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Después de ese gran día con Taehyung, Jun Mi llegó a la empresa, donde la recibieron con una avalancha de preguntas. Todos estaban ansiosos por saber cómo le había ido en la fiesta, especialmente sobre su tiempo con Taehyung. Pero Jun Mi, fiel a su palabra, mantuvo silencio. Si Taehyung no había dicho nada, ella tampoco lo haría. Pronto, la sesión de preguntas quedó en segundo plano, ya que era hora de trabajar.
Los estilistas la rodearon, ajustando trajes y peinados para el próximo MV que tenían que grabar. Cada detalle era crucial, desde el maquillaje hasta los accesorios. El productor dio las indicaciones finales, y todos se pusieron en marcha.
—Muy bien, Jun Mi —dijo el productor—. Necesito que te subas al candelabro para la última toma. Luego haremos la escena de Lee-rí con el tanque.
Jun Mi asintió, aunque el temor se reflejaba en sus ojos. Subió al set donde se encontraba el enorme candelabro colgante. El problema era la altura. Jun Mi le tenía un miedo paralizante a las alturas, y al estar en la plataforma elevada, sintió que sus manos se aferraban al candelabro con fuerza. La ropa ajustada no ayudaba, ya que intentaba ocultar el ligero bulto en su vientre, un secreto que aún no estaba lista para compartir.
—Vigilen bien el set, no queremos que le pase nada a Jun Mi —ordenó Ji-Woo, preocupada por la seguridad de su compañera.
—Unnie, tengo miedo —confesó Jun Mi, su voz temblando.
El pánico era evidente en su rostro. Cada vez que el candelabro se movía, soltaba un pequeño grito, lo que preocupaba a todos en el set.
—Pongan colchones debajo de Jun Mi, así si algo sale mal, no se lastimará —ordenó Ji-Woo. Luego, en un tono más suave, añadió—. Tranquila, Jun Mi. Respira. Todo está bien.
La escena, que se suponía sería rápida, se convirtió en un desafío de más de dos horas. Jun Mi tuvo que repetirla más de cien veces, cada vez luchando contra su miedo, hasta que finalmente logró la toma perfecta.
—Sabía que podías hacerlo, pequeña. Estoy muy orgullosa de ti —dijo Lee-Rí, una de las integrantes del grupo, al ver el esfuerzo y la valentía de Jun Mi.
Las palabras de Lee-Rí llenaron de calidez a Jun Mi, dándole la sensación de que todo valía la pena. A pesar del miedo y la ansiedad, había logrado superarse.
—Excelente trabajo, Jun Mi —comentó el productor, satisfecho—. Ahora grabaremos la escena de Lee-Rí.
—¿La mía? ¿Tan pronto? —preguntó Lee-Rí, un poco sorprendida.
—Vamos, Lee-Rí, rápido, aún nos quedan muchas escenas por grabar —le dijo Jun Mi, aún un poco agitada por su propia escena, pero decidida a seguir adelante.
Y así, el día continuó con más grabaciones, ediciones y retoques finales. Pasaron largas horas grabando las canciones para el álbum y posando para las fotos de la portada. Jun Mi, a pesar del agotamiento, se sentía realizada. Sabía que ser idol no era fácil, pero momentos como esos, donde superaba sus miedos y encontraba apoyo en sus compañeras, la hacían sentir especial y orgullosa de su trabajo.
