Capítulo 10.

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"Problemas"


Nos enteramos con poco tiempo como para poder cancelar las fechas que "Tokio Hotel" también se presentaba en México ese mismo día y como para completarla pasabamos una semana allí y seguiría Guatemala, la cual también coincidían.

Todo el equipo trabaja, ya sea armando o acomodando el escenario y también en las pruebas de vestuario y maquillaje. Por mi lado, poseía un vestuario un poco llamativo unos pantalones de cuero holgado (los cuales hacían juego con la chaqueta) por debajo llevaba un top básico, además que tenía unas cadenas colgando y accesorios plateados. Mi pelo iba suelto y mi maquillaje era en tonalidades oscuras.

Nos demoramos horas con todas las pruebas de maquillarse, ya me había cansado y todavía faltaba la prueba de Sonido. Elise y Julie se habían dormido en el sillón hacía unos minutos algo podían descansar. Mientras que los chicos cabeceaban en repetitivas ocasiones.

Cuando nos soltaron realizamos la prueba de sonido; solo los instrumentos mientras que Law pronunciaba palabras al azar para ver si se escuchaba bien el micrófono. Todo correcto, todo funcionaba; nos fuimos casi corriendo a nuestras habitaciones, queríamos dormir y descansar para mañana.

Me saqué las zapatillas y las tire por ahí debía acomodar un poco pero no había tanto tiempo aparte era ropa que volvía a usar después, era un ciclo repetitivo:

-Usaba la ropa.

-Me lavaban las prendas y quedaban en alguna silla o en el suelo de la habitación.

-Luego pasaban a la valija cuando volvíamos a viajar; no pasábamos tiempo encerrados Generalmente ensayabamos o dábamos entrevistas, todo el tiempo ocupados. Se escuchaban gritos y mucho bullicio afuera. Me asomé por el balcón (me hospedaba en el tercer piso con vistas a la calle; podía observar tranquilamente) y como ya habíamos previsto Tokio Hotel había llegado y todos estábamos locos; me recosté sobre la cama, caí tendida a los pocos minutos.

—¡Daila Mudler! —Mi asistente gritaba y golpeaba la puerta continuas veces.

Cuando pude abrir la puerta con mi mejor cara e intentando abrir los ojos, pude ojear que traía ¿Papeles? o quien sabrá que era. Me corrí para un costado para darle espacio asì podìa ingresar.

Enseguida me escaneo.

–Estas hecha un asco. —Hizo un gesto de desprecio.

—Gracias Carla, vos estas hermosa.

—Vamos ponele ganas.

¿Qué ganas queres que le ponga? eran las ocho de la mañana, recién me despertaba y traía puesto una remera larga y una bermuda. Era obvio que estaba desalineada, pero era lo que había.

—Anda a bañarte, que ahora preparo tu ropa.

Sin reprochar me metí al baño y deje que la lluvia golpeará mi cuerpo. Salí y Carla me entrego la ropa que debía ponerme, mientras me maquillaba me contaba las cosas que teníamos que hacer:

1- Primero desayunar para luego dar unas entrevistas y firmar autógrafos.

2- Cerca de las dos de la tarde almorzabamos y nos entregaban los vestuario, podíamos dormir dos horas de siesta como para mantenernos en pie.

3- A las cinco de la tarde se merendaba y nos empezaban a arreglar. A las ocho arrancaba nuestra presentación.

—Pido que te comportes , recuerda que esta la otra banda y es la competencia.

Me advirtió, ya me conocía seguramente tenía miedo de que hubiese algún encuentro; pero eso no iba a pasar.

¿O sí?

Al llegar al comedor observé a mi banda sentada desayunando y la competencia ubicándose para hacer lo mismo. Comencé a caminar no me iba a quedar ahí parada como una boluda, me acerqué a la mesa que tenía las tortas y elegí una porción de chocolate, luego fui a las de infusiones: había alguien más en esa estación; alto y pálido, con sus pelos alborotados en punta.

Ni lo mire, elegí rápido una cerveza para evitar intercambiar palabras o mejor dicho sacarle los pelos duros.

—Eso no es un desayuno —tiró de una el chico.

—¿Y a ti que? —cuestioné mientras destapaba la latita y bebía un poco.

—Solo sugiero, podrías optar por un café o algún té, te haría bien. —hizo una pausa mientras removía la taza. —Aparte eso te hace mas inútil.

Iba a hablar pero camino por delante mío y fue directo a su mesa, copie su acción dirigiéndome a la mía.

—¿Te dijo algo? Te juro que lo agarró y lo mato. —Pronunció Milo.

—No, solo me sugirió tomar otra cosa.

—Ah, pues tiene razón —esta vez hablo Law.

—¿Le vas a dar la razón a un imbécil? —Bebí  un poco más.

—Solo digo. Odio que vivas tomando eso.

—Ya te dije es mi vida, no te tiene porque importar.

—Me importa porque soy tu amigo, pero ni al caso, no me vas a dar bola. Así que ya ni me gasto en hacerte entrar en razón.

Las actividades se fueron completando y llego el momento que nos encantaba: subir al escenario.

Mientras podía o entre canciones bebía algo, me ayudaba; me encontraba mal, pero lo tenía bajo control.

Mi vista se nublaba de a ratos y me daba vuelta todo, seguía el ritmo de la canción hasta que caí de rodillas, mis piernas se habían aflojado.

Los chicos siguieron como si nada, mientras que Julie me ordenaba que me parara y disimulo la caída arrodilladose. Y en ese momento vomite.

"LA PUTA MADRE"

El concierto se termino por problemas técnicos y, además, porque debían asistirme. Nos despedimos y salimos del escenario por la parte de atrás, como pude y con ayuda de Law me subí a la camioneta, que nos llevaba al hotel nuevamente.

—¿Qué mierda hiciste? —hablo Gregorio, como manager quería una explicación.

—Tome mucho, lo siento.

Me disculpe; no sabia en que momento había pasado.

—Que no vuelva a pasar. O yo mismo me encargo de buscarte un remplazo, ¿si sabes los problemas que nos va a traer esto, no?

Sabia que me la había mandado y seguramente saldríamos en las noticias por ese descuido mío; los chicos estaban serios mirando para distintos lados, tampoco les había agradado esa escena.

Pedí la comida a la habitación, no tenia hambre; pero tampoco iba a aguantar un segundo más esa tensión; sentía que si respiraba me iban a atacar, por lo que opte en desaparecer lo antes posible

Camine tambaleándome por todo el pasillo y al fondo pude ver a Bill fumando; en el patio de invierno (ellos habían dado su concierto a las cinco de la tarde) Me observaba, sentía que hasta él me juzgaba y quería decirme que había dejado en ridículo la banda, pensé que su mirada iba a ser de ego o superioridad, pero no era así; transmitía pena y decepción.

Agaché la cabeza y me metí a mi habitación como un rayo, me moría de la vergüenza, tenía que dejar este vicio o estaba fuera de la banda. 


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Hola, aparezco después de mucho.  Intentaré actualizar más seguido. ❤



La rivalidad que nos une. (Bill Kaulitz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora