Mientras Yasuke respiraba con dificultad después de la intensa batalla, sintió una presencia aparecer detrás suyo. Pensando que era alguna bestia del bosque que había presenciado la batalla y atraída por su actual debilidad decidio atacarle. Intentó levantarse para defenderse sin embargo las piernas le temblaban demasiado, intentó girar su cuerpo y, apoyarse en sus brazos para levantarse, todo en su mente parecía claro, pero sus brazos, al igual que sus piernas, fallaron.
Yasuke sólo logró que su cabeza chocara con su misterioso atacante. Para su sorpresa, no sintió dolor; su cabeza estaba presionada contra algo metálico. Mirando lentamente hacia arriba, vio un rostro serio con una cabellera plateada reconocible. Yasuke había chocado con una bandana ninja que Sakumo sostenía horizontalmente en su palma, el objeto con el que su rostro había hecho contacto.
—Felicidades— dijo Sakumo, aún serio pero con una sonrisa leve y casi imperceptible en la comisura de sus labios.
Yasuke se relajó completamente, dejando que el cansancio invadiera su cuerpo. Sin resistirse más al agotamiento que sentía, permitió que sus párpados pesados se cerraran finalmente, entregándose al sueño profundo que lo reclamaba tras el extenuante enfrentamiento.
Yasuke se relajó completamente, confiando en Sakumo mientras era cuidadosamente recostado contra un árbol cercano. Permitió que el agotamiento se apoderara de cada fibra de su ser, sintiendo cómo el peso de las batallas recientes y la preocupación por su compañero leopardo se mezclaban con el alivio de haber sobrevivido.
No luchó contra el cansancio que cerraba sus párpados; simplemente se dejó llevar hacia el sueño, un descanso merecido después de tantas pruebas. En ese momento de calma, el mundo alrededor se desvaneció, y Yasuke se sumió en un profundo sueño reparador.
Pasaron dos horas, un breve tiempo de descanso comparado con el agotador esfuerzo que Yasuke había soportado, pero fue suficiente para que recuperara algo de energía. Su cuerpo, antes rígido y dolorido, ahora se sentía más flexible, aunque no completamente restaurado.
Al despertar, Yasuke notó algo en su mano derecha; un kunai fuertemente atado a la diadema ninja que previamente sostenía Sakumo.
Confundido y un poco desorientado, alzó la vista y, con ojos cautelosos y alerta, comenzó a observar cuidadosamente los alrededores, buscando señales de Sakumo o de cualquier otra presencia que pudiera estar cerca.
Cuando Yasuke ajustó su vista al entorno y la luz tras despertar, notó dos figuras: una arrodillada, amordazada e inmovilizada con cuerdas; frente a ella, una figura se erguía, cruzada de brazos y con su característico cabello plateado. Era Sakumo, quien le habló con firmeza:
—Ya despertaste. Una hora, cincuenta y siete minutos y cuarenta y tres segundos. Si hubieras tardado dos horas, estarías muerto. Un shinobi no puede permitirse demorar tanto tiempo descansando durante una misión; el enemigo podría aprovechar ese estado vulnerable.
Yasuke solo pudo hacer una mueca, mostrando su incomodidad. Sakumo, decidido a ignorar la evidente molestia de Yasuke, continuó con tono instructivo:
—Ahora que has despertado, terminemos esta prueba. Ven.
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Renacimiento en Konoha: El Cirujano de la Hoja
Fanfic"En este relato de renacimiento y redención, un cirujano exhausto por el sobresfuerzo laboral recibe de una entidad divina la oportunidad de renacer en un mundo de ninjas y habilidades sobrenaturales. En su nueva vida en Konoha, no solo tiene el pod...