Capítulo 011

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<<Los astros se habían alineado>>. Era el pensamiento que acompañaba la bobalicona sonrisa de Jessie. No recordaba haber estado tan nervioso y entusiasmado con una fiesta de cumpleaños suya. Ella acudiría; le había confirmado su presencia a comienzos de semana. Y toda la angustia que se había acumulado en su pecho mientras esperaba la respuesta se había esfumado.

Nadie podía culparle por haber supuesto que no podría pasar tiempo con ella, pues su reputación le precedía en cuanto a asistencia a eventos sociales. Estaba ayudando en la casa con algún que otro recado a la abacería o cualquier establecimiento que vendiese lo que su madre le fuese pidiendo: ingredientes, bebida, etc.

Al acercarse la hora, fue a ducharse y cambiarse de ropa. Sus compañeros, amigos y familia comenzaron a llegar minutos después. Estaba hablando con unos amigos en una esquina cuando la vio llegar con su amiga Carmen. Adentrándose al patio, miraba a su alrededor, viendo qué caras reconocían y quiénes estaban presentes, y obviamente, buscándolo a él, el protagonista de la noche.

Disfrutó de observarla sin que ella se diera cuenta; ya no prestaba atención a las voces de su alrededor. Los nervios que no le habían dejado dormir rápidamente regresaron, y su mente estaba en Narnia. Esas preguntas que se había estado haciendo sobre verla en su casa, un sábado por la tarde, sin uniforme, sin sus libros, dejaron de importar mientras la realidad se materializaba.

No tardó en ir a su encuentro e instantes después, sus miradas por fin se encontraron. Tras la sonrisa que surgió en sus labios, Molly giró el rostro y le susurró algo a Carmen, la cual avanzó en otra dirección hacia donde estaba un grupo de compañeros de la escuela. Mientras él seguía avanzando en su dirección, sin siquiera despedirse del grupo que le había estado acompañando hasta el momento.

— ¡Hola Molly! Espero que no hayas tenido problemas encontrando la casa.

— Feliz cumpleaños, aunque técnicamente fuese ayer y ya te felicité en clase. Sin complicaciones, fue fácil llegar con tus indicaciones.

— Gracias, me alegro — dijo mirando nervioso; quería un abrazo, pero no tenía claro si era la mejor idea — Ven, ¿qué quieres tomar? Hay zumo, Fanta, Sprite, Coca-cola...

— Si no hay Malta, una fanta limón estaría bien.

Él la dirigió de vuelta al interior de la casa, hacia el congelador en la cocina y le ofreció una Malta mientras él mismo se pillaba una Coca-cola. Estaba decidiendo dónde podían sentarse y hablar, pero unos compañeros le arrastraron hacia un grupo que estaba hablando animadamente. Ella lo vio irse a regañadientes así que se encaminó al lugar que había visto a su amiga dirigiéndose llevandola una Fanta piña.

— ¿Qué? ¿Ya le diste su regalo? — increpó ella tomando la Fanta y haciendo un sonido de chasquido al abrirla.

— ¿Eh!? No, no tuve tiempo; ya se lo daré más tarde, quizás después del pastel si eso...

— ¿Pastel? ¿A qué hora te han dicho de regresar? Porque no creo que vayas a probar ni medio pedazo.

— ¿Tú crees? Vaya, con lo que me apetece un buen pedazo de pastel. Bueno, entonces se lo daré antes de irme.

Molly & JessieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora