Trolls #3

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Espero que les guste~

Nota: Voy a admitir que tenia esto mayormente pensado con un Creek bueno, así que me disculpo con aquellos que querían a un Creek malo xD

Llegar al castillo sin ser vistos no es difícil pero en cuanto lo logran, subiendo para esconderse en uno de los tantos candelabros que cuelgan en los pasillos, permitiéndose respirar por unos segundos.

-Este lugar es enorme- JD no pudo evitar quejarse, maldiciendo en su mente el gran tamaño de los bertenos y sus cosas.

-¿No deberíamos buscar la cocina?- Floyd murmuró, pensativo, sin gustarle sentirse tan pequeño y perdido. -Quiero decir...se los van a comer, así que...- sonrió con cierto nerviosismo ante la princesa que lo miro con los ojos bien abiertos.

-...o quizás, ya estén en el estómago de un berteno- soltó Branch antes de que pudiera evitarlo, sin molestarse ante la mirada escandalizada que se ganó. Tenía un sentido del humor morboso segundo muchos, así que estaba acostumbrado a esas expresiones, no era la primera vez y tampoco sería la última.

-¿Te haría mal ser positivo?- Poppy lo miro con el ceño fruncido, angustiada por sus amigos.

-Muy bien, entonces, positivamente están muertos...- recibe un golpe en la espalda y le manda una mirada de muerte a John, quien lo está mirando con esa extraña expresión seria que no utiliza a menudo. -...o quizás estén vivos, en alguna parte de este enorme castillo, a punto de ser entregados en una bandeja de plata- agregó de mala gana y con todo el sarcasmo posible.

-Oh, eso es mucho mejor, gracias- suspiro ella con alivio, ignorando como el menor de los hermanos rodaba los ojos. El de cabello rosa no pudo evitar reír entre dientes, un poco divertido por la extraña situación.

El problema principal para ellos era su pequeña figura. El castillo era inmenso, con demasiados cuartos y pasillos, sin olvidar a los guardias que pasaban por allí cada cierto tiempo. No podían recorrer todo el lugar, no cuando tenían un limite de tiempo, pero su respuesta llego en forma de un suave que llamo su atención, notando que la flor en la pulsera de la princesa se abrió, mostrando un brillante centro rosa.

-¿Qué es eso?- Floyd la miro, algo encantado si debía ser sincero.

-Hora de abrazar- Poppy mira su pulsera por unos segundos, una idea viniendo a su mente rápidamente. -¡Es hora de abrazar!- repitió con más entusiasmo.

-¿Es en serio?- JD y Branch enarcaron una ceja pero ella hizo un gesto y entonces, más tintineos se escucharon, luces ligeras iluminando la esquina del gran pasillo en el que estaban.

-¡Ahí deben estar!- la troll dio pequeños y emocionados saltos, colocando sus manos sobre su boca para apenas ahogar un chillido. No dudo en estirar su cabello para engancharse en algún lado y saltar para columpiarse, directo a donde estaban los demás.

Mientras tanto, los hermanos se quedaron allí por unos segundos, sintiendo arrepentimiento momentáneo de haber aceptado ayudar.

-¿Ella es la futura reina de todo un pueblo?- John Dory hizo una mueca al verla alejarse sin esperarlos, demasiado impaciente por ver a sus amigos. Le agradaba el entusiasmo, incluso su positivismo era bueno teniendo en cuenta la situación pero esa troll no parecía entender del todo el peligro en que estaban.

-Están condenados- Branch se tapó el rostro con las manos, cansado y frustrado. Si no fuera porque era la hermana menor de Viva, no estaría allí en ese momento.

-Esperemos que no- Floyd sonrió con cierto nerviosismo, sin poder negar del todo lo que ellos decían. El grupo de trolls que Viva liderada eran muy consientes del peligro, con protocolos que no dudaba en seguir en caso de emergencia, entrenados para saber que hacer pero Poppy lucia demasiado inocente de todo, como si hubiera sido criada sin ningún tipo de advertencia. -Mejor...vamos a seguirla- no tuvieron otra más que asentir, estirando su cabello para engancharse en donde pudieran y así balancearse, llegando hasta el candelabro que colgaba del techo de lo que parecía ser un salón de gran tamaño.

-¡Ahí están!- Poppy los miro con una gran sonrisa, señalando la pequeña jaula que parecía estar encima de una bandeja por alguna razón. -Como tu dijiste, en una bandeja de plata- miro con ojos brillantes a Branch, quien solo bufo, aunque algo más llamo su atención.

-¿Aún esta viva?- el sobreviviente vio con cierto horror a la chef, haciendo una mueca de espanto antes de poder evitarlo. -Esperaba que algún animal rabioso o desesperado se la comiera- sintió un escalofrío recorrer su espalda, ese horrible rostro lo seguía en pesadilla y había esperado nunca más verla.

-¿Por qué?- el mayor de los tres lo miro con curiosidad ante su comentario.

-La culparon por el escape de los trolls y la expulsaron del pueblo...- miro la jaula. -...supongo que la volvieron a aceptar por ellos- algo no se sentía nada bien en la situación.

-Ammmm, ¿chicos?- miraron al de cabello rosa, quien sonrió con cierto nerviosismo, señalando con dedo tembloroso hacia abajo. -Ella se fue-

-¡¿Qué?!- se asomaron y allí, la vieron. Había una berteno bajita y de expresión nerviosa que temblaba ante la chef, asintiendo con notable ansiedad, tomando la bandeja de trolls para alejarse con pasos cortos y rápidos, sin saber que detrás suyo, colgando de las tiras de su delantal, estaba la princesa. Ella les sonrió, saludando, y ellos hicieron una mueca.

-Estoy pensando en ponerle una correa- John Dory se masajeo las cienes, sintiendo un ligero dolor de cabeza por el estrés, gruñendo entre dientes con algo de frustración. -Venga, antes de perderla- hizo un gesto y nos le quedó otra más que seguirla, un poco aliviados de alejarse del grupo de berteno, llegando a lo que parecía ser la habitación de la sirviente.

Escucharla cantar no era algo que realmente esperaban, mucho menos que profesara su amor por el rey mimado.

-Esto es como escuchar a Bruce cantar para Brandy- JD no pudo evitar comentar con cierta diversión. Las canciones del segundo mayor dedicadas a su esposa eran melosas, un poco empalagosas también.

-Es cierto- Branch bufo para no reír, decidido a mantenerse en silencio todo lo posible, esperando tener la oportunidad para que se acercaran a la jaula y liberar a los demás, así podían irse de una vez.

-Aún así, creo que es dulce- Floyd sonrió con cariño, luciendo casi al borde de las lágrimas para variar, conmovido por el sentimiento ajeno.

No tuvieron otra más que quedarse allí, escondidos, escuchándola cantar hasta que al final se recostó en la cama y lloro por unos segundos hasta simplemente quedarse dormida de repente, roncando de manera ruidosa en pocos segundos.

Te TengoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora