12 - MOLESTIA

207 33 2
                                    

Respiro profundamente sintiendo como el viento helado entra por mi nariz dándome una sensación agradable en mi interior mientras me encuentro de pie en el borde del edificio más alto de la base. observo el extenso campo de entrenamiento de la base donde en este momento hay escuadrones trotando, me cruzo de brazos recordando que en este lugar he pasado gran parte de mi vida. suspiro sintiéndome un poco inquita por lo sucedido en Zardoya ya que tengo muchísimas preguntas, pero la respuesta a estas es una persona.

La imagen de los cuatro hombres viene a mi mente, los cuatro físicamente son impresionantes, cada uno de con belleza masculina única y diferente entre si lo que demuestra que no pueden ser hermanos, ni siquiera familia por lo que solo hay algo más valioso que el dinero que puede unir a hombres como ellos...

Mi atención me saca de mis pensamientos cuando esta se centra en el hombre que camina por el campo, siento que se me contrae el sexo al verlo al tiempo que a mi mente viene el recuerdo de lo sucedido hace unas horas en el avión.

Hace mucho tiempo no tenía un momento sexual tan intenso como el de hace rato. Mi cuerpo está lleno de chupetones y las marcas de sus gruesos dedos ya se notan alrededor de mi cintura, además de la deliciosa molestia que siento en mi entrepierna me hace sonreír de lado ya que lo disfrute y no me arrepiento de nada.

Empieza a nevar en lo que veo como escanea su entono en busca de algo mientras continúa caminando. Jamás creí que la perfección masculina existiera hasta que lo vi y luego de aquel momento me di cuenta que antes y despues de él ningún otro hombre me había impresionado, algunas noches en las que me encontraba sola e inquita tuve unos cuándos orgasmos en su un nombre.

De repente un par de ojos en grises aparecen en mi mente haciéndome fruncir el ceño por que no debería pensar en ellos, pero es inevitable ya que después de la hermosa noche que se carga Santino en los ojos, los de uno de los Seytan son impresionantes, grises con un toque de ámbar.

Algo en mi interior me dice que lo que busco no debe ser encontrado, al menos por mí, la forma en la que me vio el dueño de dichos ojos fue... fue... no sé cómo describirla. Soy consciente de que, si no los encuentro primero, ellos vendrán a mi o al menos él.

Salgo abruptamente de mis pensamientos cuando veo que el comandante es abrazado por la espalda por su más que perfecta novia, me tenso por completo al ver como ella besa su espalda mientras sus manos suben por su vientre hasta su ancho pecho. Frunzo el ceño confundida por la molestia que se instala en mi pecho cuando él se vuelve entre sus brazos sonriéndole antes de que ella lo bese.

- No me importa – murmuro girándome sobre mis pies y al hacerlo me encuentro a Anthon tras de mí. – te hacia descansando – gruño molesta pasando por su lado en dirección a las escaleras.

- Jure cuidarla, comandante – lo escucho como siempre a dos pasos tras de mi – son pocas las ocasiones en las que estoy lejos.

- Eso es verdad – respondo deteniéndome notando que se pone junto a mí.

- ¿gomitas? – un paquete de mis caramelos favoritos aparece en mi campo de visión. – en unos minutos nos reuniremos con usted...

- Cancela – tomo el paquete comiendo de este molesta – prepara mi moto, iré a la ciudad – ordeno caminando en dirección a mi habitación.

Rápidamente me cambio enfundándome en un conjunto negro, salgo en dirección al estacionamiento donde veo que Anthon ya se encuentra allí. Me extiende el casco que me pongo rápidamente viendo que la feliz pareja aparece e en mi campo de visión lo que aumenta mi molestia.

Me subo a la moto respirando profundamente en lo que la enciendo, sin perder tiempo me pongo en marcha ignorando la mirada cargada de fascinación que me da Santino.

ANAM CARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora