22.MASAJE

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CIRCE

Me quito el balaclava una vez que entro en mi tienda quitándome también todo el equipo quedando solo con el uniforme, me pongo la peluca y las lentillas. Mientras me trenzo el cabello pienso en la mujer que observaba Nyx en el cuadro, soy lo suficientemente inteligente como para saber quién es esa mujer. Es de quien me hablo Artem, ella es el centro de todo lo que aquí ocurre, ella es la madre de las mellizas Leviat.

Cuando Anthon y yo entramos a la mansión que nos correspondía, descubrimos que era la casa donde creo que crecieron las hermanas ya que había todo tipo de recuerdos de ellas en ese lugar y cuando entramos al estudio la imagen de aquella mujer me dejo sin aliento y entendí de dónde provenía la belleza de las mellizas

Nyx y Azara son hermosas, pero esa mujer le da un significado completamente diferente al concepto de belleza, cuando me detuve frente al enorme cuadro sentí un escalofrío recorrerme el cuerpo al ver los profundos ojos grises de aquella mujer al tiempo que una sensación de familiaridad y calidez me embargo.

- Comandante – la voz de mi teniente me saca de mis pensamientos – estamos listos.

Termino de trenzarme el cabello rápidamente antes de salir encontrándome con Anthon quien me extiende una taza de café, algo que le agradezco ya que no he comido nada en todo el día. Caminamos hacia la tienda principal, pero me detengo a medio camino sintiendo de repente como se me eriza la piel.

Algo está mal

- Estamos rodeados – murmuro en hebreo solo para que él me entienda, pero antes de que pueda responder un disparo rompe el silencio rozándome el brazo haciéndome gruñir al sentir el ardor. – hijos de puta – tomo mi arma empezando a disparar a los hombres que salen en lo que corremos a la tienda donde se encuentra el resto de mi equipo y los Cerberus. – salgan de aquí y lleven el paquete al comando. – ordeno a mi equipo quien empieza a recoger todo rápidamente.

- Podrías hablar en un idioma que conozca, maldita sea – me ordena Santino tomándome del brazo herido haciéndome sisear con la punzada de dolor que me atraviesa, parece darse cuenta ya que abre los ojos como platos viéndose la mano llena de mi sangre.

- Saca a tu equipo de aquí – ordeno tomando rompiendo un trozo de mi camisa para presionar la herida – no puedes exponerte.

- No voy a dejarte sola – habla mirándome a los ojos y la forma en que lo hace provoca que mi corazón se acelere, pero me doy una bofetada mental al saber que corre peligro, por lo que lo tomo del cuello estampando mis labios en los suyos.

- Lo harás – hablo mirándolo a los ojos antes de darle un golpe en la cabeza con mi arma dejándolo inconsciente antes de volverme hacia Biser y Enzo – sáquenlo de aquí.

Tomando el rifle que me extiende Tao salgo de la tienda empezando a disparar a los hombres que tratan de acercarse dándole tiempo a los Cerberus que salgan de aquí, cuando se me acaban las balas dejo de lado el rifle tomando mi puñal yéndome en contra de los que nos atacan. En el momento en que entierro el puñal en el primer hombre me pierdo.

Amo la sensación que me sume cuando una especie de niebla roja me nubla la visión, es como si la oscuridad en mi interior se liberara y en este estado lo demás se apaga haciendo que me mueva por instinto.

No sé cuánto tiempo pasa hasta me detengo cuando un cuerpo cae a mis pies y a través de la niebla la veo, veo al monstruo que Nyx Leviat es y el cual me sonrie de forma siniestra blandiendo un haladie.

- ¿Creíste que un paralizante iba a detenerme? – pregunta acerándose lentamente como un depredador a su presa, pero lo que ella no sabe es que yo no soy ninguna presa.

ANAM CARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora