Capitulo [14]

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Después de pasar varias horas recorriendo las populares y concurridas tiendas de ropa del centro comercial, Uraraka y sus mejores amigas, ahora transformadas en versiones más maduras de sí mismas, decidieron tomar un merecido descanso en la acogedora cafetería llamada “Jazz Café”, ubicada en el corazón del lugar. Después de todo, resultó bastante agotador tener que cambiar sus monedas de oro por dinero en efectivo en las casas de cambio.

El ambiente se encontraba impregnado de una atmósfera nostálgica, como si el tiempo se hubiese detenido en la dorada época del jazz. Los tonos suaves y dorados de las luces creaban una iluminación cálida y acogedora, mientras que el murmullo suave de las conversaciones se entrelazaba con el delicado sonido de las notas de jazz que llenaban el aire.

Sentadas en una mesa junto a la ventana, la joven castaña y sus amigas disfrutaban de sus tazas de café humeante mientras contemplaban el bullicio del centro comercial. No obstante, a medida que el aroma del café llenaba sus sentidos, Uraraka se sumergía en una profunda reflexión sobre la situación actual que había presenciado, un cambio tan abrupto que había dejado a todos perplejos.

En tan solo diez minutos, sus amigas habían vivido una vida entera en otro mundo, desapareciendo sin que nadie lo supiera. A pesar de los esfuerzos por incluirla en sus conversaciones y simular los "viejos tiempos", Uraraka sabía en lo más profundo de su ser que ya no sería posible volver atrás. Se sentía como una joven que no comprendía las conversaciones de mujeres mayores, incluso cuando hablaban de momentos que ella misma había vivido no hace mucho. Aunque apreciaba la intención de sus amigas por hacerla sentir parte del grupo, una sensación de desplazamiento la corroía por dentro.

—¿Recuerdan cuando fuimos juntas al concierto de ese famoso Idol coreano? —evocó Mina con nostalgia—. En mi caso, recuerdo que nos castigaron a todas cuando nos escapamos de los dormitorios de la academia para ir allí.

—Siendo que no era amiga de ustedes en ese momento, ¿qué sucedió exactamente? —preguntó Mei con curiosidad—.

—En mi opinión, el concierto no valió la pena. Hubo muchos problemas de audio cuando fuimos y resultó ser aburrido. No recuerdo exactamente por qué, han pasado más de 10 años, pero sí recuerdo que Uraraka-san se quedó dormida en su asiento. Probablemente era muy tarde, ¿no? —respondió Setsuna desde su asiento, buscando la respuesta de la castaña.

—Sí, muy aburrido —contestó la castaña de manera automática, sin prestar mucha atención a la conversación.

Además, le daba mucha vergüenza admitir que estaba muy desvelada ese día debido a los estudios.

—El hecho de haber ido con ustedes fue muy divertido para mí —comentó Itsuka, mirando con cariño a todas sus amigas.

—Nunca pude conseguir un autógrafo —comentó Yui con el ánimo decaído, sin haber terminado el cupcake que había ordenado debido a la falta de apetito.

—No te preocupes, amiga. Puedes conseguirlo ahora que estás aquí —respondió cálidamente Ibara, quien no podía evitar animar a sus amigas cuando los ánimos decaían.

Mientras observaba a sus amigas reír y recordar anécdotas del pasado, una tristeza invadió el corazón de Uraraka al recordar una vez más al recordar cuando le contaron sobre el rechazo generalizado que sus amigas de la clase B, Itsuka, Yui, Setsuna y Setsuna, habían experimentado por parte del resto de su propio grupo por el evento repentino que tuvieron. También le resultaba doloroso darse cuenta de que, a pesar de los lazos que las unían, existía una barrera invisible que la separaba del resto. Además, no podía evitar pensar en el hecho de que todas las presentes estaban casadas con el chico que le gustaba, ahora convertido en un hombre. Sin embargo, prefería no profundizar en ese pensamiento hasta que estuviera más tranquila respecto a toda la situación.

El regreso de los invocados (Izuku x harem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora