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-Sam.- una voz detrás de mí me hizo girar.- Hola.-

-Hola, Abril.- saludé, me volví a girar, no podía verla, no después de tantos días, creí... Creí que sin verla por un rato estos estúpidos sentimientos pararían, pero al volver a verla, solo aumentaron.-

-¿Qué tal todo ahí afuera?.- preguntó poniéndose a mí lado.- 

-Bien, Guada fue de gran ayuda.-contesté, a mi mente llegó un momento donde Guada cayó de cara, reí.- 

-Veo que te encariñaste rápido con ella.- murmuró, asentí, encariñarse en esta situación no era la mejor idea, pero esa tonta pelinegra lo hacía casi imposible.- 

-No quiero sonar grosera Abril, ¿Pero necesitas algo o ya me puedo ir?.- hablé mirándola, no tuve que hacer eso, sus ojos se notaban tristes y su cara levemente decaída, verla así solo me hacía tener ganas de abrazarla durante horas.- 

-Te extrañé Sam, creí que habías muerto, ¿Por qué... Por qué ese día te fuiste así sin más?.- su cuerpo se pegó casi por completo al mío, su rostro estaba a escasos centímetros del mío, estaba segura que iba a morir.- 

-Yo... No... .- suspiré, ¿Dónde mierda estaban Guada y Sofia cuando las necesitaba?.- No podía seguir con ustedes.- hablé rápidamente, dando dos pasos hacía atrás.-

-¿Por qué?.- preguntó sin moverse de su lugar.- 

Porque soy un puto zombie ahora.

-Porque, necesitaba salir, no me gusta estar encerrada mucho tiempo.- 

-Amas estar encerrada.- un paso hacía mí.- 

-Bueno, sí, pero no en estas condiciones.- otro paso hacia atrás.- 

-¡Sam!.- Gracias Santa Virgen por traer a esta pendeja.- 

-¿Pasa algo?.- pregunté acercándome a Guada, dejando a Ari atrás.-

-El bebé no deja de llorar, Sofia dijo que capaz podrías calmarlo.- se acercó un poco más a mí.- ¿Todo bien por allá?.- señaló con la cabeza a la castaña.- 

-Si, wey, vamos con el bebé.- la empujé con mi hombro al pasar por al lado de ella.- Vamos.- dije al ver que no me seguía.- 

-Voy, voy.- 

-Hasta que llegan, no sé porque no se calma.- Sofia me extendió al bebé y le di una mirada incrédula.- 

-Pensé que nada más le iba a hablar, agárralo, mira si se cae y queda pendejo como todos aquí.- dije echándome para atrás.-

-Agárralo wey.- lo agarré y como por arte de magia comenzó a calmarse.- 

-Caprichoso... ¿Le pusieron nombre?.- 

-Juanito.- Ama dijo cuando se puso a un lado de Sofia.- Era broma pendeja.- aclaró al ver mi rostro con una mueca.- Andrés.- 

-Que pinche nombre.- murmuré, él me miró y rio.- ¿Tengo algo en la cara o que pendejo?.- soltó otra risita.-

-¿Van a comer?.- Juan preguntó en el marco de la puerta, las chicas asintieron mientras yo permanecí parada.-

-¿No vienes?.- Ama preguntó.- 

-No, en un rato, voy a hacer que se duerma.- ella y los otros dos asintieron, mientras que Guada se quedó a mi lado cuando se fueron.- ¿No vas?.- 

-No tengo hambre, ¿No prefieres sentarte?.- señaló el sofá y me acerqué, una vez estuvimos las dos sentadas, volvió a hablar.- Siento que Abril me odia.- dijo acariciando la cabeza de Andrés.- 

-¿Por qué crees eso?.- pregunté con una sonrisa.-

-No sé, cuando te fui a buscar, me quedo mirando, como, si yo hubiera ocasionado esto.- 

-Que pendejada dices.- solté una risa cuando el bebé le mordió el dedo que había dejado cerca de su boca.- 

-Pendejo.- murmuró agitando la mano.- 

-Pobrecito, mira la cara que puso.- ahora Andrés ya no reía, tenía un pequeño puchero como si fuera a llorar en cualquier momento.- 

-Ya, ya, no llores bebé, era broma, no eres un pendejo.- me lo arrebató de los brazos y comenzó a mecerlo en los suyos. Me apoyé en su hombro, dejando que Andrés viera mi cara, comencé a hacer muecas para que riera. Unos minutos después un golpe en la puerta me hizo quitar la vista del bebé para dirigirla a la puerta, donde Alba y Manu nos veían fijamente.- 

-¿Van a venir o se van a quedar ahí como unos chamacos pendejos?.- pregunté, los dos comenzaron a acercarse lentamente, cuando estuvieron frente a nosotras, alcé a Alba y las senté en mis piernas, Manuel se sentó a mi lado y apoyó su cabeza en mi hombro.- 

-¿Cómo te sentiste ahí afuera?.- Alba preguntó, antes de contestar, sentí unos toquecitos en el brazo, giré y Manu comenzó a mover sus manos.-

-¿No tuviste miedo?.-

-Ahí afuera me sentí algo extraña, ya sabes, ver todo casi destruido fue como un golpe fuerte... Y si, sentí un poco de miedo, pero sentí más miedo de dejarlos aquí solos... Digamos que esta hija de su chingada madre me ayudó un poco con ese miedo.-

-No puedo creer que no me puedas decir algo lindo sin insultarme en el proceso, que idiota eres.- 

-Oh vamos, sabes... Sabes que te quiero.- dije con una sonrisa, Guada me miró unos segundos antes de también sonreír.- 

-Manu dice que ustedes parecen novias.- Alba habló de la nada, me giré a ver al chamaco y este tenía una expresión como si estuviera ofendido.-

-¡Mentirosa! ¡Tú crees eso!.- formuló con una mueca de enojo.-

-Ay ya, Manu, supera.-

-¿Así que novias?.- Guada preguntó mirándome con una sonrisa burlona.-

-No tengo gustos tan feos como para gustar de este espécimen.- hablé con una mueca burlona.- 

-Yo tampoco caería tan bajo por gustar de esta cosa de dudosa procedencia.- 

-¡Cosa de dudosa procedencia tu abuela!.- exclamé levantándome de mi lugar.-

-¡Con mi abuela no, hija de la chingada!.- ella me siguió el paso, dejando a Andrés en los brazos de Manu.- Anda ven pendeja, te voy a matar.- 

-Ay, por favor, un golpe en la frente y terminas bajo tierra.- le contesté entre risas y así empezamos otra de nuestras tantas peleas, con dos niños viéndonos divertidos y un bebé con una gran sonrisita.-

Si no hubiera conocido a Guada, mis últimos días hubieran sido tan aburridos, como su vida misma.

Streamers In The ApocalypseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora