No sé lo que siento por ella

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6 am, sonaba el despertador.

7 am, llegaba a la oficina.

1 am, regresaba a su casa.

Repetir.

Trabaja, trabajar, trabajar.

Eran las 2 am del quinto día donde Jisoo llegaba de madrugada a su casa.

No estaba para nada bien.

Se quedó dormida con la ropa de su oficina puesta, y cuando se despertó tenia un terrible dolor de cabeza. Así que se arrastró hasta su mesa de noche y tomó dos pastillas sin agua, para repetir todo el proceso.

Más tarde, ya era hora del almuerzo, y como era costumbre para Jisoo, solo tomaba un te frío o un ice americano. Lo que no se esperaba era una molesta Chaeyoung entrando en su oficina cruzados de brazos.

—Chae...

—Jennie me llamó—Jisoo asesino con la mirada y la castaña solo escapó del lugar— ¿COMO ES QUE NO HAS COMIDO NI DORMIDO POR CINCO DIAS?

Trago grueso.

—Baja la voz...

La rubia resopló.

—Vamos a comer algo, ahora.—se quería negar y decir que todo estaba bien, pero la mirada intensa de Chae sobre ella la estaba haciendo quedarse sin aire— Vamos.

Jisoo solo dejó caer sus hombros y tomó su bolso y su abrigo.

—Más vale que me invites estofado.—y Rosé enrollo engancho su brazo con el de Jisoo.

Cuando llegaron al restaurante, a un par de calles, la pelinegra sacó la silla de Chae y la ayudó a sentarse como tenía a costumbre, cuando se percató de sus compañeros de oficina a un par de mesas de distancia.

Otra vez los rumores, pensó.

Solo hizo un gesto de saludo y se sentó.

Observó como Rosé ordenaba sin tener que preguntarle nada y se quedó en silencio. Espero que la rubia la regañara una vez más. Cosa que hizo y la mayor solo pudo hacer una mueca y asentir con lo que estaba diciendo.

—Lo siento.—fue lo único qué se le ocurrió decir cuando Rosé dejó de hablar y se recostó de la silla cansada.

Ya había llegado su comida.

—Eres extremadamente inteligente, Chu. Sabes que no es a mi a quien tienes que pedir perdón.—ella tomó de su estofado— No quiero que te enfermes.

Jisoo suspiró.

—Esta bien, en serio prometo no excederme así estos días.—dijo cediendo. Siempre cedía ante la rubia.

Rosé dejó sus utensilios para sacar el meñique.

—Prometelo—Jisoo la miró con reproche—, ¡Chu, prometelo!

La mayor resopló y enrollo su mequiñe con el de ella.

—¡Bieeen! Esta bien, Chaengnie.—la rubia sonrió satisfecha— Prometo no excedeme en el trabajo a menos que mi trabajo dependa de eso.

Y luego juntaron sus pulgares.

Jisoo no podía con la sonrisa que tenía Rosé en su rostro y sonrió también, tomando su mano para posar sus labios en ella demasiado rápido para que Rosé pudiera procesarlo.

Que acaba de hacer...

—Gracias por preocuparte por mi.—y como si nada, Jisoo siguió comiendo. Ignorando por completo las mejillas rojas de Chaeyoung.

So Sweet | ChaesooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora