Trolls #8

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Espero que les guste~

Nota: No puedo negarles que esta, sin duda, fue la peor parte para escribir xD

La luz que entra repentinamente a la olla los enceguece por unos segundos, tambalenadose cuando todo su mundo parece moverse e inclinarse. La mayoría grita, tropezando y fallando en su intento de no caer, algunos llegando a rodar hasta afuera y ahí es cuando Poppy decide tomar el mando, decidida a cuidar de su pueblo, saltando por el hueco de la olla, solo para llevarse una sorpresa.

-¿Bridget?- se sorprende al verla. La berteno luce apurada, con ansiedad, sus manos temblando mientras inclina un poco más la olla para que todos los trolls salieran de allí.

-¿Qué...?- Branch la mira con confusión, apenas notando entonces que están afuera, justo frente a la puerta principal del castillo. El Árbol Troll no esta muy lejos, su salida esta muy cerca. Le hace un gesto a sus hermanos, quienes asienten, diciendo que deben apresurarse. El rey esta al frente una vez más, guiándolos hasta la salida, aprovechando que el pueblo esta vacío para moverse con más libertad pero esforzándose por ser silenciosos.

-Tienen que irse- la berteno se endereza para poner la olla sobre la mesa con ruedas una vez más, colocando la tapa con apuro, apenas recordando poner los seguros para disimular lo mejor posible. -Iré al salón, los distraeré todo lo que pueda para darles tiempo- parece dispuesta a volver adentro y enfrentar cualquier consecuencia que la espera.

-Ellos...te harán algo malo si vas allí sin nosotros- la princesa luce confundida y triste mientras la mira, devastada, queriendo llorar porque su amiga será herida por ayudarlos.

-Eso no importa- Bridget se inclina, sonriendo con algo suave y dulce brillando en sus ojos que brillan con lagrimas sin derramar. -No voy a dejar que los coman- con mucho cuidado, roza el rostro ajeno con uno de sus dedos, la troll aferrándose a ella con fuerza y algunas lagrimas saliendo. 

-P-Puedes venir con nosotros- esta suplicando y Branch observa la escena con tristeza. La berteno resulto ser mucho más de lo que había esperado y él siente que en ese momento, puede respetarla.

-Sabes que no puedo- niego lentamente. -Eres la mejor amiga que pude tener, Poppy. Me diste el mejor día de mi vida, me hiciste sentir como toda una diva hoy y pude estar con mi amor por una vez...- la empuja muy suavemente, alejando su mano, triste ante la expresión de la princesa pero manteniendo su sonrisa. -...Gracias, por todo- se endereza, abriendo la gran puerta, dispuesta a entrar. -Te amo- le dice con toda la sinceridad antes de adentrarse por completo.

-...yo también- observa la puerta cerrada y solo reacciona ante la mano que agarra la suya, notando al expresión triste del sobreviviente.

-Tenemos que alcanzar al resto- hace un gesto y ella sabe que es verdad, mirando una vez más la gran puerta antes de dejarlo guiar, siguiéndolo casi en piloto automático. Hay un nudo en la boca de su estomago, lleno de incomodidad y tristeza, sin poder creer como habían terminado las cosas. Tendrían que buscar un nuevo lugar para estar, volver a establecerse desde cero, y Bridget podría ser encerrada de por vida o algo peor solo por ser una buena amiga y decidir liberarlos. Se siente mal, incorrecto, y quizás es por eso que se detiene en seco, mirando con expresión perdida como los trolls se adentran al túnel. -¿Princesa?- él la mira, notando su expresión, ya teniendo un presentimiento de que estaba pasando por su mente.

-No puede terminar así- negó. -Bridget esta sacrificando su vida por nosotros, no podemos dejar que esto termine así- siente desesperación y su mente corre con rapidez en busca de una solución o de al menos una idea.

-¿Tienes una idea en mente, princesa?- Floyd se acerca a ella, colocando su mano en su hombro en lo que espera que sea un gesto de consuelo y apoyo, observándola con suave curiosidad, dándole la oportunidad de hablar y decidir que hacer a continuación.

-Yo...- duda, hasta que algo viene a su mente de repente, jadeando con realización. -...¡lo tengo!- se los explica lo más pronto que puede. Sus amigos lucen decididos a seguirla, algo que la llena de calidez, mientras los hermanos comparten una rápida mirada entre ellos antes de suspirar y asentir.

-Te seguimos- y eso es todo lo que ella necesita escuchar.

El camino al castillo se siente más largo que antes pero ella se esfuerza y pone toda la fuerza que puede en sus piernas, queriendo ser rápida antes de que su amiga pudiera resultar herida, sabiendo que los hermanos y sus amigos la están siguiendo de cerca. Encuentran la manera de entrar y siguen las voces llenas de ira, llegando justo a tiempo para ver a Bridget ser amenazada y deciden que es momento de intervenir.

Hacen una entrada dramática, logrando que el rey se diera cuenta de que su sirvienta, fue la cita que tanto adoro. Es divertido ver lo estupefacto que se ve, con ella luciendo tímida y casi avergonzada pero sin negar nada de lo sucedido y cuando la chef pierde la paciencia, declarando que era hora de comer con cierta desesperación, Poppy decide intentar una última cosa.

-¡Rey Grisel!- esta es su última oportunidad y se va a aferrar a la esperanza con todas sus fuerzas. -Cuando tuviste esa cita con Bridget, ¿pudiste sentir algo?-

-Si pero creí que era demasiada pizza- el rey luce confundido pero no puede apartar la vista de la berteno, queriendo sostener sus manos una vez más pero aferrándose por el momento al patín que se a negado a perder de vista.

-Eso, es felicidad- espera que lo entiende, desea que lo haga.

-¡E-Eso es imposible!- uno de los bertenos ríe con ansiedad y nerviosismo, como si no pudiera entender o creer la situación del todo. -Todos saben que se necesita comer un troll para ser feliz, ¿no?- los demás murmuran en señal de acuerdo, aunque algunos lucen dudosos.

-Pero el rey Grisel no a comido un troll en su vida- señala lo obvio.

-Es cierto- él se ablanda, luciendo una sonrisa cariñosa mientras se arrodilla, extendiendo el patín en un ofrecimiento que la hace sonriera con encanto puro que se ve como uno de sus tantos sueños. -Y mírenme, tengo el estomago vacío...- desliza el patín en el pie ajeno, enderezándose, mirándola con tanto cariño notable que sorprende a los presentes. -...pero el corazón lleno- tomar las manos de ella solo lo hace sentir aun más completo, en especial al verla sonrojarse y removerse en su lugar con obvia felicidad. Es extraño pero hermoso ver ese tipo de reacción y ser el causante de ello.

-¿Cualquiera puede ser feliz?- alguien pregunta con esperanza.

-Cualquiera- asegura la princesa y eso parece animar a todos los presentes, luciendo sorprendidos pero encantados, murmurando entre ellos y es entonces cuando la chef pierde la paciencia, avanzando a grandes pasos, luciendo furiosa y haciendo que los trolls temblaran. Ella exclama con orgullo que habrá trolls para comer cada día, que hará felices a todos en el pueblo para ser convertida en reina o algo así pero los bertenos ya no parecen prestar atención y los trolls aprovechan aquello para empujar a a un carrito cercano, viéndola alejarse de ellos con cierto alivio, restándole importancia en cuanto ya no pueden verla.

De alguna manera, dentro de ese carrito que rueda con rapidez y sin ningún tipo de control, chef grita con pánico y dolor ante el fuego, desapareciendo de sus vistas, solo logrando que la música subiera el volumen de alguna manera.

Es extraño como cantar parece iluminar todo a su alrededor, de la manera más literal posible, todo luciendo mucho más claro y con colores brillantes apareciendo en el suelo a medida que avanzar, empezando una especie de fiesta en medio del pueblo. Todos parecen contentos, festejando, y por primera vez en quien sabe cuantos años, parece que podría haber paz entre bertenos y trolls.

-Viva no va a creer esto cuando se lo contemos- John Dory se siente satisfecho con el final, aunque no puede negar que quiere dormir profundo y hasta tarde en cuanto pueda, esta agotado.

-Y Clay estará furioso cuando se entere de esto- Floyd suspiro con alivio de que todo terminara bien, queriendo darse un baño tibio y dormir durante horas.

-Que bueno que todo termino- y es entonces que toda la adrenalina que había mantenido a Branch alerta se desvanece, dándole paso al cansancio que lo hace tambalearse. Hay brazos que lo sujetan, voces lejanas que lo llaman, pero él se esta hundiendo en la oscuridad y no mucho después, queda inconsciente.

Te TengoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora