Miko necesitaba vacaciones, y volver a sentirse Victoria por un rato. La vicky que no era famosa, la vicky que dormía tranquila, la vicky que caminaba y no existían las cámaras, la vicky que tanto extrañaba. Necesitaba volver al pasado, o cambiar el...
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08/12/23
Me desperté feliz, pude arreglar las cosas con Bianca y porque todo había salido bien. Busque con mi brazo el cuerpo de Bianca, que tendría que estar al lado mío, no la encontré, levanté la vista todavía un poco dormida y la ví en el balcón con una taza de té, estaba apoyada en la baranda viendo en dirección a la playa. Ahora estaba todo ordenado, hasta el piso parecía brillar.
¿Se levantó temprano para ordenar y limpiar?
Me levanté de la cama y fui hasta ella. Cuando la abrace por atrás ella se sobresaltó un poco pero acarició mis manos que estaban en su abdomen. Despertar y estar así con ella podía volverse una costumbre para mí, incluso me quedaría a vivir aquí con tal de verla feliz, aunque en parte sea todo una mentira. Tendría que pensar en como decirle toda la verdad y que no se enoje conmigo. Tendría que ir de a poco.
— Buen día. — Dije dejando un beso en su hombro, tenía puesta mi remera y se veía tan bien en ella.
— ¿Por qué me mentis? — Dijo de la nada, haciendo que mi respiración se corte y mi mente quedará en blanco. Ella dejó de acariciar mis manos y me corrió de su cuerpo, se giró y por primera vez en el día me miró.
Tenía un poco de ojeras y parecía cansada, seguro la resaca la tenía así. — ¿Por qué dices eso, mami? — Pregunté yo.
Ella rió irónica y cruzó sus brazos sobre su pecho. Que linda. — Por qué sé que me mentiste y lo seguís haciendo.
— No te miento mami.
— Y lo seguís haciendo. Hay cosas de tu actitud, de tu vida en si, que no me cierran. Trato de entenderte y no puedo Victoria. — Hice una mueca ante esto. Si bien si sabía que le mentía no sabía muy bien por qué ese reclamo de la nada. Ayer estábamos bien.
— Explícame, para entenderte mejor baby. — Dije agarrando sus manos.
— Ayer me desvelé, y no dormí. Resulta ser que te tengo que escuchar diciendo que no querías mentirme, que no lo hiciste a propósito, que no querías engañarme de esa forma y más disculpas ridículas hacia mi. Y pensando en esta semana que pasamos me doy cuenta que si me mentis. — Dijo apuntando mi pecho con su dedo índice. Estaba enojada.
— No te miento mami, seguramente fue una pesadilla fea. — Dije. Si mentía, y mucho. Pero ya temía de lo que podría pasar si le contaba la verdad.
— Entonces me mentiste, o algo. Porque me dijiste que no tenías mucha plata, que no tenías una buena situación económica. — Dijo entrando a la habitación.
— ¿Y eso qué? Es verdad. — Dije yendo atrás de ella.
— ¡Basta! ¡Deja de mentirme! — Levantó un poco la voz asustandome, se giró y me miró. — Decís que prácticamente sos pobre pero caes acá forrada en gita, con ropa de marca, perfumes todos chetos, ese reloj que tenés que seguramente vale más que mi mi departamento. — Dijo señalando un montón de cosas, estaba alterada y yo arrepentida. — ¿Te estás burlando de mí? Si, te estás burlando de mí. — Dijo con decepción en su voz.
