La vida se Santino Russo era cómoda, como comandante de un equipo especial de elite su vida siempre estaba al límite, por lo que la comodidad en su vida personal era importante. Eso era lo que su novia le daba, todo en su vida estaba bien hasta que...
Observo la imagen de Ravena en mi mano, es una imagen preciosa de cuando era una bebé. Mi mujer siempre ha sido hermosa, fue lo que más me impacto cuando la conocí por primera vez y la foto que sostengo en mi mano es una de mis favoritas. Es ella mirando a la cámara mientras sonríe.
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Artem tiene su propia foto favorita de nuestra chica, es la que tiene en la mesita de noche en su habitación y oficina, para mí es la que sostengo en mi mano y que siempre llevo conmigo.
Mientras la observo pienso en la primera vez que la vi, solo tenía once años cuando entre ha aquella sala donde estaban las Leviat, es inexplicable lo que sentí ese día y más cuando sus ojos se posaron en mí.
Esos ojos color tormenta son los ojos más hermosos que he visto en toda mi vida. nunca, antes ni después de ella he visto unos ojos como los suyos. En aquel momento al ser un niño no comprendía lo que había sentido en aquel entonces, pero en cuanto crecí entendí, fue amor a primera vista.
Tanto Artem como yo entendimos cuando la sostuvimos en brazos que habíamos encontrado a la mujer de nuestra vida. cuando nos sonrio supimos que haríamos lo que fuera por ella y así lo hicimos.
Luego del atentado en el que casi no la arrebatan, nuestros padres decidieron desaparecerla, mientras que Artem y yo forjamos nuestro camino con un solo objetivo en mente. Hacerla inmune tanto en la mafia como fuera de esta.
- ¿Dónde está? – pregunto sintiendo la presencia de Basil junto a mí.
- En su departamento – responde sentándose junto a mí – tiene una cita con Santino – tenso la mandíbula molesto, pero observo la foto en mis manos y me tranquilizo.
- Dile a Makrov que quiero hablar con él – me vuelvo a verlo notando que sonríe con satisfacción. – Las Leviat tienen algo pendiente conmigo.
Circe Starkov...
Bufo molesta de pie en medio de mi closet sin poder decidir que ponerme. Santino me dijo que saldríamos, mas no me dijo a donde y ahora estoy aquí como tonta pensando en lo que voy a ponerme. Respiro profundamente presionándome el puente de la nariz antes de tomar el teléfono para llamarlo.
- ¿tan pronto me extrañas? – responde casi al instante haciéndome rodar los ojos.
- Te cambio la invitación por una pijamada – hablo observando el lugar de mi closet donde se encuentran mis vestidos notando que en su gran mayoría tienen aún las etiquetas.
- ¿Qué pasa? – pregunta a lo que yo suspiro.
- Paso muchísimo tiempo en nuestro uniforme de combate, tanto en la base como en las misiones... – explico caminando a otra área de mi closet donde se encuentran los conjuntos.
- ¿no sabes que ponerte? – pregunta divertido a lo que ruedo los ojos.
- Idiota – murmuro
- Estoy llegando a tu edificio – frunzo el ceño viendo la hora
