Capítulo 24

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-Alex.

-Al fin despiertas, ¿cómo te sientes?

-Mal, me duele todo.

-Te has intoxicado, el médico dijo que algo que comiste estaba en mal estado.

-¿Estamos en el hospital?

-Sí, desde ayer a la noche. Nos diste un buen susto, pequeña. Ali dijo que habías vuelto y ambos te llamábamos y no respondías, vine aquí y el portero dijo que te había visto pero tocamos timbre y nada, subí y te encontré volando de fiebre.

-Lo siento.

-No tienes nada por lo que disculparte, boba. Descansa, en un rato vendrán a revisarte de nuevo.

-¿Está bien?

-Sí, los médicos dicen que se sentirá decaída un tiempo pero que a más tardar hoy a la noche le dan el alta.

-Iré a verla.

-Guido, hermano ¿cómo estás?

-Bien, ¿y tú? -Respondió abrazándolo.

-Y, aquí con esta niña que casi me mata del susto.

Guido sonrió a medias. Se sentía culpable por no decirle nada a su amigo pero al mismo tiempo le parecía que no era momento y, en realidad, no quería hacer nada sin antes hablar con Emma. Los recuerdos de esa última noche que estuvieron juntos eran algo confusos pero lo que podía recordar de la conversación que tuvo con ella no era nada agradable.

-No puedo dejarte sola un minuto, ¿lo ves? A partir de ahora te ataré a mi muñeca.

Emma sonrió antes de abrazar a Ali. -¿qué haces aquí?

-¿Acaso esperabas que me quedara de vacaciones cuando mi amiga está internada? ¿Por qué te fuiste? Y no me digas que por el trabajo porque ya sé que del trabajo no te llamaron.

Emma bajó la mirada antes de volver a mirarla. Ali tomó su mano con fuerza. -Ey, soy yo. Puedes decirme que pasa.

-Me equivoqué. Traicioné a mi amor, Ali, y no sé cómo arreglar esto. El día de la fiesta me encontré con Lulo en la disco. -La cara de sorpresa de Ali reveló que ya imaginaba lo que había ocurrido. -Nos besamos. Pero eso no es lo peor, lo peor es que en ese momento me puse a pensar que hubiera pasado si Alex no hubiera regresado y en que quizá yo habría seguido con Lulo porque en verdad me gustaba.

Ali secó las lágrimas que rodaban lentamente por el rostro de Emma. -Cometiste un error, sí, pero si hablas con Alex...

-¿Y qué le digo? Amor besé al chico con el que salía cuando tú apareciste después de tanto tiempo.

-Y no lo dudaste y a pesar de que había pasado tanto tiempo, elegiste a Alex. -Dijo Guido sorprendiendo a ambas. -Fue a comprar algo para comer, enseguida vuelve.

-¿Tú sabías?

-Él me vio...

-¿Por eso traías esa cara, no? -Dijo mirando a Guido.

-Emma, no recuerdo exactamente que te dije el otro día pero...

-La verdad, Guido, me dijiste la verdad. Y lo siento, no puedo creer lo que hice y me siento muy mal.

-Tienes que hablar con Alex, yo no quiero meterme en medio, Emma, pero tampoco quiero mentirle a mi amigo.

-Lo haré, solo dame algo de tiempo.

-¿Para qué? -Preguntó Alex entrando a la habitación con un paquete de sándwiches.

-Para recuperarse. -Respondió Ali.

-¿Y León?

-Fue a dejar los bolsos en su casa, creo que vendrá en un rato. ¿Cómo estuvo el trabajo, Alex?

-Bien, ya están listos los planos, el terreno también así que es cuestión de días para que empiecen a construir.

-¡Eso es genial! ¿Y qué van a construir?

-Mmm...-Alex dudó un instante antes de responder. -Es una casa para una familia de cinco.

-Ah, mira, ¿Y la familia ayudó con el diseño?

-Eh, sí, algo así.

Ali y Guido lo miraron extrañado, parecía nervioso, muy diferente al Alex "normal".

-Qué bueno que ya te dieron el alta, amor. ¿Quieres quedarte en mi apartamento así puedo cuidarte y mimarte? -Dijo besando su mejilla para luego besar sus labios.

-Prefiero estar en casa, así descanso y ya.

El rostro de Alex cambió de uno tierno a uno ofendido. -Pero puedes descansar en casa también, ¿no? Anda, que te he extrañado tanto estos días.

-Alex, quiero bañarme y estar en casa, mañana hablamos y si ya me siento bien voy, ¿te parece?

-Como quieras.

El camino al apartamento de Emma se les hizo eterno. Él la había extrañado y quería estar con ella, hacerle compañía y ella aparentemente no quería estar con él. Ella se sentía tan culpable que no sabía cómo disimular el hecho de no poder mirarlo a los ojos sin querer llorar y notaba el peso de la mirada de él mientras miraba por la ventana.

-Dejo esto aquí. -Dijo apoyando un bolso con algo de ropa en la entrada del apartamento. -Si necesitas algo llámame.

Él se disponía a volver al ascensor cuando Emma lo llamó.

-¿Te quedas un rato?

-Quería ir a dormir, anoche con todo esto del hospital no dormí y...-al ver la cara de Emma aún pálida y agotada no pudo seguir negándose: -Puedo quedarme un rato si quieres.

Alex preparó un café para él y un té sin azúcar para Emma y ambos se recostaron en el sofá de la sala.

-Esto es asqueroso.

-Seguro que sí, mi café en cambio está buenísimo.

-Que amable eres.

Los dos rieron y conversaron acerca de lo que cada uno había hecho esos días y por más que Emma quiso retrasar el momento, la pregunta obvia no tardó en aparecer:

-¿Por qué viajaste antes de tiempo?

Ella dejó su taza sobre la mesita, tragó saliva y volvió su vista hacia él. -Pasó algo y no quise quedarme ahí.

-¿Discutiste con alguien?

-No.

-¿No soportaste el desorden?

-No.

-¿Te hacían lavar los pla...

-¡No, Alex! ¡No! -Respondió exasperada ante la seguidilla de preguntas.

Alex que hasta entonces hablaba en tono juguetón se enderezó y dejó también su taza en la mesita. -Dime entonces.

-La noche anterior a la que me encontraste aquí fuimos a una fiesta en una disco, me crucé con Luciano, el chico con el que salía cuando nos encontramos en la fiesta de Marco.

-Em...

-Estábamos hablando, él me besó y yo no lo alejé. No sé por qué pasó eso pero estoy arrepentida.

-¿Te gusta?

Lo que quedó de nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora