Lunes por la mañana

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Es lunes por la mañana y James jura que jamás ha tenido una resaca tan fuerte.

Los ojos le arden y la cabeza le pálpita. En su pecho todavía se reproducen las vibraciones de la música que sonaba por la noche y gran parte de la madrugada.

Acostado en su cama y mirando el techo recuerda con claridad la secuencia de sucesos que tuvieron lugar en la sala de menesteres.

Después del anuncio de Regulus la música subió el volumen, el humo que los rodeaba se dispersó y fueron invocados más cojines que se organizaron al rededor del salón dejando el centro vacío. 

Dos jóvenes se presentaron y los invitados dieron voces de apoyo y emoción. Colocados uno frente al otro, comenzaron el duelo.

Uno de ellos vestía una máscara decorada con motivos de lunas en diferentes fases de la misma, rodeada de brillos plateados; la máscara de su contraincante era dorada, los ornamentos que salían de ella figuraban al sol .

Algunos hechizos daban en el blanco, haciendo que el otro retrocediera o saliera volando. 

-¡¿Como funciona esto?!- James habla, a quien sea, porque no está seguro de quienes están a su al rededor.

-¡Los duelos se abren con los primeros dos voluntarios!- Regulus se inclina a su derecha, entre los gritos y carcajadas, el ritmo cadente de la música que no se detiene, es el hermano de Sirius lo que parece más amenazador- ¡El sol y la luna!- señala a los duelistas-¡El ganador se enfrenta con el siguiente voluntario de la lista, y se llamará estrella número uno!- El joven se acerca más, mientras le da un sorbo a su copa- ¡Las apuestas se abren desde el primer duelo y tienen tope de seis galeones. Con cada duelo el tope sube a otro galeón!

-¡¿Y el que gana?!- James se acerca más. No sabe por qué y en momentos posteriores, se promete culpar al alcohol.

-¡Le damos un premio!- Se carcajea- ¡Si la ganancia es buena, le damos una parte, si no, lo guardmos para gastarlo en la siguiente!

James asiente pero ya no es el duelo en ese momento lo más interesante de la reunión. 

Al final se llevaron a cabo un total de cuatro duelos, en el primero, lo ganó la luna, el segundo, la luna otra vez, el tercero lo ganó la estrella número dos y el cuarto se lo llevó la estrella número tres.

Todos decidieron que el premio serían las joyas y objetos que se apostaron, ya que no fueron efectivo. 

Los invitados comenzaron a salir del salón a eso de las cuatro y media de la  mañana. 

-Estate listo, Potter, te esperamos a primera hora- Regulus se despide, tal vez acompañado de Jordan Miller, que no deja de mantenerlo cerca poniendo su jodido brazo en sus hombros.

-Nos vemos, Potter- Barty sale por la puerta, con su sonrisa gamberra, arrastrando consigo a Evan, que en algún punto de la fiesta terminó batido de lápiz labial y completamente inconciente sostiene una sonrisa ladina en la cara.

Barty recuesta a Evan en su cama, de la forma más delicada posible.

Jordan duerme en la cama de a lado y Regulus se da una ducha. 

-Hey- Susurra, mientras mueve a Evan suavemente- Despierta 

Rosier se mueve, haciéndose bolita cubriendo su cara. Barty no tiene opción y busca entre sus cosas algún pañuelo para limpiar el desastre en la cara de Evan. Con cuidado descubre su rostro y limpia el maquillaje. Acaricia sus mejillas y pasa la yema de su dedo por las pecas que salpican su naríz. 

Transfigura su atuendo, ya que no está en su habitación. Se prepara con el uniforme y se acuesta junto a Evan. 

Así, acurrucado junto a él, es como piensa que deberían ser todas las noches. La cálida presencia de Evan lo mantiene relajado, como todas las cosas buenas. Sonríe para si mismo cuando Evan lo busca y sus manos se encuentran. Observa cada detalle de su rostro y piensa que bonito eres.

Cuando Regulus sale del baño, los rastros de lápiz labial desaparecieron y con ellos el letargo en el que se econtraba. Barty lo mira de reojo.

-¿Qué brete te traes con Potter?- Se endereza para mirar a su amigo, quien le responde encogiendose de hombros.

-Nos descubrieron, amigo. Sirius y su banda de idiotas nos espiaron. Querían entrar a la fiesta y.. pues ahí lo tienes.

-¿Así como así?- Barty se rié, levantando el mentón en un gesto exasperado- ¿Solo porque te lo pidió?

-No seas bestia, Crouch. Por supuesto que no - Regulus se acerca a la cama de Jordan y hurga debajo de ella para guardar el dinero que ganaron- Me vendió a Potter, o Potter se vendió. Como quieras verlo.

-¿Cómo dices?- El tono de Barty, más divertido, sugiere que entonces no hay problema.

-Pues así como lo escuchas. Va a ser nuestro basayo el resto del año.

Son las siete en punto de la mañana. Lunes.

Las clases comienzan a las nueve, pero Barty aprovecha el inicio del día para subir a la Torre de Ravenclaw, consigue darse un baño y reunir las cosas necesarias para un nuevo día de clases. Mientras se prepara, sus compañeros de cuarto le platican, como, Dimash de tercer grado se dió un revolcón con un hervidero de babosas que reemplazaron las sabanas de su cama en cuanto se acostó en ella.

Barty se ríe con ellos y piensa en lo gracioso que debió ser ver al patán de su compañero de casa, gritando en la obscuridad de la noche mientras los gusanos se arrastraban por su cuerpo.

Al llegar al gran comedor, Evan lo espera. Sus ojos enrojecidos y cabello despeinado reflejan el cansancio que lo envuelve y se saludan con un movimiento de cabeza. 

-¿Dormiste bien?- Barty se acerca con sigilo a Evan, quita una pelusita de su cabello mientras pregunta.

-No, nada bien- La mirada somnolienta de Evan provoca una risita y ante la burla, Evan hace un puchero, medio dormido- No te burles. No debiste dejar que tomara tanto.

-En realidad, fui yo quien te quitó tu cuarto trago y fui yo quien te dijo que no inhalaras tan fuerte el humo.

Evan se carcajea cuando hace memoria. Es verdad, dice entrecerrando los ojos.

Regulus se acerca, con Jordan atosigando. Esperan los cuatro en la entrada del comedor hasta que la melena rebelde y pelinegra de James Potter se hace presente. 

-¡Pero si es James Potter!- Exclama Barty, da una palmada en la espalda del chico mientras lo saluda. James frunce el ceño, arrastrando los pies, se le mira cansado.

-Parece que alguien tiene resaca- Regulus lo examina- ¿Qué pasa, Potter? Parece que no dormiste en toda la noche

-¿Qué se supone que me dieron de beber?- James responde con una leve mirada de reproche.

-Siéntete afortunado de saber que no bebiste lo que dimos el año pasado, además, debiste pensarlo dos veces antes de querer si quiera entrar- Regulus se pavonea con ligereza levantando una ceja- Ahora te toca pagar.

El grupo de jóvenes se sienta en la mesa de Gryffindor, Sirius Black los está esperando. 

-¿La resistencia al alcohol es una habilidad o se hereda?- Remus observa con envidia al par de hermanos que comen el desayuno sin complejidad, sin muecas ni dolores de cabeza, se ven relucientes, como dos miembros de la realeza.

-Es un don, querido. En algunos casos, por supuesto una habilidad adquirida. Me temo que fui testigo del entrenamiento por el que Regulus tuvo que pasar- Sirius responde ignorando por completo la mirada asesina de su hermano.

-¿Entrenamiento? ¿De que rayos hablas? ¡Me emborrachabas desde los nueve!

-Tenía que ser, Reggie, de lo contrario no hubieras aguantado tu fiestecita. Hablando de eso ¿Cómo se les ocurrió? fue bastante buena. Demasiado pretenciosa para mi gusto, pero buena.

-Eso es porque tienes un gusto pésimo, definitvamente no sabes de lo que te has perdido.

Solo Barty y James siguen la conversación. Escuchan con atención los detalles. James pensando ¿pero en qué problema me acabo de meter? y Barty sintiendo los dedos de Evan, acariciando su rodilla con suavidad, solo para estar seguro de que no se va a mover.  

En el nido de las serpientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora