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Espero que les guste~

John Dory no tiene muy en claro cuanto tiempo se mantiene en esa posición, sentado en el duro suelo y con la barra luminosa amarilla siendo su única fuente de iluminación, manteniendo un firme y protector agarre en su hermanito, quien había dejado de llorar en algún momento y ahora simplemente esta desplomado contra su pecho. Su mejilla esta aplastada contra su hombro y le preocupa su fiebre, porque la puede sentir incluso a través de su ropa, y eso era malo.

-¿Branch?- llama de manera tentativa y suave. -¿Quieres irte ahora?- tienen que irse de allí, volver con Rhonda y alejarse de Pueblo Berteno pero esta dispuesto a esperar si su hermano necesita unos minutos más para recuperarse.

-...no me siento muy bien...- gime, acurrucándose un poco más, un escalofrió recorriendo su pequeña espalda cubierta con ese chaleco de hojas que se nota que le queda grande y entonces, tose.

-Tampoco suenas muy bien- hace una mueca ante la toz que suena húmeda y el gemido que le sigue, la garganta del menor le debe estar ardiendo a estas alturas. -No te preocupes, ya estoy aquí y hare que todo sea mejor, ¿si?- pone toda la confianza que puede en su voz, incluso si se siente perdido y algo asustado, pero no lo va a demostrar. Su hermanito necesita a su hermano mayor más que nunca y no va a decepcionarlo, no otra vez. -Solo...debemos salir de aquí antes- Branch solo se queja y el mayor tiene la sensación de que no podrá caminar por el momento, así que acomoda su agarre y se endereza, armándose de valor antes de empezar a moverse.

Sale de los túneles y se desvía de su camino, yendo una vez más a la casa que era de su abuela, empacando todo lo que pueda llevar y servirle antes de salir. Recorre el mismo camino por el que entro, siendo más cuidadoso que antes, dejando escapar un suspiro tembloroso y de alivio puro cuando ve a Rhonda justo donde la dejo, oculta por unos arbustos.

-Hey, cariño~- sonrío suavemente al verla animarse, riendo apenas cuando ella empuja su rostro contra su brazo y logra darle una ligera palmada, notando que mira con curiosidad al pequeño troll que ahora dormita contra su hombro. -Es Branch, ¿recuerdas? Te hable de él- Rhonda luce triste de repente, soltando un sonido de angustia, sintiendo que algo no estaba del todo bien. -Estará bien, no te preocupes, me asegurare de eso- se sube rapidamente y arranca, alejándose de allí lo más rápido que ella puede, dejando una nueva tarea entre las manos del mayor.

JD esta bien entrando para cuidar de un hermano enfermo, tuvo mucha practica con lo demás y su abuela fue una gran maestra en su opinión, así que tiene un punto de partida para empezar. Consigue medicina, incluso prueba esas recetas caceras de su abuela que encontró en su libro, y para su absoluto alivio, funciona.

La fiebre tarda días en bajar pero al final desaparece por completo. Su tos es persistente hasta el punto en el que su voz se rompe pero logra calmar el ardor y el dolor, dejando que se recuperara.

Aunque, tiene otro problema. Hacerlo comer es todo un reto.

Los primeros días esta tan agotado y enfermo que John Dory simplemente lo deja dormir todo lo que puede, incitándole a comer pequeños bocados de fruta en cuanto despierta y empujando vasos de agua en sus manos que no parece poder terminar pero cuando todo eso pasa, apenas y puede convencerlo de comer. Lo intenta, puede verlo, aunque no siempre parece tener hambre y eso es preocupante.

Todo cambia con la mermelada.

Es una pura causalidad la verdad. Se hizo un sándwich para él y le dio la espalda por unos segundos, solo para encontrar su plato vacío cuando lo busca, viendo a su hermanito no muy lejos y con la boca llena, la evidencia manchando sus dedos y parte de su rostro. Parece disfrutarla, blanda y fácil de digerir, sin ser demasiado dulce como para ser empalagosa pero con suficiente sabor para ser deliciosa.

Te TengoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora