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Más pasos.

Muchos más.

De un momento a otro, se detuvieron... . Ellos se detuvieron.

-Tenemos que irnos.- dije mientras miraba una de las ventanillas.-

Podía verlos. Podía sentirlos. Podía escucharlos. Podía olerlos. 

-¿Qué?.- escuché a Juan preguntar.- 

-¡Que tenemos que irnos!.- grité, todos me miraron.- ¡YA!.- ante sus miradas confundidas no me quedo de otro que gritarles enojada.- Guada llévatelos lejos, Vicky, haz lo posible por protegerlos.- hablé mientras me acercaba a la puerta de entrada.- Hay una puerta de emergencia en la oficina, salgan por allí, ya.-

-No vas a volver a quedarte sola.- Ama habló mientras tomaba a Andrés en brazos.-

-Ama, mira... Eso no está a discusión ahora, si quieres cuando estemos lejos de aquí lo charlamos, pero ahora, vete.- 

-Sam... .-

-Ahora Amairani. ¡Llévatelos lejos, Guada!- solo le dediqué una última mirada de salir.- Carajo... .- murmuré viéndolos. Eran muchos, no había visto tantos en un mismo lugar.- ¡¿Otra vez tú, puto?!.- le pregunté al alto, ya hasta parecía acosador de tanto que me seguía.-

Suspiré mientras los miraba fijamente. Mis manos fueron a mi cabello y lo ataron en una cola de caballo.

-No estoy de humor pendejos, neta... Hace poco menos de una semana que nos vimos por última vez, no mamen, ya hasta parecen pulgas de tan pegados a mí que están.- comencé a hablar mientras me acercaba, parecían estar en formación, como si protegieran al más alto.- ¿Por qué no se alejan? ¿Qué? ¿Son muy mamones?.- cuestioné burlona, como si me entendieran.-

-Tienes... Una habilidad... Que no puedes controlar.- paré en seco al escucharlo hablar, su voz era grave, sin sentimientos, estaba literalmente muerta.- No eres... Mejor que nosotros... Eres igual... Solo que te has sabido controlar.- mi ceño se frunció. Okey, esto es raro... Es muy raro.- 

-¿De qué chingadas hablas, wey? ¿Cómo chingadamadre es que hablas?.- pregunté, desde mi lugar, ahora que sé que habla, ni peda me acercó.-

-Tú... Estás hecha para más... Más que cuidar de... De ellos... Estas hecha para destruirlos.- ante eso, corrí hacia él, estaba segura de que lo escuché reír, como si esta situación fuera divertida.-

-¡Jodete pendejo!.- grité dándole una patada a uno que lo mando a volar. Moriría de cansancio, eran unos cincuenta. ¿Cómo mierda los mataría a todos?.-

-¿Es normal que el Mariana muerto hable?.- una voz detrás de mí, me hizo detener la acción de romperle la cabeza a uno.- ¿Por qué no se mueven?.- preguntó Vicky, la miré asustada.-

-¡¿Qué haces aquí?! ¡Deberías estar con los demás!.- exclamé volviendo a mi deber.-

-Ellos están bien solos... Tú no, son como cincuenta, ¿Quieres que te ayude?-

-¡NO! ¡Quiero que vayas con ellos!.- le di con el codo a uno, ahora si se movían, carajo.- Virgencita, ayúdame.- murmuré molesta.-

-¡Pendejo!.- Vicky gritó, había golpeado a uno y sonreía, solté una risa antes de mirar al alto una vez más, permanecía en su lugar... Parecía que sonreía, parecía que esta escena era su entretenimiento. Nosotras éramos su entretenimiento.-

-¿Ahora... Son dos? Supongo... Que tú la mordiste... Solo facilitas el... Trabajo.-

-¡Rompeles la cabeza, Vickyn!.- exclamé ignorándolo.- 

-¿Es normal que su voz me generé miedo?.- 

-Si.- 

--¿Cuánto tiempo... Crees que podrás... Aguantar el... Hambre?.- 

-¡Cállate!.-

-Solo... Digo los hechos como... Son.- 

-¡No me los comeré, no lo haré!.- y no estaba segura de sí sus palabras eran solo por molestar o si eran para potenciarme, porque cuando quise darme cuenta, estaba rodeada de al menos la mitad de los zombies sin sus cabezas.- ¡Ellos no son mi comida!.-

-Y si ellos... No lo son... Otros lo serán, el hambre llegará... Y ustedes, tendrán que... Saciarla.- 

-¡Tienes que irte Vicky, ve con ellos!.- giré para mirarla y grité, estaba estática en su lugar mientras miraba un punto fijo, tragué grueso al ver sus venas volverse demasiado verdes de la nada.- 

-Y si tu no lo haces... Ten por seguro... Que ella lo hará... Acabará contigo y con... Todos.- habló el pendejo, corrí hacia ella, pero antes de acercarme de más, me miró, sus ojos estaban blancos... Mierda, wey.- 

-¡Reacciona imbécil!.- grité molesta, su cabeza se torció hacia un lado, como si estuviera confundida.- Vicky, vamos, Nuvia te espera, no puedes hacerle esto.- y si nombrar a su novia no funcionaba, estaba jodida.- 

-¿N-nuvia?.- preguntó en medio de su transe.- 

-¡Sí! ¡Nuvia, tu novia!.- exclamé.- Tienes que volver por ella, Vic, ella te espera, no la defraudes.- 

-Aunque vuelva en sí... Se volverá a perder.- 

-¡Ya cállate wey, no quiero escucharte, pendejo!.- y quizás, no tuve que girar para gritarle, pues al hacerlo, sentí como Vicky se lanzaba contra mí y después de eso, todo se volvió negro... .-

Streamers In The ApocalypseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora