Sirius y Regulus Black: Una canción de acordes desafinados

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¡Adevrtencia!

Mención de autolesiones y pensamientos suicidas, abuso infantil y maltrato animal (leves pero están allí) Este escrito no pretende bajo ningina circunstancia normalizar o romantizar las relaciones tóxicas y los traumas parentales. Capítulo largo 

De acuerdo. Todo es muy complicado.

Regulus tiene pesadillas desde los cuatro años; justo después de la primera vez que recibió un castigo por parte de su madre. Claro que había sido regañado, pero nunca había sentido dolor. En su cuerpo.

Tuvo que quedarse dormido boca a bajo, el ardor en su espalda era insoportable y le había resultado imposible dormir. Entonces escuchó un golpe sordo en la habitación contigua.

La habitación de Sirius.

Temió lo peor. Que su madre entrara a su cuarto y lo golpeara por haber llorado mientras él era castigado.

Se levantó de inmediato, ahogando los jadeos del dolor que recorría su espalda. Salió de su habitación y entró al cuarto de su hermano.

Y allí estaba él, en el marco de la ventana, con un gato negro en los brazos y un rasguño enorme en la cara.

Sirius siempre fue un rebelde y en ese entonces podía entender. Bueno, en realidad no. Regulus aprendió a temerle al dolor. No tenía intención de experimentarlo seguido, incluso sus propios castigos habían sido consecuencia de acciones torpes, descuidadas, nada por intención. Todo lo contrario a Sirius, que se metía en problemas aún sabiendo lo que le esperaba.

Esa fue la primera vez que lo vió y que dijo: Sirius está verdaderamente loco

"Lo ví y me acordé de ti" dijo. Ambos se sentaron en el suelo y acariciaron al gato durante unos minutos, tal vez fue una hora. Pudo haber sido una vida, pero terminó pronto.

Su madre, Walburga, entró a la habitación.

Regulus puede soportar el dolor.

Regulus puede morderse el labio y contener las lágrimas.

Regulus puede obedecer y quedarse callado.

Regulus sabe, que hay cosas más importantes que el bienestar propio. Y eso lo aprendió con Sirius.

Después de ver al gato muerto tras ser torturado no recibió más hechizos lacerantes pero el castigo sigue allí, todas las noches, en forma de bruma espesa que no lo deja dormir.

Durante su infancia, eran inseparables. Lo que es común en hermanos... En algunos hermanos, ya que muchos de ellos se pelean y se odian y se envidian. Ellos no. Solo se tenían el uno al otro, ¿Cómo podrían odiarse? Sirius no habría sido capaz de ponerle un dedo encima a su hermano, sabiendo las atrocidades que sufría cunado lo castigaban. Regulus nunca podría tenerle envidia a su hermano, sabiendo la carga que era para él ser el hijo mayor.

A pesar de que solo hay un año de diferencia entre ellos, era evidente que no eran similares. Incluso en medio de su rebeldía, Sirius era el hijo perfecto para la familia:

Lleno de magia. Lleno de poder. Un joven apuesto y elocuente. Elegante. Un diamante en bruto. Sirius, heredero de la casa Black.

... Regulus en cambio, bueno. No era que no tuviera todo eso. Pero no era Sirius. Había algo en él que lo hacía ver débil... Hace, hacía, aún no está seguro, se ha esforzado por borrar eso de su rostro o de lo que sea que le dé a las personas esa impresión.

Cuando la carta de aceptación llegó y Sirius tuvo que ir a Hogwarts las cosas fueron diferentes. No diferentes en el buen sentido, en primer lugar, nunca recibió cartas. No le extrañaba, a su hermano no le gustaba escribir, era muy flojito, intentó hacer como que no le dolió.

En el nido de las serpientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora