17. this ends tonight.

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17

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17. esto acaba hoy.



Alaska estaba a punto de vomitar, solo que no lo hacía porque le daba asco. Okey, se veía como la chica que no creía en el romance y que odiaba cualquier cosa relacionada con él, pero no era cierto. No era esa chica ruda que rompía cristales, quemaba cosas o le picaba la cabeza a los ositos de peluche. Tampoco es que era Julieta reencarnada, ni alguna protagonista sacada de una novela de romance del siglo XIX, pero sí le gustaba, o según ella, "toleraba" el romance, y más si provenía de una chica linda, como lo era Nancy Wheeler.

Pero, pese a que toleraba el romance, nunca en su vida había tenido una cita formal. No, los encuentros en autos después de media noche con chicas hetero-curiosas que tenían novios no contaban. Tampoco los coqueteos con mujeres mayores en los bares gays a los que se escabullía con Eddie y Piper, aunque estos dos fueran mayormente heterosexuales.

Una cita, de verdad, con Nancy Wheeler le revolvía el estómago de nervios y emoción. Sería su primera cita, y no tenía ni idea de qué hacer.
¿Debía sostener su mano al caminar? ¿Debía abrirle la puerta y ofrecerle el paso? ¿Debía pagar todo y después comprarle una sola rosa?

Todas esas preguntas eran las culpables de las nauseas que sentía. Por eso no había bebido ni siquiera agua.

«Cálmate, Alaska» la rubia se recordó a sí misma mientras se pegaba una bofetada en la cara. Se arrepintió en el instante en que no midió su fuerza. Ahora, tenía una mejilla rosada y la otra tan blanca como los dientes de su madre.

Ya había besado a la chica, ¿por qué le daba nervios ahora?

Había estado despierta desde las ocho, no había pegado el ojo en toda la noche. Desde que despertó estuvo pensando en qué ponerse, cómo maquillarse, qué perfume debía usar o si debía robarle uno a su madre... Nuevamente, quería vomitar de los nervios.

Debía mantener su postura, era Alaska Dumont, la rompecorazones.

Mentira.

¿A quién engañaba? Era como un perro, se encariñaba con facilidad y era la persona más fiel del mundo. Y sí, mordía como muestra de amor una vez entraba en total confianza. Si alguien lo dudaba, podrían preguntarle a Piper, Eddie o Indiana.

Alaska terminó usando su chaqueta negra por encima de una camisa blanca, una falda de mezclilla, sus mayas y sus botas. No se maquilló dramáticamente, como solía hacerlo, más bien optó por un labial color vino que sí le robo a su madre junto a un perfume de marca.

Se logró tranquilizar después de un rato. Se miraba en el espejo, detenidamente. Su reflejo comenzaba a distorsionarse. Sentía un ojo más grande que el otro. También sentía que sus ojeras estaban más marcadas de lo normal.

Pero la tranquilidad que sentía, dentro del pánico que le podían causar sus inseguridades, se fueron a la mierda porque casi se lanzó por la ventana cuando Nancy se estacionó frente a la casa y tocó el claxon de su viejo auto.

lovers rock  ⭒  nancy wheeler. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora