Solarballs:con que aquí pertenezco (Pausada/Editando)

❄️Consecuencias❄️

El espacio se tornaba oscuro y opresivo a medida que Murray llevaba a Saturno más y más adentro del cinturón de Tlalticpacti. Los asteroides que rodeaban la zona giraban como testigos indiferentes, y el eco de sus movimientos parecía trazar un laberinto sin salida. Murray avanzaba sin mirar atrás, con una calma que contrastaba brutalmente con la intensidad del momento, sus movimientos medidos y sus ojos fijos en su objetivo. Saturno, en cambio, luchaba por liberarse, pero la fuerza de Murray lo sometía sin esfuerzo.

Cuando llegaron al punto más denso y apartado del cinturón, Murray se detuvo finalmente. Se tomó un instante para observar a Saturno, notando el resplandor de sus anillos. Ahora, esos anillos giraban con miedo, vibrando de un modo imperceptible.

—¿De verdad pensabas que podías desafiarme a mi y a Thot? —murmuró Murray, en un tono bajo y gélido, mientras se inclinaba hacia Saturno, dejando que cada palabra cayera como un peso que se acumulaba lentamente sobre su víctima—. Desde el principio, debiste haberte quedado en tu sitio....

Saturno intentó mantener la calma, mirándolo con valentía a pesar del temor que comenzaba a reflejarse en sus ojos. No iba a darle la satisfacción de verlo sucumbir al miedo, al menos, no tan fácilmente. Respiró hondo y, con una voz firme, respondió:

—Lo que están haciendo con la Tierra es inhumano, Murray. ¡No puedes seguir… destruyendo todo lo que es, solo para satisfacer tus propios deseos y malditos caprichos!

Pero Murray soltó una carcajada seca, una risa carente de cualquier emoción que no fuera el desprecio absoluto. Dio un paso hacia Saturno, observando cómo este trataba de disimular su temor.

—¿Inhumano? —repitió Murray, su voz impregnada de burla—. Oh, Saturno, no tienes idea de lo que realmente significa esa palabra. ¿Crees que entiendes la oscuridad? No sabes nada de lo que estamos dispuestos a hacer por nuestro amado Mictlan...

Y, sin más aviso, Murray lo golpeó con una fuerza tan brutal que Saturno salió disparado, chocando contra varios asteroides en su trayecto. Su estructura tembló al impactar y, por un momento, sintió que sus anillos casi se desintegraban bajo la presión. Recuperándose como pudo, Saturno intentó sostenerse en el espacio, aunque el dolor le recorría cada parte de su ser. Sabía que Murray no había terminado; esto apenas era el principio.

—¿Sabes? —dijo mientras extraía el cuchillo y lo hundía una vez más—. Creía que esto sería un simple trámite… pero debo admitir que me estoy divirtiendo más de lo esperado... Y esa resiliencia tuya. Esa apariencia de fortaleza que intentas proyectar....es patética

Antes de que Saturno pudiera responder, Murray lo alcanzó de nuevo, agarrándolo con una fuerza aplastante. Saturno trató de liberarse, forcejeando con todas sus fuerzas, pero Murray aumentó la presión, y el dolor comenzó a intensificarse hasta volverse insoportable.

—Voy a enseñarte una lección que nunca olvidarás… si es que llegas a recordarla —susurró Murray al oído de Saturno, su tono retorcido y sádico, disfrutando cada segundo de la agonía que causaba.

Y entonces comenzó la tortura. Murray se limitó a golpearlo hasta matarlo con sus propias manos dirigiéndose a los puntos donde sabía que el dolor sería más penetrante. Cada impacto resonaba en el silencio del cinturón, reverberando en el vacío como un eco apagado, y Saturno sintió cómo su superficie se debilitaba poco a poco. Cada golpe era desgarrador, aumentando la agonía mientras sentía su cara cada vez con más moretones

Pero Murray no se detuvo ahí. Mientras continuaba su brutal castigo, comenzó a hablar, sus palabras afiladas como cuchillas, dirigidas a romper el espíritu de Saturno.

—Eres débil, Saturno. Siempre lo has sido —escupió Murray, su voz impregnada de un desprecio que solo podía nacer del odio más profundo—. Toda esa fachada de fortaleza que muestras… es solo eso, una fachada. ¿De verdad creíste que podrías proteger a "La Tierra"? ¡Patético!