De mi para nosotras

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La rubia se despertó en la mañana de navidad siendo abrazada por la espalda por Jisoo en su vieja habitación. Eso le divertía muchísimo, su pequeña versión de su misma no podría creer esto si se lo contarán.

La rubia sonrió y al despertar lo primero que vio fue a la sobrina de Jisoo con las manos en la cintura viéndola con una ceja arqueada.

Quedó congelada.

—¿Ahora si puedo llamarte tia?—preguntó la pequeña.

Rosé no sabía que decir.

—Si—habló Jisoo entre dormida y despierta, apretando más a Rosé hacia ella.

La pequeña Hanni de seis años rodó los ojos divertida mientras salía de la habitación aún usando su pijama de navidad.

—¡Recuerden bajar a abrir sus regalos y comer, par de tortolitas!—gritó desde el pasillo.

Rosé y Jisoo rieron contra ellas por la ocurrencia de la niña. Y la menor no podía sentirse más en casa.

Pasaron juntos la mañana de navidad, abrieron regalos entre ellos y vieron a los niños jugar con sus nuevos juguetes. Ellas sabían que sus regalos estaban en el departamento de Jisoo que los abrirían al final del día.

Por otro lado, el hermano de Jisoo recibió un diccionario (el cual le recordó cuando estaba en el ejército y cuando le envió una carta a Jisoo, esta se la devolvió corrigiendola) y se echó a reír. Jiyoon por obvias razones. Recibió un lindo set de maquillaje, pero también un frasco de pepinillos para no perder la costumbre de dar malos regalos.

Después del almuerzo, pensaron que debían convencer a Jennie de cuidar a sus perros cuando ellas estuvieran en Australia la semana que viene, así que sin pensarlo demasiado fueron hasta el departamento de esta con una botella de ponche.

—Jennieeee.—canturreó Jisoo.

De pronto, tres golpes fuertes sonaron dentro del departamento sobresaltando a las dos chicas en el pasillo.

—¿Jennie, estas bien?—preguntó Jisoo.

Rosé se agachó y vio un movimiento de pies extraño por debajo de la puerta.

—No está sola.

Jisoo frunció el ceño y recordó que Jennie le había dicho que estaba saliendo con alguien. Así que de relajó y su rostro se volvió lleno de picardia, a lo que Rosé reaccionó confundida.

—Jennie voy a en...

Pum, pum, pum. Abrió la puerta.

—¡Jisoo!—exclamó sin aliento.

Sus mejillas estaban muy rojas y su ropa estaba mal puesta.

La mayor se cruzó de brazos.

—Jennie Ruby Jane.

Jennie sonrió ante la mención.

—¿Estabas recibiendo tu regalo de navidad?—entonces Rosé entendió y la miró y la miró divertida.

—No te hubiera abierto la puerta...—Rosé metió la mano para abrir más.

Noto algo en unos milisegundos que la puerta se abrió. Había una chaqueta de jeans con unos gatitos pintados en la espalda. Una chaqueta que ella había pintado hace años.

Jennie la miró alarmada.

Rosé tomó aire.

—LISA, SAL DE AHI.

Tanto Jisoo como Jennie se sobresaltaron cuando Rosé abrió la puerta de golpe para encontrar a una Lisa subiendo sus jeans y solo con un sostén deportivo.

So Sweet | ChaesooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora