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Aunque no quiso aceptar, gracias a Leidy, obtuvo una licencia por 5 meses en el trabajo, ya que era el tiempo en el que su tratamiento duraría. Estaba por finalizar la semana y los días anteriores fueron usados para organizar todo, además de haber buscado un nuevo psicólogo, el cuál lo ayudará a diagnosticarle el mejor tratamiento posible.

Lo único que aún le generaba algo de ansiedad era el hecho de no haber visto al castaño desde el lunes en que tuvieron aquella discusión y dijo esas cosas que lamentablemente no pudo preveer.

El castaño lo había llamado el día miércoles por la noche, diciéndole que no podría verlo hasta el domingo por la noche ya que quería hablar personalmente con él sobre cómo estaría su relación desde el altercado hasta el día de la fecha y hoy ya era el día. Hoy tenía que verlo y sinceramente sentía muchísimos nervios por todo lo que podría suceder.

Estuvo pensando mucho durante los días que pasaron y aunque al principio se sintió sofocado, confundido en negación por el tema del tratamiento, sabía que era lo que necesitaba; si él no estaba bien, no podría estar cerca de Joaquín si una parte suya aún no perdía aquel resentimiento hacía el castaño.

Él debería recuperarse y superar lo que pasó antes de querer continuar.

Terminó de tomar un café, de los últimos que podría tomar, cuándo su celular sonó y vió el nombre del castaño en la pantalla; se tomó un buen respiro antes de tomarlo y contestar.

— Joaquín.

Emilio, Hola. — la voz de Bondoni salió algo rasposa. — ¿Recuerdas que hoy debíamos vernos, verdad?

Asintió aún cuándo sabía que no podría verlo.

— Claro, ¿Eso sigue en pié?

Por supuesto. Yo quería preguntarte si podíamos vernos, si no te molesta, en nuestra casa.

— Eh... Si, claro, no hay problema con eso. ¿Quieres que salga para allá ahora?

Sí, por favor. Yo estoy por salir para allí ahora.

Bien, entonces te veo en unos momentos, Joaco.

Correcto. Entonces ahora te veo.

Correcto.

La llamada finalizó y sintió algo difícil de describir en su pecho. Había algo que no estaba bien, un mal presentimiento. De igual manera, prefirió no hacerse la cabeza con cosas innecesarias y se apresuró a salir de la casa para subir a su auto y conducir a aquella dirección.














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En cuánto visualizó la casa frente a él, pudo observar al castaño parado a un lado de su auto, esperando por él; después de estacionar frente a la casa, dió un largo suspiro para luego bajarse y caminar los pocos pasos que lo distanciaban del menor.

¿Can I Hold You Again? // Adaptación Emiliaco - 2° Temp. de ¿Puedo Abrazarte?  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora