CAPÍTULO 11.

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    "EL PACTO"


Stop Demential tenía graves problemas luego de la escena cometida por Daila, lo cual me causo mucha tristeza y también decepción. Su manager había salido a hablar, "una presunta intoxicación de alguna comida que había ingerido y que se encontraba recuperándose con éxitos".

Obviamente era mentira, era todo culpa del alcohol que ella bebía sin control alguno.

Habían transcurridos dos días del incidente, cuando culminó el ensayo me dispuse a tomar una ducha; luego iba a merendar algo. Opté por algo tranquilo, como para andar por el hotel pero a la vez estar arreglado por si alguna foto se llagaba a infiltrar; siempre había que ser precavidos con los comentarios o los movimientos que uno hacia.

Comencé a descender las escaleras, en el comedor no había nadie; a excepción de los chefs privados que las bandas tenían en su contrato; y ahí porque parece otra mentira lo de la intoxicación, son profesionales los que se encargan de los platos para que, claramente, eso no pasase.

Tome asiento en un rincón un tanto alejados de todos, era perfecto para gozar de la tranquilidad que necesitaba en estos momentos, sin mis amigos y sin el celular; solo conmigo mismo. Hacia tiempo que estaba allí, ya había terminado de merendar, era raro que nadie haya puesto su nariz en aquel sitio, ya que era algo tarde y la cena ya casi estaba lista.

Me puse de pie; y así como lo hice me volví a sentar; busque mis lentes de sol y use de pared al periódico que estaba en la mesa, el manager de la otra banda había entrado un tanto rápido al lugar, seguido de sus asistentes que iban anotando y haciendo llamados mientras él les ordenaba.

Se podía escuchar muy poco, pero gracias al silencio que reinaba era entendible, buscaban un guitarrista; enseguida conecté dos neuronas y supe a quien le estaban buscando reemplazo, si eso llegaba a pasar tiraría a las ruinas a Daila. Había que ser sinceros no tenia más nada que la banda (que encima ella había creado junto a su mejor amigo) era obvio que la devastaría. No lo podía creer, intenté llevar más lejos mi rango auditivo un poco más; debatían que el reemplazo era por si algún cometido más se presentaba durante estos días, era conocimiento de todo el mundo que una adicción no la podes cambiar de un día para el otro, pero esta muchachita tenía que hacer magia o buscarse un empleo, otra alternativa no había.

Cuando se perdieron por la puerta de entrada, baje el papel grande y me puse a pensar: me tenia que poner contento porque la rivalidad se estaba por terminar, si la banda se caía a pedazos, nosotros subiremos a lo más alto; pero no sentía eso, era tristeza y preocupación, ¿qué iba a pasar con Daila si metía la pata otra vez?

Me levanté dispuesto a que me pegaran una cachetada, pero era mi cometido del día; algo iba a hacer. Me acerque hasta recepción y pregunte por la habitación de la chica; no me la dieron, incluso había demostrado que no era ningún fan, pero fue en vano.

¿Dónde podía estar? El hotel era algo grande, pero fui a los lugares de común acceso y de recreaciones, no estaba por ningún lado; y ahora que me pongo a analizarlo tampoco mis conocidos.

Esa persona yo la conocía, era Milo el tecladista Demential, y lo que iba a hacer ahora seguro me iba a arrepentir en unos segundos más adelante:

—Milo, ¿sabes en que habitación se hospeda Daila?

Que directo Bill, te aplaudo, si la dibujabas más seguro te decía. Pensé dentro mío.

Un rostro de confusión se presento ante mi.

—¿Y porque debía decírtelo? —el chico se cruzó de brazos. —Tu y yo sabemos que buenas intenciones nunca tuviste con ella.

—Mira Milo, se que lo que he hecho no estuvo bien, pero eso ya quedo atrás. Me entere algo que esta por hundir totalmente su banda y no fui a gritarlo a la prensa; solo quiero hablar con ella para que recapacite o intentarlo, y ver si podemos seguir siendo rivales un tiempo más.

La cara del pibe se transformó y cambio de expresiones distintas veces, lo pensó un rato y hablo:

—Piso 3, habitación 509, me voy a arrepentir de haberlo dicho. Espero que cuando hable con ella no me diga que la fuiste a molestar o te veras conmigo puercoespín.

—Gracias, y como para seguir con nuestro odio; aprende a tocar el teclado bien nenita.

—Púdrete idiota.

Corrí al elevador y aprete el tercer piso, olvídense que iba a subir escaleras; estoy en físico pero tampoco para tanto. Estaba parado frente a la puerta. Me sentía algo nervioso, no se porque pero lo estaba. Golpee la madera y mis ganas de salir corriendo fue lo primero que se me presento.

La muchacha abrió lentamente la puerta, la mire unos segundos, traía unos pantalones negros, una remera de la banda "The Clash", estaba descalza y no llevaba maquillaje; se veía bonita sin el. Como era de esperarse me intento cerrar la puerta, pero la detuve:

—Se que no me quieres ver, pero necesito hablar con vos urgente, estas poniendo en peligro tu posición en la banda y a la banda en si.

—¿Viniste para decirme que la estoy cagando? Te aplaudo, hiciste tu acción heroica del día, ya te puedes ir. —antes de que cierre la puerta me cole dentro de su habitación. —¡¿Que haces idiota?!

—Te dije que vine a hablar con vos y eso voy a hacer.

—Voy a llamar a mi guardaespaldas, y sabes perfectamente que esto va a ser un escándalo tremendo. —amenazó, se hallaba atractiva con ese humor de mierda que traía.

—Correré el riesgo linda, pero no me iré hasta que me escuches.

Me agarro de los brazos fuerte intentando sacarme de su habitación, tenía fuerza, pero yo era mucho más alto, no iba a ser tan fácil.

—Quédate quieta nena, te vas a lastimar. —Ahora yo la estaba agarrando a ella por los brazos.

Me pego una patada en las canillas, ¿Acaso esto era un ring? Intentaba llevarme cerca de la puerta a toda furia, pero no iba a logar su cometido, para algo vine. Ya no me iba a ir.

Cuando me encontraba a pasos de la entrada, me di vuelta acorralándola a ella.

—Ves como no era tan difícil.

Amago a gritar, por lo que le tape la boca.

—Bueno, a lo que venía. Estaba en el comedor merendando, cuando entro tu manager; obviamente me escondí, quería sacar información a toda costa. Pero escuche que te están buscando un reemplazo, y la lista no es corta, por lo que te debía informar lo antes posible. —Respiré hondo, hablar rápido no era lo mío. —Se lo mucho que te apasiona la música, como a mi cantar y estoy seguro que esto te va a desvastar. Solo déjame ayudarte a que dejes ese problema que tienes aunque sea para estar sobria en los recitales.

La chica dejo de clavarme las uñas en los brazos y recapacito, lentamente saque mi mano de su boca, no quería que gritara sino estaríamos en graves problemas los dos. (Y ella ya tenía muchos)

—¿Por que estás acá?

—Quiero ayudarte, sino con quien me voy a seguir peleando. —Se rio bajito. —¿Aceptas?

—Lo intentaré.

—Lo vas a lograr. Se que no es fácil dejar un vicio, te lo dije un adicto. Pero prometo que si dejas de tomar a lo loco, yo dejare de fumar. ¿Trato?

Me miro un rato. —Trato, así dejas de oler mal, odio el cigarrillo. —y me tendió la mano, para cerrar el pacto que se había formado entre nosotros dos.

Las cosas eran claras: la ayudaría a dejar sus vicios, mientras y dejaba los míos. Obvio todo a escondidas, la rivalidad tenia que existir siempre.

¿Qué tan grave podría ser? 


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Esto cada vez se pone mejor, ¿ustedes que opinan? 

¿Qué piensan que va a pasar en el sig. cap?

❤️

La rivalidad que nos une. (Bill Kaulitz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora