Jack

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Nunca he tenido la necesidad de contarle parte de mi vida a alguien. Ni la necesidad ni las ganas. Soy de esos de los que creen que para ser feliz y conseguir tus sueños, mejor callados. Por eso soy escorpio: nunca me he rendido a ninguna de mis metas y no cuento a nadie lo que me pasa. Pero con Peach... Es la primera persona que ha conseguido hacerme abrir con mi vida en tan poco tiempo. Esta pelirroja pecosa que odia el queso ha conseguido que confíe más de lo que habré confiado en nadie toda mi vida. Ni siquiera con mis padres me he abierto tanto.

Peach es de esas personas que traen esperanza a tu vida con solo mirarte.

Y es que si fuese una canción, sería Causa perdida de Morat; mi grupo favorito desde que llegue a París.

Con ella me estoy dando cuenta de que las estupideces que el viejo Jack habría hecho ahora, como intentar llevársela a la cama, sería la mayor gilipollez del mundo. Es la primera chica a la que quiero seguir conociendo como antes en mi piso cuando le pregunté qué es lo que hacía por Paris.

Miro de reojo a la chica que camina con las manos metidas en la chaqueta que la he prestado antes de salir y mirando al suelo. Su respuesta me viene a la mente en cuestión de segundos:

"Poder ser libre al fin"

Una respuesta que me ha dejado con ganas de saber más, pero sabía que no conseguiría sacarle más cosas de momento. No quiero presionarla y hasta que no vea en esos ojos azules como los míos que confía cien por cien en mí para contarme su vida, no lo haría. Quiero que sea ella quien escoja abrirse a mí, pues sabré que no me ve como alguien que intentó robarle su pretzel en plena calle de parís. Porque Peach es el dulce sabor que le faltaba a mi vida.

Nos detenemos en cuanto llegamos al Hostal donde se aloja.

Sonrío al ver que me mira con un deje de timidez en su mirada y apenas puede mantenerme el campo visual. Cuando hace el amago de devolverme la chaqueta, niego, confundiéndole todavía más.

—Quédatela, así tengo otra excusa para venir a verte.

—No hace falta, Jack. Además, tienes que seguir haciéndome de guía —bromea.

No sé porque lo hago, pero a ella también le asombra mi espontaneidad cuando estiro el brazo para quitarle un mechón y ponérselo detrás de la oreja. Sé que debería quitar la mano, sin embargo, me doy cuenta de que me gusta tocarla al igual que estar con ella y quiero creer que ella piensa igual pues no ha hecho nada para apartarse.

Solo me alejo cuando veo que empieza a temblar y debe de estar cansada por el tour de hoy.

Digo, antes de marcharme:

—Buenas noches, Melocotón.

—Buenas noches, chico malo.

Me rio por el nuevo apodo que me ha puesto. Sin darle tiempo a reaccionar, planto un beso en su mejilla y la susurro a pocos metros de su oreja:

—Un chico malo no haría eso, ¿verdad? Que descanses, Peach. 

Como nuevo capítulo y que ya van 4 capítulos con este publicados, quiero saber que os está pareciendo la historia de Jack y Peach

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Como nuevo capítulo y que ya van 4 capítulos con este publicados, quiero saber que os está pareciendo la historia de Jack y Peach. Si la estáis disfrutando, os está gustando, etc. 

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