CAPITULO 33: Etapa

11 2 2
                                    

*Tres meses después*

Levanto mis brazos, sujetando el hacha, dejo caer con fuerza en aquel tronco para lograr partirlo en dos, escucho como una parvada se aleja, algo los ha huyentado.

La casa la he vuelto a poner viva, cambie las maderas podridas, reacomode las ventanas, tuve mucho tiempo para inspeccionar la zona, encontre un barranco y en esa zona el agua va con una corriente muy fuerte, caer desde ahí provocaría la muerte instantánea, recojo mi hacha, me acerco a la orilla de un lago.

Me quedo mirando el reflejo, un rostro muy conocido se hace presente, su cabello oscuro, sus ojos azules, ese intenso color, sujetando el hacha para lanzarla miro a aquella persona, luce tan joven, su rostro me hace vivir y me hace sentir tantos escalofríos.

Mi cuerpo no me deja moverme, estoy temblando, siento tanto frío, solo se queda ahí mirándome directamente.

Tonelay:
— ¿B-bella? —baja su mirada, detenidamente me mira demasiado.

¿Bella?:
— Marshall... —un enorme escalofrío me recorre.

Tonelay:
— Ella está muerta, yo la vi.

¿Bella?:
— Los he seguido, desde que logré encontrar todo acerca de ella.

Tonelay:
— ¡¿QUIEN ERES?!

¿Bella?
— Yo soy Isabella, huérfana gracias a tu adorada hermana, sobreviví por poco, se nota que los secretos abundaban con ella.

Tonelay:
— ... —mi cabeza da vueltas.

Isabella:
— Que lento eres para entender, soy hermana de esa patética mujer, su hermana menor, después de asesinar a nuestros padres se fue, la buscaron, yo acabé en un orfanato, acabe esperando, jamás logré irme con alguien más.

Tonelay:
— Bella no podría... Ella me amaba más que a nadie.

Isabella:
— ¿Tanto como para criarte como un mounstro?, supongo que hizo un buen trabajo entonces, mírate no eres más que eso, solo has logrado vivir de eso, pero ahora yo aquí, —se acerca y extiende su mano hacia mí.— puedes hacerlo aún mejor, podría darte todo lo que buscas, no te detendrían jamás, con todo mi conocimiento serás capaz de todo.

Tonelay:
— Yo... —miro su mano, es igual, es como ella, lentamente miro hacia su rostro.

Isabella:
— Hay algo que buscas, te lo daré si te entregas completamente a mis planes.

Sujeto su muñeca jalando de ella hacia mi pecho, un sonido de un arma se hizo presente, miro detrás de algunos árboles, no puede evitarse, no puedo vivir en tranquilidad hasta terminar de madurar, tampoco puedo olvidar a Gretel, ahora Isabella dándome una oportunidad, es tan confuso para mí.

Tomo mi hacha caminando hacia donde provino el disparo, escucho detrás mío unas ramas, sin pensarlo con un brazo lanzó el hacha clavandola en el costado de un sujeto, el arma se dispara sin dañar a ninguno de los dos.

Tonelay:
— Isabella, no puedes saber con claridad el tipo de vida que he llevado este tiempo, mis ideas no son claras, no lo suficiente, así que debo pedirte que no interfieras con el camino que trato de tomar, Bella fue un universo lleno de ataduras con mentiras y verdades, pero eso me hizo crear diferentes personas en mí. —miro el cuerpo de aquel hombre.— No estoy dispuesto a entregar la poca paz que tengo para que la arruines.

Isabella:
— Es por Gretel, la conozco muy bien, ¿acaso has visto lo brillante que se ve con su embarazo?, parece una persona totalmente libre de cualquier tipo de pecado. —lanza hacia mis pies unas fotos.

Tonelay:
— ¿Esto es una amenaza? —las recojo del suelo, mi piel se eriza.

Isabella:
— No, pero tú deseo me ha llamado hasta esta parte del mundo, así que yo lo llamaría destino.

Tonelay:
— ¿Quién es el sujeto? —miro el cadáver.

Isabella:
— Es uno de tantos que me sigue, terminé en una especie de psiquiatría, pero por cosas que no pueden hacer las personas normales, incluso pensaron seriamente en abrirme el cerebro.

Tonelay:
— Creo que tienes que irte, no quiero que tus problemas arruinen el ambiente.

Isabella:
— No te preocupes Marshall, me aseguraré de que estés cómodo.

Estira sus brazos, lanza una cuchilla hacia mi dirección, me roza el brazo, detrás mío cae un hombre con arma en mano, al poner mi mirada en Isabella otra vez ella con una sonrisa retrocede un poco, detrás de ella aparece otro hombre, logra sujetarlo del brazo y con su propio cuerpo lo hace caer, encaja un cuchillo en su cabeza.

Isabella:
— Marshall, creo que es tiempo que visites a tu sangre, ¿no crees?. —se acomoda el cabello detrás de la oreja y con su mano se despide.

Se pierde entre los arbustos y los árboles, claro, es obvio que me tiene que dejar a los inútiles en la tierra, sujeto los cadáveres por las prendas de ropa y los arrastró hasta un hueco ya cavado.

Después de darme una ducha me coloco ropa oscura y discreta, solo con una vez en cinco meses me calmare al verla, Isabella solo llego a alterar está obsesión que cree por mi mismo, me coloco una mascarilla negra ocultando mi nariz y boca, con el toque final me pongo una gorra.

Al llegar a aquellas calles conocidas miro hacia todos lados, la gente que camina alrededor ayuda un poco a pasar desapercibido. Mi corazón se altera, ahí está ella, se ve tan brillante, era tan real, con sus fragiles manos sujeta una bolsa de compras, su vestido suelto deja ver su embarazo, se ve feliz, radiante, mis piernas se mueven por si solas, ella avanza en la misma acera que yo, saluda a la gente que conoce, me quedo de pie y ella tropieza conmigo.

Gretel:
— Lo siento mucho, discúlpeme.

Tonelay:
— Está bien, ten cuidado. —sujeto su mano.

Ciro:
— ¿Pasa algo? —esta delante mío.

Gretel:
— No, solo me he tropezado sin querer, fue amable. No deberías ser tan grosero.

Ciro:
— Lo lamento chico, pero igual deberías fijarte en quienes van a tu alrededor.

Levanto la mirada, soltando la mano de Gretel acomodo mi gorra e inclino mi cabeza levemente. Mirándonos de cerca puedo decir que ahora después de este tiempo me he puesto a la altura de Ciro, de alguna extraña forma logré tener los mismos centímetros que él.

Tonelay:
— No pasará de nuevo. —me bajo para quitarme de su camino.

Gretel:
— Ciro, te dije que no debes ser así con la gente. —logre escuchar antes de seguir caminando.

Me meto entre un callejón poco transitado, mi pecho se siente tan apretado, me quitó la mascarilla y la gorra, no puedo evitar sentirme tan mareado, desagradablemente vomito al lado de un contenedor de basura.

Tonelay:
— Mierda.

Besos Sin Aliento. (+18)©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora