7. Un mal presentimiento.

33 6 1
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿Alguna vez han sentido esa sensación abrumadora de un mal presentimiento?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿Alguna vez han sentido esa sensación abrumadora de un mal presentimiento?

No uno cualquiera, sino esa certeza agobiante de que algo va muy mal, algo imposible de ignorar. Pues yo la tengo ahora. Siento que no será sencillo salir de aquí, y me persigue la pregunta: ¿cómo puede ser posible que haya muerto en el presente que conozco, si estoy aquí, en este futuro?

La vida no ha sido justa conmigo. Primero perdí a mi abuelo, y ahora, por alguna razón incomprensible, me encuentro en un tiempo que no es mío, con una chica increíblemente testaruda a mi lado. Si tan solo hubiera sabido que esto iba a pasar, habría traído al menos mi teléfono y algo de dinero. Pero, claro, dejé todo en el mueble antes de lo que sea que me trajo aquí, y ahora, no tengo nada.

Pienso en el reloj. Mi abuelo fue quien me lo dio, y estoy convencida de que es la clave de todo. Estoy casi segura de que fue lo que me trajo aquí.

Mis pensamientos se interrumpen cuando veo a Riley volver hacia mí, su expresión es de derrota.

—¿Y? ¿Lograste saber algo? —Le pregunté, tratando de no sonar desesperada, aunque su expresión ya me diera la respuesta.

—No, nada.

Aun cuando la decepción ya estaba ahí, no pude evitar fruncir los labios, sintiendo cómo la frustración crecía.

—Creí que sería más fácil —Dije, entrecerrando los ojos mientras intentaba calmar mi enojo.

Riley permaneció en silencio, y yo seguí hablando.

—En fin, no es la única opción que tengo. Todavía queda el resto de mi familia paterna... y materna…

De pronto, toda la frustración se me vino encima, y sin poder contenerme, dejé salir un grito de rabia:

—¡Aaagh! ¿Qué hice yo para que el mundo se volviera en mi contra? ¡Quiero irme de aquí!

Sentí una mano en mi hombro. Era Riley, y aunque su gesto era firme, en su mirada noté algo de compasión. Me sorprendió aún más cuando escuché cómo pronunciaba mi nombre:

Cronoamor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora