12. the lake.

611 94 91
                                    




 12

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

12. el lago.





Nancy Wheeler jamás imaginó estar, de madrugada, sentada alrededor de una fogata junto a Alaska Dumont. Aunque, tampoco pensó que algún día sus vida fueran a entrelazarse, pero Hawkins siempre tenía espacio para cosas nuevas y un tanto extrañas, porque ni siquiera imaginaba haber sopesado la idea de que Alaska puede que fuera la primera chica, y la única, que le interesara.

El silencio no era incómodo. Era ese tipo de silencio que había en las mañanas cuando se comía el desayuno a solas o el silencio de camino a la escuela. Era más bien era algo acogedor, que, resultaba nostálgico.

Alaska fue la primera en romperlo.

—¿Quieres ir a nadar? —preguntó la rubia de repente. Tamborileaba sus dedos en sus rodillas.

Nancy la miraba con sus enormes ojos marrones que le recordaban a Alaska a los de un ciervo.

—¿Estás loca? —Nancy preguntó—. Está oscuro y seguro que el agua está fría.

—¿Y? —Alaska se encogió de hombros. Una media sonrisa se asomaba en sus labios—. Además, una vez dentro, no hace tanto frío.

Nancy mordisqueó su labio inferior, sopesando la propuesta.

—Vamos, Nance —Alaska insistió—. Un demonio nos sigue, no sabemos si podremos volver a tener la oportunidad de nadar de noche en un lago.

Nancy alzó su mirada, mirando los de Alaska. Estos tenían una esencia que la hacía querer tirarse de un barranco, porque le decían que no iba a pasar nada malo.

Alaska tenía razón. Nancy había tenido más encuentros con la muerte de lo que le gustaría admitir, y quién sabía cuándo sería la última vez. Necesitaba aprovechar más el ahora, porque, no se sabía si se convertirá en un antes, en un pasado.

A la mierda todo, pensó Nancy. Nadaría en aquel bendito lago helado con Alaska. ¿Qué más daba?

—Está bien —Nancy respondió, rodando sus ojos con una enorme sonrisa.

Alaska se levantó y no le dio tiempo a Nancy de hacerlo por sí misma, sino que, agarró la mano de ella y la arrastró hasta el pequeño muelle de madera. 

—Espera, espera —Nancy tragó saliva. El aire nocturno y otoñal le golpeaba la cara y hacía que su nariz se sonrojara—. ¿Ahora? ¿No podemos ir adentro a por un traje de baño o algo? —preguntó Nancy al ver como Alaska se deslizaba por la cabeza la camisa que llevaba puesta.

Nancy apartó su mirada y miró el cielo estrellado reflejado en la superficie inerte del lago. También vio su reflejo devolverle una mirada nerviosa.

—No hay traje de baños adentro, Nancy.

Alaska se desprendió de sus pantalones, y sin previo aviso, se lanzó al agua.

lovers rock  ⭒  nancy wheeler. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora