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𝓐𝓵 𝓓í𝓪 𝓢𝓲𝓰𝓾𝓲𝓮𝓷𝓽𝓮
𝕵𝖚𝖓 𝕸𝖎
Cuando llegué al instituto, vi que muchos estudiantes estaban reunidos en los casilleros. No le di mucha importancia hasta que recordé la tarjeta roja que Jun Pyo le estaba dando a uno de sus seguidores fieles. Fui a ese lugar y vi cómo Jan Di tiraba y pisaba la tarjeta. Me acerqué a ella y la tomé del hombro.
—Jun Mi, ¿pasa algo? —preguntó Jan Di con una sonrisa al verme allí.
—Unnie, ten cuidado. Esa tarjeta no es buena. Cuídate, por favor—le mencioné con preocupación.
—Tranquila, Jun Mi. Sé cuidarme muy bien sola—dijo con una sonrisa valiente en su rostro.
La abracé mientras metía una tarjeta morada con una flor rosada que decía "Ángel" en su bolsillo. Me separé de ella y fui al salón donde recibo clases. Al llegar, no vi a los chicos ahí, así que decidí dar una vuelta por el instituto. Llevaba 10 minutos caminando cuando vi a una multitud de alumnos haciendo un círculo. Me acerqué y vi a Jan Di en medio, vi cómo le arrojaban huevos a su uniforme y ella se veía triste. Me quité mi suéter, aparté a algunos alumnos del camino y me acerqué a ella cuando la escuché.
—¡Háganlo! ¡Vamos! ¡Quiero verlo!—gritó decidida a no echarse para atrás.
Sin perder tiempo, me acerqué a ella y la cubrí con mi suéter mientras la abrazaba. Sentí cómo nos tiraban harina desde arriba y la abracé más fuerte, cubriendo su uniforme y su rostro. Jan Di temblaba ligeramente, su tristeza era palpable.
—Hey, hey, hey, qué alguien regale un poco de aceite. Lo único que falta es freírlas—burló un alumno.
—Quedaron como si fueran hotcakes—
Todos los alumnos se empezaron a reír de nosotras. Jan Di, con lágrimas en los ojos, miró hacia un lado y ahí estaba Min Ji. Ella se fue de nuevo sin ayudar a Jan Di. Me lo esperaba de ella.
—¡Tiren más huevos!—
—¡Inténtelo!—
Me di la vuelta dejando ver mi rostro. Muchos se sorprendieron al verme llena de huevos y harina. Vi que un chico estaba grabando y me di cuenta de que todo era obra de Jun Pyo.
—Geum Jan Di tiene la tarjeta de la pequeña flor, lo que significa que quien se meta con ella tendrá problemas conmigo—dije enojada hacia todos los alumnos, mi voz temblando de ira.
Me acerqué a Jan Di y saqué de su bolsillo la tarjeta. La mayoría de ellos se inclinaron con un coro de "𝐒í, 𝐉𝐮𝐧 𝐌𝐢". Luego jalé a Jan Di y nos fuimos de ahí. La llevé a la azotea para limpiarla. Mientras la limpiaba, sentí la tristeza abrumadora de Jan Di, la injusticia de lo que había pasado pesaba en el aire.
—Jan Di, lo siento tanto. No debería haber pasado esto—dije, con lágrimas en los ojos, sintiendo su dolor como si fuera mío.
Ella solo asintió, sus ojos llenos de lágrimas que no se atrevía a dejar caer. Sabía que estaba siendo fuerte, pero en ese momento, su fortaleza la hacía aún más vulnerable. La abracé con fuerza, sintiendo la desesperación y el dolor de mi amiga en cada latido de su corazón.
