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Irse, quizás no fue la mejor idea, pero no podía estar en esa casa y poner en riesgo la vida de sus amigos y de los niños que prometió cuidar.

Habían pasado ya unos tres días desde que se fue y en eso tres días había descubierto algo, no podía morir por los zombies, hace dos días en un intento de dejar de vivir, dejo que otro zombie la mordiera, aunque ya lo sospechaba, ver la mordida en su brazo y en su pierna, solo lo confirmaba y realmente la asustaba.

Ahora no solo estaba sola y asustada, también estaba preocupada y bueno, sola.

A las horas de irse de la casa, tomó prestado un auto y comenzó a conducir hacia la casa de sus padres, encontrándola vacía, pero, con muchas de sus pertenencias ahí, eso solo le podía dejar un solo pensamiento a Samantha... Ellos ya no están.

Ahora estaba fuera de esa casa, donde paso tantos momentos, pero, ninguno apreció como tuvo que hacerlo. 

De repente, el vape fue cambiado levemente por una caja de cigarrillos.

Sus ganas de encontrar a su familia y amigos solo fueron desechadas.

Sus ganas de salvar a las personas fueron cambiadas por ganas de matar a alguien, importándole poco quien fuera.

Sus ganas de volver solo fueron cambiadas por ganas de alejarse más y más.

Bajo del auto después de ver a un zombie y se le acercó, este ni siquiera corrió a atacarla, como lo hubiera hecho en otro momento, otra de las cosas que descubrió, esas cosas no se atacan entre ellas, solo atacan a quienes estaban... Vivos y ella, al parecer...  Ya no lo estaba.

Agarró la nuca del zombie y lo tiró contra el piso, comenzando a golpearlo, siguió y siguió, hasta que ya no hubo cabeza para golpear, dejo el cuerpo tirado ahí y se alejó, con manchas de sangre en su ropa y cara, subió al auto y arrancó, cruzándose con algunas de esas cosas y atropellándolas una y otra vez, hasta que solo quedaban el torso y las piernas o solo las piernas.

Media hora después, una tienda de ropa apareció frente a su vista, estaciono el auto frente a esta y con un poco de fuerza, destrabó la puerta sellada con madera, entró y comenzó a ver la ropa, tomo algunas cosas, hasta que un ruido, proveniente de lo que parecía ser el lugar donde descansaban los empleados, llamó su atención, se acercó y pudo escuchar un murmulló, algo como "ayuda", sus ganas de salvar volvieron, se acercó a la puerta, antes dejando lo que había agarrado sobre el mostrador y abrió la puerta, encontrando dentro a un hombre sobre lo que parecía ser una chica no mayor a los 20.

-Hola, ¿Interrumpo?.- dijo al hombre, este se levantó de encima de la chica con una sonrisa.-

-No, claro que no preciosa, solo acabas de aumentar mi diversión.- contestó tomando un machete que hasta el momento Samantha no había visto, eso la hizo tragar.- Vamos, cierra la puerta y deja que me divierta.-

-Eres sinceramente asqueroso.- comentó sin moverse de su lugar.- 

-Cierra la puta puerta.- dijo tirando el machete contra la rubia, esta solo se dejó que el objeto se acercara lo suficiente, antes de tomarlo, sin sentir dolor cuando le corto un poco de las manos.- 

-No.- y el machete de repente estaba en el pecho del tipo, si, otra cosa descubierta, su agilidad y fuerza aumentaron, no sabe porque, siendo que los zombies son bastante lentos e idiotas.- ¿Estas bien?.- dijo acercándose a la chica que solo retrocedió con miedo.- Oye, no te voy a lastimar, solo quiero saber si te lastimo.- 

-Él, solo, me toco, nada más.- contestó la chica levantándose lentamente.- ¿Cómo... Cómo hiciste eso?.- preguntó refiriéndose al cuerpo inerte en el suelo.-

-Ni idea, yo que tú me alejo de él, las puertas están abiertas, creo que esas cosas, bueno, huelen la sangre.- dijo escuchando pasos apresurados en las calles.- Prometo no hacerte nada, ¿Podrías venir conmigo antes de que ellos entren y te maten?.-

-¿Por qué te haría caso?.- preguntó tomando el machete del pecho del tipo.-

-Solo quiero que no mueras.- y al decir eso, un gruñido sonó detrás de ella, giró y sus ojos se abrieron asustada, hasta que, bueno, recordó que ellos no estaban ahí por ella, sino por la chica detrás de ella, giró la cabeza de la cosa y se acercó más a la puerta.- Ven, antes de que los demás entren.- dijo dejando a la chica en el lugar para ir por la ropa que había escogido.- Luego te lo pago.- le dijo a la chica cuando escuchó sus pasos detrás de ella.-

-¿Ese auto es tuyo?.- 

-... Si, lo es, súbete.-

-¿Realmente prometes que no me harás nada?.-

-Lo prometo.- 

Y ahora ambas estaban en el interior del auto, viendo como 4 zombies entraban corriendo a la tienda, Samantha arrancó al ver esa escena, al menos había saciado sus ganas de matar a alguien por ese día, ya veremos que hace mañana.

Streamers In The ApocalypseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora