Capítulo 5

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-Deja la cámara ya -Se quejaba mientras reía. El flash rebotó en sus ojos. -Alex me has dejado ciega -Dijo tirándose de espaldas en la cama y cubriendo su rostro.

-¡Mira que eres exagerada, eh! -Respondió inclinándose sobre el rostro de su novia. -Si dejaras de intentar entrometerte en mis tomas eso no pasaría.

Apartó las manos de Emma con suavidad y la miró un instante haciendo que ella sonriera, besó la punta de su nariz y la incorporó para quedar ambos sentados en la cama otra vez.

-No sé para qué quieres tantas fotos mías, ¡y encima en este estado! -Protestó señalando la remera gigante que llevaba, su rostro al natural y su pelo desarreglado.

-Estas hermosa, y sales genial en las fotos, mira. -Le mostró las tomas que le había sacado momentos antes cuando ella miraba televisión y jugaba distraída con su pelo.

Emma levantó la vista y besó la mejilla de Alex. -Solo veo a una chica idiotizada con la pantalla, pero me alegra que tú veas otra cosa, "artista". -Dijo burlándolo y sonriendo.

Alex respondió con una mueca también burlona. -Tú ríete de mí, niñita, que cuando mis fotos estén en una galería y miles de personas las vean no te reirás tanto.

Emma le sacó la lengua, se acercó y besó sus labios con ternura. -Estoy segura de que serás el mejor fotógrafo.

Cuando la abrazó vio por la ventana que el sol se estaba asomando lentamente en el cielo y sin soltarla estiró un brazo hacia atrás y tomó una foto.

Su novia se soltó del abrazo y lo miró sonriendo. -Eres adicto, ¿verdad?

Alex simplemente le mostró la foto en la que la silueta de ambos abrazados se distingue entre el color anaranjado del cielo.

Clic. Otro amanecer para la colección.

Alex llegó a su apartamento pasadas las cuatro y media de la madrugada, se duchó y comió algo de lo que había sobrado de la noche anterior. Estaba a punto de acostarse cuando se percató de que estaba amaneciendo. Contempló el cielo desde su cama unos instantes y finalmente decidió tomar la cámara.

Había dejado aquella manía de fotografiar amaneceres después de cortar con Emma. En un tiempo había considerado exponer todas las fotos de amaneceres y atardeceres que había sacado. Nunca lo hizo. Su profesor le ofreció ayudarlo a armar todo para presentarlas en una galería pero cuando casi se decidía a hacerlo veía las fotos y veía que todas llevaban impregnado un recuerdo de él con Emma. Tantas cosas compartidas, cosas suyas y de nadie más. Exponer las fotos le hacía sentir que de algún modo traicionaba la confianza de aquel amor que le había permitido ser quien era sin ningún tapujo.

De repente sentía ganas de volver a experimentar con su cámara, quizá incluso podría comprar una nueva. Con esa idea se quedó dormido.

El teléfono la despertó pasadas las once de la mañana. Se levantó y tomó su cabeza recordando la pésima amiga que tenía.

-¿Hola?

-Hola, soy Alex.

-Ah, hola, ¿Qué... que pasó? ¾Dijo entre dormida y extrañada.

-Nada, quería saber si habían llegado bien de la fiesta.

-Sí, estamos en mi casa con Alina.

-Emma...-Titubeó un instante antes de preguntar. -¿te molesta si paso a verte esta tarde?

Lo que quedó de nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora