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— Dime qué hago para quitarte todo éste dolor, hermano. Sólo dímelo. — dijo mientras sorbía la nariz y besaba la cálida mano de un dormido Emilio.

Lo habían trasladado hace apenas unos pocos minutos a la habitación después de haberle hecho los procesos de desintoxicación.

Llegaron al hospital con una sobredosis y para su suerte, no hubo pasado mucho tiempo después de que haya ingerido las pastillas, por lo que su sistema digestivo no terminó de hacer su trabajo ni las pastillas su efecto completo.

Cuándo le dieron el diagnóstico de que todo estaba en orden, se dispuso a dar el aviso a sus segundos padres, los cuáles enloquecieron ante la noticia y no tardaron nada en colgar y emprender viaje hacía el hospital.

Un mensaje de Juan le llegó avisando que ya estaban en la sala de espera y que le diera el número de habitación por lo que lo contestó y amablemente los mayores esperaron a que ella saliera.

Su hermanito menor estaba totalmente destrozado y eso es lo que más le dolía, porque no podía hacer absolutamente nada para evitar el dolor que lo atormentaba.

Ya lo había intentado y no logró ayudarlo.

La ruptura de Emilio y Joaquín no sólo los afectó a ellos, sino que a todo su entorno también.

Y eso le jodía muchísimo.

— Vas a salir de ésto, ¿Lo entiendes? No dejes que ésta mierda te consuma, pequeño Emi, no quiero perderte. Eres fuerte, y sí tienes a alguien que te ama, tienes a muchas personas que te amamos, Mailo. — dijo por última vez para luego besarle la frente y salir de la habitación para dejar que sus progenitores la viesen.—

Sabía que Elyzabeth estaría allí, porque le había dicho que iría, lo que no sabía era que su hermosa esposa vendría acompañada.

Los dos menores se acercaron corriendo hacía ella y tuvo que poner las manos frente a ellos para que no dieran un paso más.

— ¿Dónde está Emilio? — Joaquín fué el primero en hablar, se le notaba demasiado nervioso y entristecido.

— Calmense, vamos a sentarnos y les contaré. — dijo señalando los asientos.

Negó rápidamente y observó la puerta de la habitación, número 14, bien, lo recordaría por si no se le permitía entrar en ese momento.

— ¿Puedo verlo?

Sánchez negó. — Está dormido ahora, Joaquín. Necesita descansar.

Quiso decir algo más, pero optó por seguir a su mejor amiga y a su esposa. Una vez que estuvieron sentados en las bancas, Leidy suspiró con cansancio.

— Emilio tuvo una sobredosis. — soltó después de buscar las palabras para tranquilizarlos a los dos después. — Pero está bien, la desintoxicación fué exitosa y los efectos de las drogas no fueron completados.

Bondoni comenzó a respirar más agitado mientras apretaba sus dedos con fuerza.

— ¿Porqué? ¿Porqué hizo ésto? No lo entiendo... No entiendo. — se levantó y comenzó a darse pequeños golpes en sus sienes.

— Ojitos, mírame, está bien. — Mata se acercó a él y trató de calmarlo, ella sabía más que nadie cómo eran esas feas crisis. — Emilio vá a estar bien, sólo está durmiendo.

— ¡No quiero que duerma! ¡Ya lo hizo una vez y dolió mucho! — gritó alejándose de la ojinegra. — ¡No quiero que vuelva a dormir! Tal vez... Tal vez si lo veo y lo abrazo de nuevo el despierte... Él dijo que mí abrazo lo había hecho despertar, puedo intentarlo.

¿Can I Hold You Again? // Adaptación Emiliaco - 2° Temp. de ¿Puedo Abrazarte?  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora