«¿Y si tu destino ya está escrito, pero tienes la oportunidad de reescribirlo a través del amor?»
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Emma Honley ha visto su vida últimamente desmoronarse y todo empeora tras la muerte de su abuelo, la única persona q...
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Siempre me ha intrigado el efecto mariposa. Es extraño pensar que la más pequeña acción puede desencadenar grandes consecuencias. ¿Qué hubiera pasado si mi abuelo no me hubiera regalado ese reloj? ¿O si yo nunca lo hubiera usado?
De alguna manera, parece que he viajado en el tiempo. Reconozco mi ciudad; sus rasgos aún son familiares. Pero al mirar mi casa, me doy cuenta de que ahora en la parte superior dice "Tienda". Así, solo eso.
No sabía qué hacer. Intenté ajustar la hora del reloj, esperando que eso me devolviera a mi vida normal, pero evidentemente no estaba funcionando. Tenía una opción: entrar a la tienda y pedir ayuda. La duda me asaltó. ¿Y si eso cambiaba algo? ¿O si pensaran que estaba loca? Pero, ante la falta de alternativas, decidí dar el paso.
Dentro, encontré a un hombre que parecía el vendedor. Me acerqué, y al verme, su mirada reflejó sorpresa.
—¿Ah? Bienvenida. No suelen haber muchos clientes a esta hora. ¿Qué se te ofrece? —Me dice el hombre tras el mostrador.
—Hola, eh... soy Emma Honley. Quería preguntarle algo... bastante extraño... ¿en qué año estamos?
—¿Qué?... ¿Es una broma? Pues... es 2031. ¿Por qué?
Me quedo completamente boquiabierta. ¿He viajado ocho años al futuro? Bueno, es bastante, pero no tanto como creí.
—Creo que he viajado en el tiempo. ¿Es eso posible?
Él aclara la garganta, haciendo una mueca de desagrado.
—Niñita, no sé si esto es una broma, pero si no necesitas nada, puedes irte.
—Ah... sé que suena raro, pero esta tienda solía ser mi casa. No sé si lo entiende... —comento, dudando—. Uhm, sé que es mucho pedir, y más porque soy una desconocida, pero... ¿podría prestarme un poco de dinero?
—¿Dinero? Niña, recién te conozco. ¿Para qué lo necesitas?
—Tal vez lo necesite. Solo por si acaso.
—Este dinero es importante; tengo que invertirlo. No puedo prestarle a una niña que no conozco.
—Por favor, señor, es importante. No sé qué haré si me quedo aquí mucho tiempo y no tengo nada para comer.
