07. my type of man.

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07

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07. mi tipo de hombre.



Era temprano en la mañana, el sol apenas estaba saliendo, por lo que la luna y las estrellas todavía podían verse a simple vista. Alaska no hubiera estado despierta a esas horas. Si siguiera en su casa, todavía estuviese enrollada en sus sábanas hasta que fuera las 07:30 a.m., usando la media hora restante para las ocho para bañarse y arreglarse en un santiamén. A eso de las 08:15 llegaría Eddie en su van, tocando el claxon de esta para avisarle que saliera. Llegaban veinte minutos tarde, pero no les importaba a ninguno.

Lamentablemente, esa rutina se había interrumpido y Alaska y Eddie no se daban cuenta de lo mucho que la extrañaban pese a expresar su desprecio por la escuela.

La rubia ahora no podía darse el lujo de levantarse media hora antes de la hora de entrada. Se encontraba casi a cuarenta minutos del pueblo, por lo que debía estar despierta desde mucho antes, además de que Nancy le había dicho que la buscaría esa mañana para ir a hacer unas cuantas «investigaciones», aunque más bien se plantearían por dónde empezar.

—Te lo digo, Ed. Se veía igual que Chrissy —Alaska habló. Su rostro estaba pegado al espejo del baño, causando que el vaho de su boca empañara el cristal. Con su dedo anular difuminaba el delineado negro en sus ojos—. Algo demoniaco está pasando en este pueblo —se volvió hacia su mejor amigo, el cual estaba sentado en medio del pasillo, escuchando a la rubia en el baño.

—Eso probará que no fui yo —dijo Eddie, con un atisbo de esperanza en su tono.

—No —Alaska negó con su cabeza. Se sentó en el retrete, con sus dos botas reposando sobre la bañera. Encendió un cigarrillo y lo llevó a su boca—. Al contrario, lo usarán en tu contra. Dirán que es tu modus-operandi, Ed. Ni yo, ni nadie, y mucho menos tú, podrá defenderte de esa acusación. Si lo hago, si Nancy y yo decimos que tú no fuiste, que es imposible que hayas asesinado a Fred, la policía buscará un porqué a nuestra respuesta —explicó. Dio una calada y dejó escapar el humo. Este buscó la salida por la ventana abierta.

—¿Modus-operandi? Habla español, Ally. La cercanía de Nancy comenzó a hacer efecto —se quejó Eddie. Su cabello estaba grasiento y llevaba días sin comer una comida de verdad, solo devoraba latas de espaguetis.

—Olvídalo, Ed —Alaska apagó el cigarillo con la suela de su bota al escuchar el motor de un auto—. Nancy y yo saldremos, creo que empezaremos por entrevistar a tu tío, o algo así dijo Nancy.

El ceño de Alaska se arrugó. Compartió una mirada con Eddie, pero este no entendía lo que sucedía ni la repentina expresión en el rostro de su mejor amiga.

—Ese no es el auto de Nancy —susurró la rubia—. Su auto tiene el motor tan dañado que se escucha desde antes que lo encienda —informó Alaska, levantándose del retrete. Se trepó en el borde de la bañera, y sus dedos se aferraron al alféizar de la ventana mientras asomaba su cara. En la entrada, había un auto amarillo pastel y del interior salían tres personas—. Mierda —exclamó Alaska, saltando de inmediato al pasillo—, son mis padres e Indy —ayudó a Eddie a levantarse—. Escóndete.

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