Capítulo 6.

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"EL CONTRATO"

Me estaba empezando a sentir mareada, una lata de cerveza descansa sobre mi mano. Estaba fuera de la realidad, un chasquido de dedos hizo que volviera. Era Milo el cual pronuncio un "¿Estás bien?" con sus labios, en forma de mímica. Moví la cabeza dándole a entender que si. Preste más atención al entorno, Law hablaba de que había encontrado un Manager que parecía no querer estafarnos; era obvio que hoy en día querían sacar provecho ellos y darles a las bandas lo justo; y por supuesto, nosotros no queríamos eso, nuestro objetivo era ganar lo que nos correspondiera. También hablaban de un productor que se hallaba fuera de la ciudad, no muy lejos; además que era accesible.

El Manager, de nombre Gregorio, nos quería escuchar tocar algunos de nuestros temas para luego firmar contrato; la madre de Milo nos acompañaría ya que algunos eramos menores de edad y todavía no podíamos decidir por cuenta propia.

El lugar donde nos habían citado era el estudio de grabación del productor que habíamos visto, aparentemente quería representarnos. Nos dieron instrumentos para que demostremos nuestro talento.

Su expresión era seria, neutra mejor dicho. Eso me asustaba, ¿eramos buenos o no?

Law manejaba bien el alemán, pero se lo notaba nervioso y un poco tenso, no lo niego yo estaba igual pero lo intentaba disimular.

—Los quiero. —dijo el señor mayor dirigiéndose a la señora Smith.

Y como presentíamos, nos presento el contrato, el cual decía que el 60% de las ganancias eran destinadas a la banda y el otro 40% restante se lo quedaría el, nos pareció una buena oferta; además que ofrecía cambios de estilo en mejoramiento para nuestra imagen y de la banda, como asesoramiento de imagen y personal para controlar nuestras redes sociales, esto iba a un rumbo más profesional.

Firmamos todos aquellos papeles los que tenían una duración de cuatro años, con intenciones de renovación en un futuro.

Esto ameritaba una celebración como se debía, todos los integrantes salimos a comer y beber algo al bar del tío de Juliette.

—Propongo un brindis, por lo logrado hoy y lo que se viene. —alzó la copa Milo, parecía ya tener el efecto del alcohol.

Chocamos todos las copas y entre risas bebimos el contenido, era felicidad pura, era nuestro comienzo. La pizza estaba realmente buena, charlabamos de cosas sin sentido, disfrutabamos de la compañía que nos dábamos. Mañana era otro día y ya arrancabamos grabando en el estudio y el Manager nos iba a recomendar un par de cosas por el tema de la seguridad de cada integrante.

Law no paraba de reír por la anécdota que había contado Elise de la vez que se habían caído con Milo de la bicicleta y desde ese día inicio la amistad entre todos nosotros. El ambiente estaba lleno de risas y charlas, sin embargo en otra esquina reina el silencio y la envidia, el grupo de idiotas se encontraban viendo la secuencia con detalle, mientras que los Kaulitz tomaban de una jarra de cerveza analizando cada movimiento de la futura famosa banda. Algo andaba rondando por sus mentes, y ameritaba ser expuesto entre el grupo; por lo que se centraron a hablar y contar lo planeado.

Cuando ya nos habíamos terminado las pizzas y el contenidos de las botellas de vidrio, pagamos entre todos y nos dispusimos a pararnos, medios mareados reímos y caminamos apoyándonos en los hombros de nuestros compañeros, esto no se terminaba aquí o eso creíamos.

Una figura masculina se llevo puesto a Milo, provocando que se cayera de bruces al piso:

—¡Milo!

Intenté ayudarlo a que se parara, pero inmediatamente fuimos interceptados por el grupo de los antes mencionados. El chico que se encontraba en el piso se levanto como pudo y se pudo detrás mío, en busca de protección.

—¿Que mierda quieren? —me atreví a decir.

—Hablar, corazón. Tenemos temas pendientes. —dijo arrogante el más alto del grupo, mientras se llevaba el cigarrillo a la boca y dejaba escapar el humo frente a mi cara.

—No hay nada de que hablar, idiota.

No sé en que momento pensó Law que insultarlos era buena idea. Uno rubio; quién tenía bastante musculo, lo tomó del cuello de la camisa. Todos los presentes sabíamos que si utilizaba un poco de fuerza más, nuestro vocalista no estaría tocando piso.

—¿Que se creen que son? —Habló el de rastas. —¿ Piensan que pueden venir y tratarnos como quieren, sin consecuencias?

—Ustedes nos atropellaron, ¿y los culpable somos nosotros?

Pronunció esta vez Elise, la cual enseguida visualizó al hippie frente a ella un tanto enojado. Y se veía que estaba dispuesta a defender todo lo que la rodeaba:

—Les duele que nosotros estemos ganando reconocimiento y ustedes no. —Mantuvo la cabeza alta, con un toque de ego. —También saben perfectamente que compusimos canciones y nos presentamos en varios lugares: en bares, la Costa...

—Primero, ¿en la Costa? Parece que me estas diciendo que tocaron en Miami y fue en Jacksonville, encima no los estaba escuchando nadie. Segundo, la canción no la compusieron ustedes, era de Nirvana y para finalizar, la tocaron mal.

Aquel puercoespín sabía mucho, era muy evidente que podía echarnos en cara todo el día algo; se ve que vida no tenía si vivía pendiente a la nuestra. Me planteé firme al argumento que largaría, sabía que esto iba a detonar todo, pero si ya estábamos en guerra, ¿una bomba más causaría mucha destrucción?

—Estoy escuchando ese comentario de alguien que no salió del sótano.

Y sí, explotó, su cara de arrogante decayó y quedo completamente seria; la ira se le escapaba por los ojos.

—Relájate, te va a salir humo por las orejas. —Bromeé.

El rollito de papel que se encontraba en su mano fue lanzado lejos de donde nos encontrábamos y amenazante se puso a mi altura, estábamos frente a frente. Y para alterarlo más, sonreí con ego.

—¿Te crees lista, nenita? ¿Y piensas que todo va a salir perfecto, que no hay nada que pueda arruinar sus planes? Pero si lo hay, y ese causante sos vos y tu problema con el alcohol, no creas que no se como llegas a tu casa arrastrándote y la falta de tus padres en casa. Dudo que en unos meses puedas mantenerte sobria para poder tocar frente al público, y te buscarán un remplazo tus amigos en los cuales tanto confías con los ojos cerrado...

—Cierra la boca, por favor. —susurré y una lagrima rodó por mi mejilla.

—Quieres que me calle porque sabes que digo la verdad. Ya veremos en un tiempo como nos eligen a nosotros por no tener a una alcohólica en la banda.

Cerró la boca porque Milo lo empujo para que se alejará, varias lagrimas se escapaban de mis ojos. Claro estaba que se iban a ir a las manos, pero eran Law y Milo, contra cuatro.

Lo que obligó a las chicas a actuar lo antes posible y sacar a los chicos rápido del lugar, mientras que Elise me abrazaba y me guiaba el camino.

LLegamos a la casa de Law, porque estaba más cerca y me invito a que me quedara; así no iba hasta casa caminando sola, mientras que los chicos ya habían llegado a sus hogares.

—¿Estás bien? —preguntó mientras me abrazaba. —¿Enserio le vas a creer a ese imbécil?

—No. No le creo. —dije mientras me acostaba.

—Muy bien, ahora a descansar que mañana se arranca con toda.

Se apagaron las luces y me acomodé para dormir.

—O tal vez si... —lo susurré para mi.

La rivalidad que nos une. (Bill Kaulitz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora