Nos mató el silencio, la palabra pendiente, el futuro lejano. Nos mataron los sueños: creer en ellos; nos mató la esperanza: pensar que no se iría. Nos matamos nosotros, porque al irme callé y quise hablarte cuando ya no me escuchabas.
Vuelve. Quédate. Sé que no me oyes, pero te quiero. Y ahora solo me queda ese camino que me espera tras la espalda, el retorno al aura lúgubre de los paisajes en los que no te encuentras, el sabor rancio de las mañanas en las que no me acompañas.
Aquí me tienes, no importa si es lunes o sábado, si es invierno o verano, o si nos separan kilómetros. Aquí me tienes sin importar el momento, ni las fechas del calendario, aquí siempre estaré para tí y por tí.
Recuerda que siempre estaremos presentes en la mente de alguien que se ha enamorado y no ha podido confesar sus sentimientos, como lo que me pasó contigo. Siempre serás el secreto que provoca nerviosismo en mí ya que no puedo ocultar la felicidad que me provocas cuando hablamos. Siempre serás mi elección, la que espera por tí cada día a pesar de que podría amar a alguien más.
Recuerda que es hermoso saber que hay personas que se enamoran de la felicidad de los demás. Esto es algo digno de admiración.
Pero por más que lo quiera, por más que lo intente, por más que le ponga todas las putas ganas, cartas, canciones y tiempo, si no es mutuo, si no son los dos, si solo es uno, me voy a romper más el corazón. Tú ya tomaste tu decisión, y ya yo no puedo hacer nada para cambiarlo. Me dijiste que solo podemos ser amigos, y yo lo acepté, acepté permanecer a tú lado como una simple amiga, aunque se que será mi mayor condena.
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Noches en Saturno
Teen FictionComienzo a olvidar detalles, palabras y acontecimientos, que son reemplazados por información ficticia creada por mi propio cerebro mucho más dolorosa que la real. Mi intento por olvidarlo todo y pasar página se está volviendo en mi contra, arrastrá...