Decepción

4 0 0
                                    

Desearía no haber escuchado nada sobre lo que me contaron de tí. Que mi mente no hubiera tenido que cargar con toda la mierda que mis oídos escucharon.

Mil veces experimenté esa sensación, ese sentimiento, ese momento en el que el corazón se contrae y se retuerce del modo más doloroso posible al punto en el que parece una arrugada y maltratada hoja de papel.

Es como un maldito infarto que te provoca el peor dolor posible, pero que no te mata. El corazón y la mente se rompen de mil formas distintas, y luego te pasas la vida entera recogiendo uno por uno cada maldito pedazo.

¿Por qué? ¿Por qué hay veces que si amamos no recibimos lo mismo? ¿Por qué se vuelve a repetir la historia y nos hace daño quien juró nunca hacerlo? ¿Por qué nos volvemos a llevar esa decepción?

Amar es un arma de doble filo, puedes entregarlo todo. Tu corazón, tu tiempo, tu vida entera de ser posible. Pero sin embargo, te pueden fallar cuando menos te lo esperas. Te pueden lastimar nuevamente, te pueden quitar todo.

Supongo que de eso se trata. A pesar de todo lo que pueda pasar. Arriesgándose a que te hagan daño, hay que levantarse y seguir adelante, aunque duela el proceso.

En ese momento hubieras preferido no saber nada al respecto, pero a la vez te cuestionas que tal vez esto sea lo mejor. Extrañas lo que un día fue, pero dejame decirte que lo que extrañas ya no existe o peor aún; nunca existió.

Solo fue un bello espejismo, que de un violento y certero golpe en la cara terminó por enviarte de regreso a donde realmente perteneces; a tu frío y vacío realismo.

Esta bien llorar, eso no significa debilidad. Llorar es la única forma de gritar lo que sientes en ese momento, entre tanto silencio.

Tengo la teoría de que cuando uno llora, casi nunca llora por lo que realmente está llorando, sino por todas las cosas por las que no lloró en su debido momento.

Y sabes también hay un tipo de tristesa que no te hace llorar. Es como una pena que te vacía por dentro y te deja pensando en todo y en nada a la vez. Como si ya no fueras tú, como si te hubieran robado una parte del alma.

Y lo que más duele de todo es saber que te llevas de nuevo esa maldita decepción, justo como la primera vez que te pasó.

Noches en Saturno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora