no duda en asegurar. -Hasta te dejaré enterrarme en la arena- el menor levanta la vista para mirarlo y aunque sus ojos aun están algo opacos, hay un ligero brillo que muestra algo de emoción.

-...te haré un cuerpo de sirena...- susurro como si fuera un plan malévolo y el mayor no le importa. Esta dispuesto a dejar que la arena invada lugares incomodo si eso significa que hace feliz a su bebé.

-¡Seré la sirena más bonita de la playa!- declara con orgullo, su sonrisa creciendo al escucharlo reír. Es ligero y silencioso pero esta allí y eso calienta su corazón, a estado logrando ese tipo de reacción más seguido y lo adora.

-¿Spruce realmente vive aquí?- la isla se ve tan brillante y bonita, como algo sacado de un sueño, aunque se siente un poco intimidado por algunos de los habitantes. Son altos, grandes, y le dan escalofríos.

-Eso parece- se estiró, mirando de reojo a su alrededor, pensativo. -¿Listo para ir a buscarlo?- baja la vista al no recibir una respuesta rápida, enarcando una ceja. -¿Bitty B?- el menor luce aprensivo, dibujando formas poco claras en la arena.

-¿Y si el no quiere hablar conmigo?- JD evita suspirar ante eso, esta seguro que su hermano estaría simplemente ofendido ante esa pregunta pero en cambio, sonríe.

-¿Qué te parece si voy a hablar con él primero?- ofrece, de igual manera quería hablar con Spruce primero, decirle lo que paso con su abuela de frente y advertirle para evitar problemas sobre el tono gris de la piel ajena.

-Esa es una buena idea, yo...- Branch se levanta, solo para apoyarse contra Rhonda, quien se anima ante el gesto cariñoso. Ella parece adorarlo. -...me quedaré con Rhonda- le da una suave caricia, su sonrisa ligera y pequeña mientras ella se mueve para lamerlo. -Podemos continuar leyendo- el menor había encontrado un libro sobre platas y sus usos en alguna de sus paradas que había llamado su atención.

-Nerds- sonrió, riendo a carcajadas cuando el pequeño troll le saca la lengua en un gesto infantil que no duda en devolver.

Le da un suave beso en la frente a su hermanito y una rápida caricia a su vehículo/mascota antes de alejarse, decidido a buscar a su hermano. Recuerda que la postal habló sobre un restaurante y es por eso que se adentra en el primero que ve.

Se siente horriblemente pequeño dentro de ese restaurante, las mesas altas y los grandes seres que comen porciones que no podría terminar por su propia cuenta solo aumentan esa sensación. Aunque, también hay mesas más pequeñas, para trolls de su tamaño, pero su atención completa se centra en la gran cabellera violeta que puede ver ordenar una de esas mesas.

Trago en seco y se arma de valor, avanzando a grandes pasos, ignorando como sus manos sudaban de los nervios.

-¿Spruce?- es cauteloso, notando como los hombros ajenos se tensaban por unos segundos.

-Escucha, me llamo Bruce ahora, yo...- se voltea, cerrando la boca con un chasquido de dientes cuando sus ojos se encuentran con el mayor, quien sonríe apenas.

-Sorpresa- agita las manos en el aire.

-¿Qué haces aquí?- frunció el ceño, volviendo a lo que estaba haciendo rápidamente, solo para alejarse y el mayor no duda en seguirlo.

-Solo vine a hablar- se abstiene de gruñir con cierta frustración. Cuidar de Branch en su estado actual lo había obligado a ser más paciente y esta agradecido por eso o ya habría arrastrado al tonto de pelo violeta hasta Rhonda. -Spruce, por favor- siente ira porque su hermano le está dando la espalda pero también puede sentir el principio del pánico que crece con cada paso que el otro da. -Por favor- repite y aprieta los puños cuando no obtiene reacción, sin poder ver el rostro del troll de cabellera violeta que luce derrotado y dolido por ignorarlo. -No es por mi, es...Branch- suelta y al fin, él se detiene.

-¿Branch?- se volteo a verlo, acercándose a grandes pasos, frunciendo el ceño y luciendo tan tenso que el mayor teme que pueda golpearlo. -Si esto es una broma, te juro que...-

-No lo es- se apresura a asegurar y lentamente alza las manos para rebuscar en su cabello, sacando las cartas que tienen el nombre ajeno, mostrándole la letra del sobre. Puede ver el reconocimiento brillando en los ojos de su hermano, quien de paso ablanda su expresión. -Volví al Árbol Troll y...algo salió muy mal- incluso después de pensarlo tanto, todavía no puede creer del todo lo que sucedió en su ausencia. Aun duele pero se mantiene tan fuerte como puede. -Solo escúchame y si después quieres que me vaya, lo haré y no volveré- Spruce o bueno, Bruce ahora, luce pensativo antes de dejar escapar un suspiro.

-No necesitas desaparecer para siempre- ahora que lo tiene enfrente, no puede negar que extraño a su hermano mayor, incluso si no se separaron en los mejores términos. Se habían comunicado por un tiempo antes de solo detenerse, sin razón aparente, y dolió pero si lo pensaba un poco mejor, ninguno había intentado contactar al otro. -¿Qué sucedió?- toma las cartas con manos cuidadosas, luciendo preocupado.

-Creo...que sería bueno hablar en privado- hace un gesto a su alrededor y eso lo hace reaccionar.

-Cierto, ven- se da media vuelta una vez más y camina, a lo que JD lo sigue con pasos rápidos, sintiéndose ansioso entre más tiempo deja a su bebé solo. Esta un poco apegado, quizás pegajoso, pero no puede luchar contra esa parte de si que quiere mantenerlo en su rango de visión, aunque lo empuja en el donde de su mente por el momento. Entrar a la cocina y suben por unas escaleras para estar sobre el mostrador, donde hay una isleña alta, de tonos amarillos con toques de naranja y con el cabello pelirrojo que parece encantada mientras se inclina para dejar lo que cree que es un beso en la mejilla del troll de cabello violeta. -Ella es mi esposa, Brandy. Mi alma gemela super alta- sonríe como enamorado, sin notar la expresión de desconcierto en el rostro de JD. -Brandy, mi hermano John Dory-

-Es genial ponerle rostro al nombre- ella sonríe, amable y dulce, a lo que él hace un gesto casi ausente.

-Es...un placer- parpadea. -Tu...ella...- los analiza, obviamente concentrado en la diferencia de altura más que en la especie y solo se siente más perdida en cuanto más vueltas le da. -¿Cómo?- señala entre ellos antes de poder detenerse, luciendo confundido mientras lo señalaba, ignorando ese instinto que le decía que no fuera demasiado curioso.

-No preguntes- la sonrisa de Bruce es burlona mientras hace un gesto con las cejas.

-Simplemente, funciona- ella sonríe y por una vez, JD decide hacerle caso a esa voz que se supone que es su conciencia y no insiste.

Te TengoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora