Pareja.

969 105 102
                                    

Alex se mantenía aferrado a la pequeña en sus brazos, mientras las luces de la ambulancia iluminaban sus cuerpos y los murmullos se volvían cada vez más lejanos, como susurros inentendibles que arrullaban a su inconsiente.
Sus ojos estaban abiertos hasta su límite, rechazando aquel parpadeo humano, mas su observación era nula. Su mente no procesaba ni resguardaba aquellas imágenes dibujadas frente a él, ilustradas en su realidad como una herida que se esforzaba en ignorar.
Sabía que era su culpa, que los segundos en que distrajo a William con su rechazo hubieran sido cruciales en que esto no sucediera, que él mismo podría haber frenado a Tallulah si hubiera sido menos egoísta, pero su parte racional le insistía en que aquello no interesaba ahora, no podía arrepentirse y pedir perdón cuando a quién le debía serias disculpas no estaba presente y tal vez no volvería a estarlo, aquel hubiera era innecesario y un recordatorio lastimero que no haría nada más que torturarlo, aún cuando sentía que le arrancaban el corazón con cada segundo en aquella avenida.

Ocultando el rostro de Tallulah entre sus manos manchadas de sangre, parecía aquello una jodida mala broma, una comedia negra en que se aferraba, como si de su vida dependiese, a la pequeña a la que pensó en dejar, o creyó que merecía dejar, alegando silenciosamente que no merecía aquel puesto que una madre se había ganado y le había sido arrebatado, que él no merecía aquel afecto que se le fue entregado y alguna vez denegado por la cruel línea entre la muerte y la vida.
Quería acallar sus pensamientos, tomar un taxi y seguir la ambulancia hasta el hospital, eliminar aquella parálisis temblorosa y secar las lágrimas de la pequeña entre besos amargos.

Los sollozos.

El llanto.

Había una línea entre el temor de perder a tu padre y el temor de perder al amor de tu vida y Alex lo tenía jodidamente claro, por lo que puso su mejor cara y se arrodilló en medio de aquella calle cortada por una patrulla y otro equipo de paramedicos que atendía a los implicados en el choque, acunando a la castaña entre sus brazos y logrando observar sus ojos rojizos por el llanto.
Secó sus lágrimas con las yemas de sus dedos y dejó un pequeño beso en su frente, sonriendo a través de las lágrimas  y alejando los cabellos rebeldes que habían escapado de sus trenzas, observando el rostro magullado de quién su corazón reconocía como su niña.

—Cielo, preciosa, necesito que me escuches bien ¿Entendido?— La pequeña asintió débilmente, intentando frenar su llanto aunque sea por algunos segundos.—Will estará bien, te ama demasiado como para dejarte, lo tengo claro, tan claro, bonita. Él necesita que creas en él, no empieces a despedirte, mi niña.

Alex seguiría con su monólogo si no fuera por la mano en su hombro que le quitó la atención, subiendo su mirada a un policía de uniforme pulcro, sin expresión en su rostro más que la desconfianza y el aburrimiento. —Disculpe, necesito hacerle algunas preguntas.

El azabache asintió y acomodó a la menor en sus brazos, siguiendo al uniformado hasta el costado de una patrulla, esperando el interrogatorio. El hombre suspiró y abrió una libreta, escaneando su anatomía de pies a cabeza. —¿Qué relación tiene con la niña?

Alexis recuperó la compostura como pudo, tomando aire antes de contestar. —Soy la pareja de su padre.

El ajeno rió como si su respuesta fuera un chiste, atrayendo la mirada de los conductores y presentes. —¿La pareja de su padre biológico? ¿Un hombre heterosexual tuvo una hija con una mujer y decidió cambiarla por un maricón?

El azabache tenía dos opciones, sentirse herido o sumergirse en la rabia y verdaderamente, no hubo ni pizca de tristeza en su sentir.
—¿Le cuento nuestra historia de amor para su reporte o va a permitirme ir a ver a mi pareja y padre de mi hija a donde lo tienen internado?

La respuesta no fue del agrado del hombre, era transparente como el cristal. El desagrado que se mostraba desde un inicio no hacía nada más que ir en potencia, mitad homofobia y mitad desagrado por la personalidad del chico.

—¿Tienes alguna forma de demostrar que ese hombre era-

—Es, es mi jodida pareja en presente.

— Contesta la pregunta.

—¿El testimonio de ella es suficiente prueba?

—Lo pensaré después de oírlo.

Alex se acercó al oído de la pequeña, intentando no asustarla, pero antes de poder musitar palabra alguna, su cabello fue jalado con una fuerza impresionante, tirandolo al piso mientras la pequeña era arrebatada de sus brazos. Hizo el intento de levantarse, recibiendo el peso del hombre encima suyo, quitándole el aire.

—Lo sabía, mantente quieto si no quieres que rompa tu puto cuello.— La niña se retorcía en los brazos del desconocido, sollozando en voz alta por su madre mientras dejaba golpes débiles en el rostro contrario.

—¡Mamá! ¡Miss. Alex! ¡Suelta! Suelta!

Y antes de que la desesperación por la falta de aire se volviera insostenible, pudo sentir como el hombre encima suyo era empujado contra el pavimento por un castaño muy conocido para él, mientras la niña era sostenida por los brazos del pelirosa.
Creyó estar delirando por el pánico, pero no, George se levantaba después de arrancarle varios mechones de cabello, mientras los policías a sus alrededores recién parecían poner algo de atención a la situación. El hombre quiso ejercer su labor, pero fue callado por Techno mostrando silenciosamente su identificación, una copia de la identificación de William y un par de fotografías donde aparecían los tres abrazados, más algunas que William había publicado en redes sociales donde se veían el pelinegro y la pequeña disfrutando sus días.
Alex sintió como el aire volvía a sus pulmones, abrazando a la pequeña que se aferraba a él con desesperación.

—Tranquila, bonita, nadie te hará daño, nunca nadie te hará daño si yo o Will estamos aquí.—Acarició su cabello entre sus dedos, recuperando su estabilidad.

—¡Solo estaba cumpliendo mi deber! ¡Podría ser un extraño intentando secuestrar a niña!— Escuchó gritar a lo lejos.

—¡Él te contestó y te explicó, ejerciste violencia contra un civil inocente, hijo de puta! —Contestó una voz desconocida, el conductor del auto que desvío al coche que venía en exceso de velocidad y quién había jodido parte de su auto con la única intención de ganarle tiempo a William. —¡Tengo todo en video!—Los paramedicos que lo revisaban se esforzaban en mantenerlo sentado, mientras intentaban asegurarse que no había algún órgano en fallo por ahí.

Techno se alejó mientras dejaba a George insultar al policía en 18 idiomas distintos, tocando el hombro de Alexis, quien sólo pudo abrazarlo con fuerza y susurrarle millones de disculpas. El pelirosa negó, observándolo a los ojos con una sonrisa que era más una mueca de preocupación absoluta.

—Necesitamos tomar un taxi ¿Bien? Tú sabes dónde se llevaron a mi hermano.

Alexis asintió, buscando en su teléfono algún taxi que pedir, pero antes de que pudiera hablar, una bocina estruendosa lo sacó de sus pensamientos. El mismo chico pelinegro de pelo largo y lacio estaba ahora subido en su auto "medianamente" magullado, causando una mirada incrédula de todos los presentes.

—Soy Missa, suban ahora mismo y llegamos al hospital en 5.

Y Alex ni siquiera quiso pensar, solo se subió y dio las indicaciones necesarias, arrastrando a todos con él.

Te amo missa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Te amo missa

 𝖬𝗋𝗌. 𝖲𝗆𝗂𝗅𝖾𝗒 𝗀𝗎𝗒. ★ 𝗤𝘂𝗮𝗰𝗸𝗯𝘂𝗿   𝗧𝗻𝘁 𝗗𝘂𝗼. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora