Capítulo 31

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—Em, amor, ¿por qué lloras? ¿Qué ocurre?

Emma cerró la puerta del apartamento de Alex, dejó su cartera en el sofá y se acercó a su novio buscando refugio entre sus brazos.

—Los médicos han dicho que es probable que Ali pierda a su bebé, que el útero no está en condiciones y no sé qué. —Las lágrimas caían incesantes por su rostro mientras Alex intentaba calmarla. —¡Con lo ilusionada que estaba con ser mamá! Me ha roto el corazón verla tan triste, Alex. Y León también está mal...quizá puedan ir a verlo con Guido como para que se despeje un rato.

—Pero...no entiendo por qué el médico dijo eso ¿El bebé está bien?

—Sí, por ahora sí. Per...

—Hay que pensar en positivo, tenemos que mandarle energía a los dos y al pequeño para que salga todo bien. —Dijo interrumpiéndola.

—¿Crees que funcione?

—Mira...—Dijo acariciando su rostro enrojecido por el llanto. —lo único que creo es que no hay que perder la esperanza. Vamos. —Dijo tomando la cartera de Emma.

—¿A dónde?

—Iremos al departamento de León, llama a las chicas y diles que vayan también. Les haremos compañía y les levantaremos el ánimo.

Al hablar con Ali y León, ninguno de los amigos pudo evitar sentirse afectado por los dichos del médico. Es cierto que nadie esperaba tener hijos tan temprano, pero bastaba con mirar al rostro entusiasmado de los padres para darse cuenta de que ese bebé había llegado en el momento indicado. Esos rostros entusiasmados que hoy no podían disimular su miedo y angustia.

Hablaron un poco e incluso dejaron que la pareja se descargara antes de mirar una película. Como ninguno demostró interés en seleccionar una, Guido puso la que le pareció apropiada y pertinente a la edad de los presentes: High School Musical.

—¿En serio? —Preguntó Alex dejando de masticar papas fritas.

—Mi amiga Ali ama esta película, así que la veremos. —Dijo sentándose al lado de Ali en el sofá. —En realidad no sé si te gusta tanto, pero a mí sí. Guárdame el secreto. —Le dijo al oído haciéndola reír.

Quizá la película no era acorde a sus edades, pero fue útil para relajarlos y hacerlos reír. Disfrutando a pleno aquel recuerdo de su adolescencia, Emma, Alina, Sofía, Laura y Claudia no habían perdido oportunidad de imitar a los protagonistas repitiendo los diálogos que aún recordaban y cantando cada canción. Alex, Guido y León tampoco se quedaron afuera y se divirtieron bastante uniéndose al canto de sus novias y amigas.

Antes de irse, entre todos ayudaron a León a limpiar el departamento y dejaron algo de comida semi-preparada para esa noche. El médico había recomendado reposo absoluto así que ninguno le permitió a Ali levantarse del sofá más que para ir al baño.

La semana siguiente los resultados tampoco fueron alentadores: no había perdido el embarazo, pero el médico insistía en que la situación era delicada.

Alex, Emma, Guido y Sofía visitaban casi a diario a sus amigos para recordarles que ellos estaban ahí para acompañarlos y apoyarlos. León trabajaba casi todo el día y Alina, tan inquieta y productiva, comenzaba a enloquecer por tener que pasar de la cama al sofá, del sofá a la silla, de la silla a la cama y así sucesivamente. Así que Alex, que había empezado a trabajar desde casa y solo iba a la oficina dos veces por semana, la pasaba a buscar y salían a pasear en coche, al rato pasaban a buscar a Emma por la editorial y algunos días volvían a casa de León y otros se reunían en el apartamento de Alex a tomar algo o a cenar. La situación continuó así hasta casi una semana después de completado el primer mes de gestación cuando por fin los resultados de los análisis fueron alentadores.

Ali, sin embargo, seguía atada a la cama. El médico había dado tranquilidad al informar que todo parecía ir viento en popa pero aun así insistió en que Alina mantuviera reposo absoluto al menos hasta pasado el primer trimestre.

De ese modo, con miles de altibajos, llegaron a la ecografía del quinto mes.

—¡Déjame verla, la has tenido como cinco minutos ya! ¡Guido!

—¡Mira que grande está! —Dijo el pelirrojo con una gran sonrisa.

—Guido está tan emocionado que creo que en cualquier momento nos da la noticia de que él también va a ser padre.

Guido y Sofía se miraron con los ojos desmesuradamente abiertos.

—Creo que por ahora estamos bien, así, ¿verdad? —Dijo Sofi abrazando a su novio.

—Estoy de acuerdo.

Lo que quedó de nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora