La Tierra, aún con el corazón agitado tras el inesperado reencuentro, no pudo contener la emoción. Sus pensamientos viajaban a toda velocidad, saltando entre recuerdos y preguntas que había guardado desde hacía mucho tiempo.
—¡Júpiter, Saturno! —exclamó, con una sonrisa amplia y ojos brillantes—. Cuéntenme todo. ¿Cómo están Venus, Marte, Mercurio? ¿Y los gigantes de hielo? ¿Mis terrícolas… siguen ahí, verdad?
Cada palabra salía a borbotones, apenas dejando espacio para respirar, pero había una pregunta que resonaba con más fuerza en su mente, una pregunta que llevaba tiempo haciéndose.
—¿Y Luna? ¿Está bien? —preguntó, con una mezcla de ansiedad y esperanza.
Saturno, siempre sensible y protector, le sonrió con ternura, como si quisiera calmar cualquier inquietud.
—Luna está bien, está con nosotros. —Extendió el brazo en dirección a donde, según él, deberían estar Luna, Titán y las lunas galileanas de Júpiter, pero al girar la vista, notó que el lugar estaba vacío.
El rostro de Saturno palideció de inmediato. Un temblor apenas perceptible recorrió su figura. Su sensibilidad le traicionaba una vez más, y la idea de que algo hubiera podido sucederle a sus lunas lo abrumaba.
—¿Dónde… dónde están? —murmuró, la confusión dando paso a un pánico creciente—. ¡Estaban justo aquí!
La Tierra observó cómo la expresión de Saturno cambiaba, y una sensación de incomodidad le invadió. Saturno apenas podía contener el miedo, sus ojos buscaban desesperadamente alguna señal de sus lunas.
Pero Júpiter, con la calma y la sabiduría que lo caracterizaban, colocó una mano firme en el hombro de Saturno, como si su toque fuera suficiente para apaciguar el caos interno de su compañero.
—Tranquilo, Saturno —dijo en voz baja pero firme—. Solo fueron a explorar. Volverán pronto.
Saturno exhaló profundamente, intentando recobrar el control. Sabía que Júpiter tenía razón, pero no podía evitar que el temor revoloteara en el fondo de su mente.
La Tierra, aunque más aliviado por las palabras de Júpiter, no pudo evitar lanzar una mirada hacia el horizonte, esperando ver aparecer a Luna en cualquier momento. Su mente seguía llena de preguntas, pero por ahora, confiaba en que todo estaría bien.
Thot y Murray intercambiaron una mirada antes de que Thot diera un paso adelante, su abrigo azul ondeando ligeramente mientras se ajustaba las gafas con calma deliberada. La expresión en su rostro paso de ser una mezcla de intelecto afilado y una frialdad calculada a una sonrisa que parecía genuina, aunque sus ojos afilados y calculadores transmitían otra cosa. La atmósfera se tensó cuando interrumpió el momento entre la Tierra, Júpiter y Saturno.
Thot miró a Júpiter y Saturno, ajustándose sus lentes con esa calma característica, se acercó a ellos, hablando en un tono más afable de lo habitual.
—Bueno, bueno... —dijo Thot,con una chispa de entusiasmo fingido—. ¡Qué reencuentro tan dramático, verdad? No puedo evitar emocionarme por ustedes dos. Viajar a través del espacio y reencontrarse con el pequeño Mictlán después de tanto tiempo... —Su sonrisa se ensanchó, pero había una sensación de incomodidad en el aire—. Pero... me gustaría conocer un poco más de ustedes, mis queridos invitados.
Su ligera sonrisa desapareció y paso a ser una expresión que reflejaba una mezcla de seriedad y una frialdad calculada.—Me temo que tenemos que discutir un asunto importante. En privado.
Murray, siempre impaciente y explosivo, lanzó una mirada cargada de superioridad a los dos gigantes gaseosos. —Es hora de hablar claro —añadió, con un tono que apenas disimulaba su desprecio.
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Solarballs:con que aquí pertenezco (Pausada/Editando)
FanfictionHace más de 4.567 millones de años,cuando nuestro Sistema Solar aún se encontraba en formación... En nuestra galaxia vecina llamada Andromeda, específicamente en un lugar llamado: Sistema Aquamarina,se encontraba un pequeño planeta llamado Mictlán,q...