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-¡¿Qué chingados fue eso?!.- solté un suspiró ante la pregunta, giré y miré fijamente a Guada.- 

-Lo hice pagar.- contesté.- ¿Qué? ¿Te preocupa el imbécil?.- pregunté burlona soltando el humo del vape.-

-¡No! Me importa una verga el pendejo.- contestó, alcé un ceja.- ¡Me importa lo que ellos piensen de nosotras! ¡Le partiste la puta pierna y Alba lo vio!.- mis ojos se abrieron ante eso.- Es una niña de nueve años, la curiosidad es mucho más grande en su pequeña mente que en la nuestra, era obvio que iba a ir a ver que paso, pero claro, tu y tus jodidos impulsos olvidaron que hay cuatro niños con nosotros.- 

-No pensé que fuera a ir... Estaba contigo... Vio cosas peores, yo... Yo sé que eso no le causo tanta impresión.- murmuré, su ceño se frunció.- Lo siento, iré... Iré a hablar con ella.- deje el vape a un lado y me levanté de mi cómodo lugar contra un auto.- ¿Vienes?.- le extendí mi mano, esperando que la aceptará.-

-Chinga tu madre, Sam.- insultó a la vez que la tomaba, le sonreí y la atraje en un abrazo.-

-A tu madre me la chingo.- susurré y antes de que pudiera hacerme algo, corrí lejos de ella.- 

-¡Ven aquí cobarde!.-

-¡Atrapame imbécil!.- ambas comenzamos a correr por las calles, olvidando que no éramos las únicas ahí.-

-¡Ya Samantha! ¡No tengo buena condición física wey!.- la escuche gritar, al voltear, estaba medio doblada con ambas manos en sus rodillas, podía escuchar su respiración agitada y su corazón agitado.-

-Que débil eres, neta.- murmuré acercándome a ella, viendo como los zombies que corrían hacia nosotras corriendo, frenaban de golpe.- Debes entrar, pendeja, quieren comerte.- le di un golpe en la espalda y volvió a ponerse recta, vio a los zombies a unos pasos.-

-Acércate a ellos.- me pidió, obedecí y me acerqué a pasos lentos, viendo como retrocedían.- Vuelve hacia mí.- volví a hacer caso. los pendejos se acercaron mientras yo retrocedía.- Eres mi puto escudo humano a partir de hoy, Sam.- murmuró antes de comenzar a caminar.- Anda, tengo hambre.- 

Comenzamos a caminar hacia la tienda, al entrar, todos estaban esparcidos por el lugar, unos comían, otros hablaban, los más pequeños jugaban entre ellos y sonreí, ahora, más que nunca, tenía un verdadero motivo para permanecer viva, ellos, tenía que cuidarlos y hacer que llegaran seguros a algún lugar donde pudieran sobrevivir.

Una idea cruzo por mi cabeza, el rancho de mis abuelos estaba lejos pero no tanto como para demorar mucho como para buscar provisiones. Era una gran idea, pero antes, debía asegurarme de que todo estuviera para irnos. Buscaría camionetas o autos, algo que nos permita llevar más provisiones.

-¡Alejenla de mí!.- escuché al imbécil de Miguel gritar, solo me reí antes de acercarme a Ama.-

-Lo siento por eso, ¿No estas enojada, verdad?.- hablé cuando me miró con el ceño fruncido.-

-No, solo estoy confundida... ¿No darás explicaciones?.-

-No por el momento, pero ya sabrán todo... Mientras, ¿Qué tal si me acompañas a dar unas vueltas por afuera? Hace mucho no salimos solo nosotras.- nunca era de ser quien pidiera pasar tiempo en compañía, pero sabía cómo se sentía Ama, sabía que creía que la excluíamos y demás, pero no era eso, era solo que estaba tan cegada por su hermana que no era capaz de reaccionar.-

-¿Estas segura? ¿No será peligroso?.- preguntó siguiéndome.-

-Nada malo te pasará si vamos juntas, relájate.- contesté tomando su mano al salir.- Antes de venir vi una tienda de ropa, creo que te gustará lo que hay ahí, ¿Quieres ir?.- asintió y ambas comenzamos a caminar, tomadas de las manos, mientras nos poníamos al día respecto a nuestras vidas, pues las últimas dos semanas, casi no habíamos tenido interacciones.-

Al entrar en la tienda, ella comenzó a ver toda la ropa, me miraba cada vez que algo le gustaba, yo solo asentía.

-¿Tú no vas a agarrar nada, Rivis?.- preguntó, asentí dirigiéndome a otra parte de la tienda, antes de perderla de vista, me aseguré de que la puerta estuviera bien cerrada.-

Estuvimos al menos media hora buscando ropa, no solo para nosotras, también para los demás, aunque para Manu, Alba y Andrés no había nada.

-¿Deberíamos buscar una tienda de niños?.- pregunté al salir, ambas teníamos un total de veinte bolsas.- 

-¿Qué tal si primero vamos a dejar esto? No podremos con muchas bolsas.- 

-De acuerdo.- contesté, el camino volvió a ser divertido, hablábamos y reímos, como si no estuviéramos rodeadas de muertos que caminaban.- ¿Ese es otro de tus amigos?.- pregunté viendo un auto que no estaba cuando nos fuimos.-

-No tengo ni idea.- murmuró en respuesta, nos miramos antes de casi correr a la tienda.-

-¡Eres una idiota!.- la voz de Guada llegó a mis oídos y abrí con fuerza la puerta, encontrándome a Guada bajo una chica rubia.-

-¿Qué chingados está pasando?.- pregunté confundida, todos nos miraron y solo volvieron a verlas.- ¿Guada?.-

-¡Ayudame Sam! ¡Sácamela de encima!.- exclamó, me acerqué rápidamente con confusión, empuje con delicadeza a la chica de encima suyo y la ayudé a levantarse.- ¡Hasta que llegas pendeja!.- me abrazó con fuerza.-

-¿Y ella quién es?.- pregunté en un susurró.- 

-Mi peor pesadilla.- murmuró en respuesta, miré a la rubia, quien ahora estaba parada a un lado de Abril, mientras ambas nos miraban fijamente, tragué grueso por el miedo que me dio esa vista.-

-Creo que nos quieren matar.- y ahora ambas las mirábamos, mientras se cruzaban de brazos, parecían estar conectadas y les juro por la chingada que daba más miedo del que creen.-

Streamers In The ApocalypseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora