14. there's an us.

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14

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14. hay un nosotras.



Los cuatro, sorprendentemente, lograron escabullirse hasta el auto de Nancy y salir de la calle. Alaska y Nancy estuvieron regalándose miradas, algunas de reojo y otras acompañadas con cierto sonrojo en las mejillas o sonrisas fantasmas —de esas que no están allí pero se pueden ver.

Llegaron a la casa de Nancy, y entraron casi corriendo al sótano.

—Llegaron antes de lo previsto —Mike anunció, una una ceja enarcada. Conocía aquel semblante en la cara de su hermana mayor.

—¿Qué sucedió? —Indiana preguntó con un tono autoritario. Estaba de pie y de brazos cruzados. Golpeaba el piso con una punta de sus zapatos.

—Creo que fue una mala idea sacar a Eddie —Piper murmuró, avergonzada.

—Lo dije, pero nadie me escuchó —Nancy alzó sus manos.

—No fue nuestra culpa —Alaska intentó aclarar—. Seguramente uno de los vecinos aguafiestas de Steve le marcó a la policía, no hay de que preocuparse.

A espaldas de Alaska, donde estaban las ventanas, unas luces azules y rojas, se fueron acercando poco a poco. Estas crearon sombras y figuras que se distorsionaban y se transformaban por todo el sótano. Alaska dejó escapar un bufido y luego decidió voltearse.

—¿No hay de que preocuparse? —Eddie preguntó sarcásticamente.

—Es Calvin —Lucas informó. Había asomado su cabeza, junto a Max y Dustin, por la ventana—. Pero viene solo.

Alaska frunció su ceño y se hizo paso entre Lucas y Max —ganándose una mirada y mueca por parte de la pelirroja— para tener una mejor visión del jefe de policía. Este venía, como Lucas había dicho, solo. Se lograra ver como Calvin arrastraba sus pies con cansancio a la vez que intentaba mantener sus ojos abiertos.

—Puedo verlos, no son invisibles —Calvin vociferó una vez se paró frente a la puerta.

Todos miraron a Nancy de inmediato. La consideraban la líder, o la responsable, del grupo. Quedaba en ella qué hacer.

Nancy armó una pequeña película de todo lo que podía salir mal si abría o si no abría la puerta. De todas maneras estaban jodidos, así que, abrir la puerta sería mal fácil y menos agotador que intentar huir, de nuevo.

—Hola —Nancy saludó con timidez y miedo al oficial una vez abrió la puerta.

—Dile que necesita una orden judicial para entrar —Alaska le susurró, escondida detrás de la puerta.

—Creo que él sabe eso —opinó Dustin, sentado en el sofá.

—¿Puedo pasar? —preguntó Calvin. Además de sus pies, arrastraba sus palabras. Nancy también notó las bolsas oscuras bajo sus ojos.

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