Cap26: Razones 2/2

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Nora reflexionó sobre el momento en que decidió dejar su puesto en los ANBU.

—Cuando me di cuenta de que Kichirou era el verdadero líder, le pregunté a mi estudiante si estaría bien dejar la organización en manos de Kichirou —dijo Nora—. Tobirama, con una de esas raras sonrisas suyas, me dijo que ya me había demorado demasiado.

Así, Nora dejó oficialmente su cargo y, con el tiempo, comenzó a comprender la razón por la que había tardado tanto en hacerlo.

——Me di cuenta de que parte de la razón por la que no había dejado el cargo antes era por Kichirou —confesó Nora, su voz llena de una emoción recién descubierta—. Pero, al dejar mi puesto, pensé que ya no tendría excusa para verlo. Por primera vez, me di cuenta de mis sentimientos hacia él.

Nora explicó cómo se resignó a seguir adelante sin perturbar la vida de Kichirou, pero Kichirou, preocupado por ella, comenzó a visitarla con la excusa de asegurarse de que pudiera mantener una vida normal por su cuenta.

—Sin darnos cuenta, volvimos a realizar juntos aquellas actividades que disfrutábamos —recordó Nora, con una sonrisa en su rostro.

La historia tomó un giro dramático cuando Kichirou volvió de una misión gravemente herido.

—Uno de los kunais lo había alcanzado en una zona vital —continuó Nora, su voz temblorosa al recordar aquellos momentos—. Mientras lo atendían, pensando que no sobreviviría, me pidió que me casara con él si lograba sobrevivir.

Afortunadamente la situación se resolvió de manera inesperada gracias a la intervención del hijo de Hashirama y padre de Tsunade, un excepcional ninja médico.

—Cuando nos volvimos a ver, ambos estábamos muy avergonzados. Él estaba rojo como un tomate, pero yo fui quien terminó más roja después de darle un beso en respuesta —recordó Nora, riendo entre lágrimas.

—Tras nuestro casamiento, vivimos con tranquilidad —continuó Nora, una sonrisa cálida adornando su rostro. —Todo era armonía y felicidad. Pero un día, durante una visita rutinaria al médico, me llevé una sorpresa agradable: iba a tener un hijo.

Nora se rió al recordar la reacción de Kichirou al enterarse de la noticia.

—Cuando se lo conté, Kichirou se desmayó del shock. Al recuperarse, salió corriendo a gritar a todo el mundo que iba a ser padre —recordó Nora, su sonrisa creciendo al revivir el momento.

Los años siguientes estuvieron llenos de momentos memorables. Nora describió cómo su hijo creció en un hogar lleno de amor y risas. Compartieron picnics bajo los cerezos en flor, tardes de juegos en el río y noches de historias junto al fuego.

—Los años pasaron felizmente. Vimos a nuestro hijo crecer, jugar y aprender. Cada día traía su propia alegría y descubrimiento.

—Ver a Kichirou enseñar a nuestro hijo a pescar, o cómo se emocionaba cada vez que nuestro pequeño aprendía algo nuevo, era una alegría indescriptible —dijo Nora, sus ojos brillando con el recuerdo de esos días felices.

—Cada momento era precioso —dijo Nora, sus ojos brillando con el reflejo de esos recuerdos felices. —Aunque el mundo ninja seguía girando a nuestro alrededor, en nuestra pequeña burbuja de felicidad, encontramos paz y un amor inquebrantable.

—Cada día con ellos era un regalo —concluyó Nora, su voz teñida de nostalgia—. A pesar de las sombras de mi pasado, esos años fueron la luz de mi vida.

Nora continuó con su relato, su voz teñida de tristeza y remordimiento.

—Todo tiene un final, y el nuestro fue demasiado abrupto —dijo Nora, su expresión sombría—. Con la guerra estallando, Kichirou, como líder de los ANBU y un ninja importante en la aldea, tenía mucho trabajo. Cada vez pasaba menos tiempo en casa y llegaba con más heridas.

Renacimiento en Konoha: El Cirujano de la HojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora