09. do you like boys or girls?

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09

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09. ¿te gustan los chicos o las chicas?



Alaska ya se había tranquilizado. Nancy le dijo que podía quedarse en su casa esa noche. La rubia no quería admitirlo, pero no quería volver a la casa en el lago, aunque eso significara dejar a Eddie solo. Sabía que él se las apañaría. Quedaba suficiente comida para varios días, además, la familia de Alaska sabía que la rubia se quedaba allí, por lo que podía usar el agua y la electricidad sin miedo alguno. Así que Alaska llamó desde un teléfono fijo al teléfono de la casa del lago, avisándole a Eddie que pasaría la noche en casa de Nancy. La rubia sintió un alivio recorrer su cuerpo al escuchar la voz de Piper a sus espaldas, y luego la pelinegra había tomado el teléfono para avisarle que ella se quedaría con Eddie en la casa.

Alaska había musitado un «usen protección» en un tono débil antes de colgar. Su humor nunca desaparecía pese a las circunstancias.

Eran las nueve de la noche. Alaska saludó a Karen Wheeler, y le agradeció por dejarla quedarse. Miró a Mike mirarla con una ceja enarcada y luego vio a la pequeña Holly enseñarle sus muñecas.

Subió al baño personal de Nancy y se duchó. Al salir, encima de una tabla en donde habían toallas y jabones, se encontraba una pijama rosada. Alaska se la puso y bajó a la cocina, donde estaban Nancy y Karen.

Nancy estaba sentada en la isla de la cocina, con su pijama puesta —seguramente se había bañado en el baño de su madre—, y sus rizos goteaban un poco sobre sus hombros. Karen bebía una taza de té, abrazándose a sí misma.

—Hola —Alaska sonrió tímidamente.

Karen le tendió una taza y Alaska le regaló un asentimiento en agradecimiento.

—Gracias de nuevo, por dejarme quedar —Alaska dijo, sosteniendo la taza con sus dos manos.

—No hay de que, cariño —Karen caminó hasta donde ella—. Ta pareces tanto a ella —susurró, sobando su cabello—. Ya me voy a dormir, chicas —Karen avisó, mirando a su hija—. Descansen —le sonrió una vez más a Alaska antes de desaparecer, apagando las luces de la casa en su camino a la habitación.

—Lo siento —Nancy murmuró, mirando arriba, en donde su madre se estaría acurrucando entre las sábanas para dormir.

—No me molesta —Alaska meneó su cabeza restándole importancia.

Sabía que Nancy estaba un poco avergonzada por el comentario de su madre acerca de su parecido con Dakota. Pero a Alaska no le molestaba. Le gustaba recibir esos comentarios. Porque para ella significaba una sola cosa: Dakota no había muerto, aún. Seguía viva en su cara. La gente todavía la recordaba.

Alaska dio un sorbo al té de manzanilla. Deseaba que eso la calmara, pero su pierna no dejaba de moverse. Se sentía extraña. En menos de dos semanas había presenciado dos muertes, y dormía en el suelo de su casa del lago. Ahora era amiga, o algo parecido, de Nancy Wheeler y también usaba su ropa. Parecía estar montada en una montaña rusa que no parecía querer detenerse.

lovers rock  ⭒  nancy wheeler. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora