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Jeongin se encontraba en un estado de shock, el rostro, el cabello, esa mirada.

Todo le pertenecia al amor de su vida.

El cabello un poco largo, su sonrisa igual de brillante como la última vez que lo observó, sus labios rosa y curvado y las lágrimas que poco a poco salían hacia sus pómulos de manera traicionera.

—Seungmin...—susurro en un hilo de voz que se quebraba cada segundo.

Porque el no se veía bien, estaba delgado, con ojeras debajo de sus pómulos, su cabello había perdido brillos, labios rotos y piel descuidada.

¿Qué podía pensar de el? ¿Lo seguiría amando?

—Te extrañe... Te extrañe tanto, jeongin. —Sin pensarlo, sin pedir permiso alguno, abrazo el cuerpo de su Omega, cómo si su vida dependiera de aquel abrazo, eran tan fuerte que provocó que la poca valentía que Yang cargaba se perdiera.
El llanto aumento y su cuerpo tembló.

Su Omega se había vuelto vulnerable, no había amenaza, solo era un abrazo que lo hizo sentir completo.

Lo hizo sentir bien.

—Alfa...—murmuro contra el cuello de Bang, apretando la blanca camisa que llevaba puesta.

Seungmin, con pequeñas lágrimas sobre su rostro, acaricio con cuidado el cabello ajeno, aquel cabello que, aunque no tenía el mismo brillo de hace años, podía sentir el exquisito aroma a miel que siempre cubría su cabello castaño, su nariz resopló el aire lleno de satisfacción al reconocer ese mismo aromas
Acaricio con cuidado este mismo, llevando su mirada al pequeño cachorro que mantenía su mente ocupada con sus manos, cómo si fuera la cosa más interesante del mundo.

Sus largas manos fueron a las pequeñas, regordetas y suaves mejillas del bebé.

Cuando el pequeño Niki lo miró, los ojos de seungmin se cristalizaron aún más y las lágrimas eran imposibles de esconder.
Aquellos lindos ojitos de color café eran los suyos, sus ojitos, su suave cabello, hasta el lunar en su mejilla.

El bebé era su misma imágen.
Y no sabía cuántas ganas tenía de conocerlo, de besar su suave rostro y abrazarlo.

Su pequeño hijo al fin estaba consigo.

Cuando sus miradas conectaron, el pequeño bebé lanzo sus brazos en dirección a seungmin, que no dudo en cargarlo, y besar su mejilla de su cachorro, quien no se disgusto en ello. Solo se dejaba besar por su padre, por el dueño del aroma exótico que comenzaba a gustarle.

Jeongin, aprovecho sus manos libres para limpiar sus lágrimas, su rostro algo húmedo y tranquilizar su voz.

—Eres igual a mi, por eso mi papá Bin te besa tanto esas mejillas. —susurro con una sonrisa brillante en dirección a su pequeño que imitaba sus mismos besos de manera torpe.

—¿Cuando despertaste, Seungmin? —susurro, llamando la atención de su alfa que dejó de mirar a su cachorro para dedicarle toda la atención posible. —Desperte hace un poco más de un mes, mis padres me dijeron que no habías dado señales de vida por ese idiota... Me han puesto al tanto de todo, jeongin, vuelve, quédate conmigo. —Y aquellas palabras quebraron su corazón.

No sabía cuánto tiempo había esperado que esas palabras salieran de su boca.

Que ahora fueran, Seungmin, jeongin y Niki.

La familia que siempre deseo.

Su llanto volvió y su sonrisa brillaba en su rostro, aunque estuviera descuidado, la hermosa sonrisa había aparecido y le había vuelto el espíritu de Juventud del Omega.

—Ven, pasa.—

Jeongin, con su sonrisa en su rostro, entro al hogar dónde sus suegros convivían de la manera más común.

Chris, escuchaba a su pareja quejarse mientras le daba el biberón a su cachorro, incapaz de oponerse, solo limitaba a reírse de las quejas tan tontas.

—Te hablo en serio chris, ¡Presta atención! —y solo podía soltaba carcajadas susurrando entre risas un "lo siento"

El ambiente no era uno pesado e incómodo como sentía en lo que el tenía que llamar hogar, era tan agradable que el peso que siempre tenía en sus hombros había desaparecido en cuestión de minutos.

—Jeongin. —Chris se acercó a ellos, sonriendo al ver a su nieto en los brazos de su padre alfa, tan cómodo al punto de casi quedarse dormido en el. Su corazón brinco de felicidad al ver tal imagen, imagen que reflejo su pasado con su lindo esposo.

—Señor Bang. —el Omega se acercó y abrazo al australiano que correspondió feliz, soltando el aire que había retenido en sus pulmones, al notar el aroma de su yerno más dulce, con esa esencia que se había perdido.

—Me siento tan dichoso de verte aquí, casi 7 meses sin saber de tí. —comento al separarse, notando cómo los ojitos de jeongin se escondían en una pequeña línea.

[…]

Una hora después, aprovechando que el pequeño cachorro fue secuestrado por sus abuelos para ir al parque, se quedaron ambos solos, en la solitaria habitación de Bang, repartiendo besos suaves sobre el cuerpo de jeongin.

Besando cada imperfeccion, cada marca de maltrato y cada centímetro de la hermosa piel de su lindo Omega, que comenzaba a impregnar el característico aroma a libro nuevo.

—Te amo. —susurro seungmin, dejando un beso en el vientre de Yang, reposando su rostro en el. —¿Te quedarás conmigo? ¿Para siempre?

—Si, Minnie, ahora solo seremos nosotros dos contra el mundo. —susurro, acariciando con suavidad el cabello de su alfa.

Ahora solo seran ellos, nadie va a poder impedirlo, ni el matrimonio fracasado, ni su madre.

Ahora solo eran jeongin y seungmin hoy, mañana y siempre.

¿Final? ¿Quien dijo final?

No quería alargar más el Au, pero su final fue muy flojo y no termino con el impacto que dió.
Así que, lo continuare.


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Un chico Dandy [SeungIn- Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora