Solarballs:con que aquí pertenezco (Pausada/Editando)

❄️visitas (cap. re escrito)❄️

La tensión aún flotaba en el aire cuando, de repente, un movimiento en la distancia llamó la atención de todos. De entre la negrura del cinturón de asteroides, emergió una figura imponente. Jack, el gigante de hielo del que Namae les había hablado, avanzaba lentamente, acompañado nada menos que por Júpiter y Saturno.

Las lunas galileanas se iluminaron al ver a sus planetas. Io, Ganimedes, Europa y Calisto intercambiaron miradas de alivio, mientras que Titán y Luna sintieron una paz momentánea al ver que sus planetas habían llegado.

—¡Júpiter! ¡Saturno! —gritó Luna, corriendo hacia ellos, pero antes de que pudiera alcanzarlos, Mark dio un paso adelante, con su guardia aún levantada.

—Mantente atrás —dijo Mark, extendiendo un brazo en forma de protección—. No confío en nadie tan fácilmente.

Sin embargo, al ver a Jack, Mark bajó ligeramente su postura defensiva. Sabía que, Jack era una presencia confiable. Los anillos de Mark brillaron tenuemente al moverse con cautela.

Saturno fue el primero en hablar, su voz teñida de alivio y algo de reproche:

—¡¿Qué estaban pensando?! —tronó, su tono grave y firme—. ¡Irse así sin avisar! ¿Tienen idea de lo preocupados que estábamos?

Júpiter, por su parte, se cruzó de brazos, tratando de parecer más tranquilo de lo que realmente estaba. Aunque su interior aún vibraba de miedo tras atravesar el cinturón de asteroides, había recuperado la compostura. Sin embargo, no podía ocultar su molestia.

—Casi nos volvemos locos buscándolos —agregó Júpiter, con una mezcla de enfado y alivio en la voz—. Pero lo importante es que están bien.

Mark, aunque relajó su postura al ver la familiaridad entre ellos, mantuvo un ojo vigilante. Su 'hermano' seguía escondido detrás de él, temeroso, y Mark no pensaba permitir que nada los lastimara más.

Luna, que aún procesaba el golpe que había recibido Titán, preguntó:

—Pero… ¿cómo nos encontraron? ¿Cómo fue que lograron encontrar a Jack?

Júpiter soltó un suspiro pesado mientras se preparaba para contar lo ocurrido.

—Fue pura suerte —admitió—. Estábamos desesperados buscándolos. Saturno y yo estábamos recorriendo cada rincón de Tlalticpacti, cuando sin darnos cuenta… salimos del cinturón.

Saturno asintió, continuando el relato:

—Al principio pensamos que nos habíamos perdido también —dijo, con una ligera sonrisa irónica—, pero luego, a lo lejos, vimos algo. Una figura gigante, quieta como una montaña de hielo.

—Y resultó ser Jack —interrumpió Júpiter, señalando al gigante que ahora estaba a su lado. Jack, sin embargo, no dijo nada. Su gigantesca forma se tambaleaba ligeramente, sus ojos entrecerrados.

Jack, compuesto no solo de hielo, sino también de gases somnolientos, parecía estar siempre a punto de caer en un profundo sueño. Había momentos en que sus párpados caían por completo, y luego, con un ligero sobresalto, se despertaba de nuevo. La escena era tanto cómica como frustrante.

—El único problema es que Jack… bueno… —Saturno miró a Jack, quien en ese mismo momento soltó un suave ronquido— …se queda dormido constantemente.