CAPÍTULO 12.

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"Insomnio"


Mañana por la mañana emprendemos viaje para Guatemala, debíamos dar tres conciertos y en los cuales estaba que desbordaba de gente; se estaba viendo de pasar las fechas de Argentina para agregar una más debido a la cantidad de gente.

Cuatro camiones llenos de la escenografía se iban en un rato para llegar antes; para poder montar los dos escenarios (había sido idea de Milo de agregar un escenario más para separarnos un poco y tener más movilidad)

Hoy no cenábamos todos juntos, cada uno en sus habitaciones. Estaba terminando de armar mi valija cuando entro Carla a hacerme pruebas de vestuario; ¿polleras? Gregorio estaba delirando últimamente había cambiado todo mi vestuario, supongo que era para vengarse de lo ocurrido hace unos días. La verdad era incómodo más si quería hacer algún salto o giro. Pero bueno, era lo que había, y tocaba aguantarsela.

Carla se fue a terminar de hacerle unas pinzas a alguna que otra pollera y los últimos retoques a las remeras, así todo estaba listo para la semana que entraba. Por fin algo de silencio y paz para mis oídos; tome un pedazo de pizza y una cerveza. Cuando en ese momento escuche que llamaban a la puerta; extrañada me levante.

—Te vengo a hacer compañía, es feo comer solo. —No pude ni terminar de abrir la puerta que ya estaba adentro de la habitación.

—Manejate vos, hace lo que quieras.

—Ya te dije, es feo comer solo. —Finalizó mientras abría su caja de pizza.

Se ve que todos comíamos pizza hoy. No dije nada, solo cerré la puerta y me arrimé a la mesa.

—¿Qué haces acá?

—Hoy arranca nuestra rehabilitación nena. —Dio un mordisco a la pizza. —Mejor cambiamos esto por una gaseosa.

Agarró la botella y la cambio por otra pero sin alcohol. Esto iba a ser tedioso.

—Y cuentame, ¿cómo formaron su banda?

—Bill, no creas que somos amigos; solo es un trato.

—Ya lo sé nena, solo quiero hablar, el silencio es incómodo.

—Hace dos años atrás, estábamos aburridos y la pegamos. Amamos la música todos así que no hay problema y ninguno quiere trabajar; esto para nosotros es nuestro futuro. —contesté mientras agarraba una porción.

—Bien; nosotros hace un par de años veníamos hablando y de a poco fuimos obteniendo los instrumentos. Así arranco todo.

Hablamos un rato largo, hasta que se hizo tarde, no queríamos que nadie se enterará; por lo que el chico se escabullo entre los pasillos oscuros para irse a su dormitorio.

Odiaba tener que despertarme temprano, con mis mejores ondas me senté en la butaca del colectivo que nos llevaba rumbo a nuestro próximo destino, mire un rato por la ventana y me dediqué a escuchar música con los ojos cerrados; probablemente iba a dormir todo el viaje.

No podíamos hacer ninguna parada ya que teníamos que mantener un perfil bastante bajo, obviamente para estas situaciones se encargaban nuestros conductores de confianza, que se turnaban para manejar y poder descansar lo necesario.

Arribamos al hotel a las once de la noche, la comida estaba servida en las habitaciones, disfrutaba estar a solas, amaba escuchar música sola. Me dispuse a descansar, mañana iba a ser un largo día. pero el insomnio no me lo permitía, salí a caminar por los pasillos del lugar; su arquitectura era particular, lleva años en pie y en funcionamiento, los grandes ventanales dejaban ver la ciudad que se encontraba descansando por las altas horas que eran.

Volviendo a mi habitación decidida a descansar, me encontré con alguien conocido:

—¿Qué haces despierta a estas horas?

—Nada que te interesé, me pregunto lo mismo. ¿Qué haces tu despierto?

—Las canciones no se escriben solas, corazón. —Me mostró una hoja la cual tenía una bella caligrafía arruinada por unos rayones. —¿No andas con nadie? sabes perfectamente que hay gente que nos apoya, pero también hay gente envidiosa y mala; no te confíes.

—Hay seguridad afuera del hotel, aparte que me sé cuidar sola. Y ahora no estoy sola.

Me hizo un lugar a su lado para que lo acompañe; tampoco iba a ser tan mala, me estaba empezando a caer bien. El silencio era lindo, tranquilo; para nada incómodo. Luego de un rato, la paz que se sentía me había empezado a dar sueño, ahora si tenía que irme para no quedarme dormida en ese mismo instante. Miré a Bill, el cual estaba muy concentrado escribiendo e inmediatamente me la devolvió.

—Ve a descansar, o vas a salir en la siguiente película de Zombies que saquen. —rió por lo bajo.

—Eres todo un cómico, capaz tengas que dedicarte a eso y no a la música. —me puse de pie. —Vos también deberías dormir, supongo que mañana tienen que hacer muchas cosas.

—Toma, le quedan cuatro. Guardalos y mañana por la noche me lo das de nuevo. —Me paso la cajita de cigarrillos. —Un día sin tomar, un día sin fumar.

—¿Cómo sabes que hace un día que no tomo?

—Tengo mis contactos Daila, me pone feliz que vayas de a poco superando. Nos vemos mañana.

Y se perdió entre los largos pasillos, copié su acción pero caminando en dirección contraria, mañana iba a arrancar con el pie derecho. 



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HOLAAA, de a poco se siente la tensión entre estos dos personajes. (Perdón por hacer tan corto el cap, rindo un final el viernes) Prometo retomar con toda cuando pasen estos días, voy a tener un poquito más de tiempo. 


❤️

La rivalidad que nos une. (Bill Kaulitz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora