CAPITULO 26: Llave

20 4 1
                                    

Me levanto recordando lo que pasó ayer en aquella playa, Ciro tiene su propio talón de Aquiles y no trata de ocultarlo, cualquiera podría tomarlo a su vista, hasta cierto punto considero que también podría ser peligroso, una trampa que el mismo hace para que muestre toda su autoridad.

Me coloco el jersey, mirando por la ventana una chica llama mi atención, sus cabellos naranjas me cautivan, un intenso dolor en mi pecho se hace presente, como todas las otras chicas que he tomado, es la correcta para otra obra de arte, ahora solo debo buscar un lugar alejado, no puede ser tan cerca de mi casa.

Bajo los escalones, entro en la cocina, tomo un poco de café en una taza, de repente se escucha el sonido de mi puerta, el café cae en mi camiseta, maldigo mientras aún llaman a mi puerta, me quitó el jersey mientras llegó a la puerta y la abro, la chica frente a mi se queda sin hablar y sorprendida.

Desconocida:
— ¡Disculpa, no sabía que estabas ocupado, vendré en otro momento! —suelto un leve suspiro.

Dominik:
— No te molestes en volver. —no quitó mi vista de ella.— se da la vuelta y se marcha.

Una presa demasiado fácil, me hace falta un poco de diversión, no es tan mal. Me coloco otra camiseta mientras miro el televisor, nuevamente ese idiota está en la televisión, hasta cuándo va a tener que ocultar toda esa capa oscura de él, sabiendo que tiene a uno de sus socios en su sotano.

(Unas horas después)

Escucho nuevamente que alguien interrumpe mi descanso, abro la puerta con molestia y miro de reojo, es esta chica de nuevo. Cabellos oscuros, ojos color miel, labios gruesos, me relamo los labios sin apartar mis ojos de los suyos.

Desconocida:
— Me acabo de mudar, creo que tuviste una mala impresión de mi, lo siento, por eso traje esto. —me muestra una botella.

Dominik:
— ... —suelto una pequeña risa.— Adelante, puedes pasar si eso quieres, pero no hay vuelta atrás. —digo mientras retrocedo un poco abriendo mi puerta y extendiendo mi mano señalando dentro.

Desconocida:
— No me da miedo experimentar, además, me llamo Maya, es un gusto, vecino. —ella entra sin dudarlo.

Dominik:
— Maya, sabes que puede ser peligroso solo estar con alguien que no conoces y más si vives sola.

Maya:
— No me importa, mientras me divierta. —se acerca a mi posando sus manos entre mi abdomen, levantando mi camiseta.

Dominik:
— Podría ser peligroso hacer esto.

Maya:
— No me importa, —quita mi camiseta.— hace tiempo que no veo a un chico tan apuesto, tu cabello tan oscuro y esos ojos tan penetrantes, el azul me encanta.

Dominik:
— Mala idea, no me cautivas con tu aspecto ni con tu forma de ser, —la sujeto de la muñeca arrastrándola a mi habitación, con las luces apagadas la empujó dentro.— debes saber que me encanta jugar, pero se pondrá celosa mi compañera.

Maya:
— ¡Ahg! —puedo ver por poco que cae en la cama, cierro la puerta, y enciendo las luces bajando un poco la luz.— Me gustan que me dominen, me emociona.

Dominik:
— Cuento contigo para hacer esto interesante, Maya.

Cierro con llave y la guardo en mi bolsillo, ella solo me mira, cerca de mi armario abro la puerta tomando con ambas manos algo, aún se siente fresca, lástima que tenga que irme, Maya se congela y se pone pálida, coloco la mejilla de la cabeza de aquella última chica que vi hace unos días y la pongo contra la mía.

Dominik:
— Maya, ella es Lía, no te preocupes, creo que aprueba totalmente que estés aquí. —con una sonrisa lanzo la cabeza hacia Maya.

Demasiado asustada como para ponerse de pie o gritar solo miro su lamentable rostro, me acerco tomándola del cuello mientras encajo una navaja pequeña en su pecho, solo puedo escuchar su pequeño quejido, saco la navaja, la lamo un poco, le doy un beso en la frente y procedo a encajar la navaja justo en donde la bese, coloco mi mano en su boca para evitar sus gritos, con una sonrisa la dejo caer totalmente en la cama.

Acarició su cabello oscuro mientras miro la cabeza de Lía en el suelo, me acerco, me agachó un poco para poder apreciarla.

Dominik:
— Maya te hará compañía desde hoy Lía, se que estabas sola, no te preocupes, a partir de ahora serán compañeras de habitación, yo tengo que irme, tengo que ir por un odioso.

Saco la maleta preparada, todo está oscuro, la noche se dejó caer muy rápido. Camino entre los pasillos, deje una nota pegada en la puerta, ojalá las encuentren. Miro las calles casi vacías, hace un leve frío, me adentro en un café de 24 hrs, tomo asiento hasta el fondo, pido un café sin azúcar, un chico lo deja en mi mesa.

Desconocido:
— ¿Estás bien?

Dominik:
— Sí, no pasa nada.

Desconocido:
— ¿Seguro? Es que estás sangrando por la nariz.

Dominik:
— ... —paso mis dedos mirando que si es así.— Gracias, es por el frío, es normal para mí.

Desconocido:
— De acuerdo, provecho.

Suelto un leve suspiro, la adrenalina me gano nuevamente, limpio mi nariz con unas servilletas de papel, hago un pequeño tapón, tomo la taza de café, un escalofrío recorre mi cuerpo, miro por la ventana y enfrente se ve claramente a Ciro pasando con esos aires de grandeza, con esa maldita sonrisa, ¿por qué estaría tan feliz?, detrás suyo a unos cuantos pasos se ve a Tony, mierda, que grandes coincidencias, debería ir tras él, después tras Ciro, pero si hago eso perjudicaría mis planes contra Ciro, la gente lo está acorralando por los asesinatos que pasan, una vez más lo tendré a mi merced, cuando llegue esa oportunidad, la llave más fácil es Gretel, esos dos tienen la misma debilidad, debería simplemente tomarla, torturarla, bueno más bien a esos dos ineptos, ¿dos cabezas pensaran mejor que una?, lo voy a comprobar, los inútiles de Ciro solo son para aparentar, así que prepárate Gretel, esos dos mininos tienen que tener a aquella ave enjaulada.

Besos Sin Aliento. (+18)©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora